Algunos ubican el origen de la decisión en la columna que publicó Mauricio Macri a su vuelta de sus vacaciones europeas, otros en la revuelta policial bonaerense que llevó la protesta hasta el portón de la quinta de Olivos. Pero en los últimos días se hizo clara la intención del Gobierno de salir a mostrar una postura más dura ante la oposición macrista y los medios afines al mismo tiempo que buscará exhibir una gestión más activa y en recuperación para la pospandemia, de manera de revertir la imagen que incansablemente se intenta instalar desde esos sectores. “En estos meses subimos las retenciones al agro, hicimos que bajaran las tasas de interés de los bancos, congelamos las tarifas de los servicios y declaramos servicio público internet, tv paga y telefonía. Todo eso no es gratuito y ahora tratan de hacernos pagar. Así es la política, eso no va a hacer cambiar nuestros objetivos”, explicaba un importante funcionario del Gobierno.
En los últimos días hubo varios registros de esta nueva posición, de réplica y sin más concesiones. El mismo miércoles que el Presidente encabezó un acto en Entre Ríos en el que hizo una referencia directa a Macri y a los dirigentes que lo rodean de buscar desestabilizar la democracia y acusar a algunos medios de publicar mentiras, el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, protagonizó un picante cruce en uno de los programas de la señal TN. Allí, Cafiero dejó una clave de lo que se viene discutiendo internamente entre quienes trabajan en el discurso oficial cuando mencionó que hay una disputa en torno al sentido que ahora el Gobierno busca salir a dar.
En los primeros meses en la Casa Rosada imaginaron que bastaba hacer bien las cosas y mostrar que lo que decían oposición y medios era falso, que con eso alcanzaba para obtener el respaldo de las mayorías. Lo sucedido hasta el inicio de la pandemia pareció darles la razón, cuando Fernández trepó niveles récord de imagen positiva. Pero la cuarentena se extendió más allá de imaginado y generó efectos diversos. “Si la pandemia hubiera durado tres meses, salíamos como el mejor gobierno de los últimos tiempos”, se lamentaba -mitad en broma, mitad en serio- esta semana un funcionario.
Sostienen que primero surgió el malhumor de un sector de la sociedad, con origen en los motivos más diversos que van desde quienes realmente vieron sus ingresos afectados por la cuarentena hasta los que no creen en el virus, los antivacuna, los antibarbijo y demás tribus. La oposición más ultra buscó montarse en ese malhumor y los medios opositores -cada vez más desembozadamente- fueron direccionando el rechazo hacia diversos objetivos. Las características particulares del encierro -que intensificó el uso de las redes sociales y el consumo de los medios de comunicación-terminó por potenciar el caldo de cultivo.
La respuesta
La protesta de la Policía Bonaerense que llegó hasta Olivos y la columna de Macri en La Nación que apuntó a romper todo diálogo entre Gobierno y oposición convencieron al Presidente y a su entorno de que era necesario salir a dar pelea y retomar la iniciativa de la agenda política. De hecho, ya aquella respuesta que tuvo el reclamo policial, más allá de que el Presidente la anunció en su tono habitual calmo, mostró una nueva actitud: la decisión de transferir a la provincia de Buenos Aires buena parte de los recursos que hasta entonces se enviaban a la Ciudad tomó a la oposición por sorpresa.
Aunque a partir de entonces hubo algunos corocircuitos con el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, la mira de la Casa Rosada está puesta en el sector ultra que encabezan Macri y Patricia Bullrich, con declaraciones ya abiertamente desestabilizadoras como cuando hablan de “sustitución” del Gobierno o del “fraude” con el que supuestamente ganó Fernández al que hizo referencia el senador Esteban Bullrich. “Culpar de la crisis a la pandemia es algo abstracto, está claro que el Gobierno tiene que personalizar las críticas en alguien y Macri es el indicado. Dejó el país hace unos meses incendiado, se fue de vacaciones al exterior mientras la gente padecía y en las encuestas es el dirigente de peor imagen”, detallaba un funcionario que trabaja en el mensaje oficial. Eso explica que en las últimas apariciones desde Fernández para abajo se acentuaran las referencias al ex presidente.
En lo que se refiere a la disputa del sentido, saldrán a discutir cada medida que se toma y luego buscan cambiarle su razón. Un ejemplo, que la reforma judicial tiene como objetivo conseguir impunidad. “¿Me pueden decir de qué están hablando cuando dicen que es un sistema de impunidad? La explicación es que en verdad los que se quejan son los que siempre han manipulado los jueces y lo que sienten es que están perdiendo el poder de seguir manipulando”, sostuvo Fernández en la entrevista que dio el jueves en la que, además, criticó directamente al presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz, por su convocatoria a un acuerdo extraordinario para tratar el per saltum de los desplazados jueces Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Germán Castelli. Se había enterado de un contacto reservado entre Rosenkrantz y Macri.
En paralelo a esta disputa apuntarán a dar de una vez vuelta la página a la situación pandémica para mostrar una gestión en marcha y saliendo de la crisis. La comunicación oficial, reconocían, no siempre funciona correctamente. Por ejemplo, admitían que se había transmitido mal las nuevas medidas para la compra de dólares. Tampoco la tienen fácil: el día que el Gobierno consiguió el mayor éxito de estos meses con el canje de la deuda, los diarios de mayor tirada titularon con una explosión en El Líbano. En un zoom que mantuvo esta semana con todos los ministros, Cafiero cerró con un pedido de salir a mostrar gestión como respuesta a los indicadores duros que dejará el segundo trimestre del año que, adelantan, en buena medida están siendo revertidos. Fernández también seguirá una agenda más visible: irá dos días por semana a la Casa Rosada, viajará a alguna provincia y hará algún anuncio en el Conurbano referido a una actividad productiva.
Por otro lado, los gobernadores, la CGT y las organizaciones sociales vienen buscando la manera de hacer una demostración de apoyo masivo al Gobierno, donde quede expresado un respaldo popular al rumbo elegido. La intención es hacer un acto para el 17 de octubre, pero todavía se discute el formato para no contradecir las medidas de aislamiento. Estos sectores también impulsan que Fernández asuma la presidencia del PJ, algo que tal vez poco tiempo atrás no hubiera sido bien visto porque se pensaba más en la institucionalidad del Frente de Todos, pero las perspectivas cambiaron. “Todo lo que sirva para ganar volumen político es bueno”, evaluaba esta semana un asesor.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/294967-una-pelea-frontal-contra-las-fake-news-y-el-desanimo