“Pettovello no tenés corazón” reza la fotocopia que ayer por la mañana pegan en un poste de luz, y en otro, y otro más, en los alrededores del Ministerio de Capital Humano que conduce Sandra Pettovello. El edificio está cerca de la avenida 9 de Julio y Juncal, donde movimientos sociales y organizaciones barriales se convocaron reclamando alimentos para los más de 40 mil comedores populares de todo el país, que no reciben suministros desde diciembre, y por un aumento en los planes de asistencia social. “Para que nos reciba la ministra vinimos”, “para que nos vean”, decían los que fueron parte de la movilización que unificó el reclamo de las organizaciones sociales peronistas y de izquierda y que se expreseó con 500 cortes de rutas y accesos en todo el país. “Este es el reclamo de los barrios para que llegue la comida a los comedores”, dice Esteban “Gringo” Castro de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP).
Mucho antes de las 10 de la mañana, la hora del comienzo de la protesta, ya había gente cerca de donde Pettovello “tiene una de sus oficinas”, como dice Norma Morales, secretaria adjunta de la UTEP. Esta manifestación fue el inicio de formal del plan de lucha acordado por las organizaciones, las que además reclaman “diálogo” ya que no tienen interlocución ministerial.
Como todo lo que hace el gobierno de Javier Milei, la única respuesta de Capital Humano fue a través de redes sociales. Confirmaron la decisión de “quitar a los intermediarios”. En rigor, sacar a las organizaciones de la trama de la asistencia comunitaria e insistieron en que “llegará directamente” y las personas “deberán dar cuenta de la comida que compran”. Y prometen un aumento en la Tarjeta Alimentar que pasaría de 66 mil pesos en diciembre a 132 mil en febrero. Según el ministerio esto es para terminar con la “extorsión y el negocio multimillonario para el cartel de empresas proveedoras de alimentos del Estado”.
Más allá de lo que diga el Ministerio, entre los manifestantes hay una frase que se repite una y otra vez: “En los comedores no hay ni un grano de arroz para comer”. Es más, afirman que “quieren quitar a los intermediarios pero sin las organizaciones, es imposible llegar a los barrios” evaluaban. “Por eso vinimos y tenemos derecho a manifestarnos”, afirmaban.
El protocolo Bullrich
“El hambre no espera”, fue la consigna que movilizó a las organizaciones. Para “hacernos escuchar y hacernos ver” explicaban integrantes del Polo Obrero, de la villa Rodrigo Bueno a Página/12, mientras caminaban hacia el punto de la concentración.
Hasta las 10 de la mañana, la presencia policial fue importante, pero lejana. En el boulevard de la 9 de Julio desde donde crecían los comentarios por los cortes en todo el país se desafiaba al protocolo antiprotesta de Patricia Bullrich. Y en una toma de posición explícita por parte de quienes “no tienen para comer, ni para dar de comer”.
Cuando la cantidad de manifestantes desbordó de las veredas a las calles, irrumpieron los uniformados. “Tengo a la Federal rodeándonos” informaba inquieto por celular, el organizador de una columna mientras decenas de hombres trajeados de gris llegaban a la esquina y se movían rápido entre la gente. Detrás de ellos unos quinientos efectivos de la Policía Federal llegaron en filas, desde Juncal, y acordonados, comenzaron a presionar a los manifestantes hacia las veredas. Era imposible. La cantidad de gente era tal que volvían a ganar la calle. Hubo empujones, gritos. La primera estocada de violencia policial fue con gases pero los manifestantes no tenían intención de irse. No hubo corridas.
Las columnas se reordenaban una detrás de otra y fueron tomando la calle Pellegrini. En orden, sin prisa y sin pausa. Las agrupaciones le demostraban al gobierno de Javier Milei el poder de la organización tras un reclamo unificado: el plato de comida; en la primera medida de fuerza destinada a reclamar por el ajuste que tanto disfruta este presidente.
El reclamo unificado
Junto con la UTEP y el Polo Obrero estuvieron también la Corriente Clasista y Combativa (CCC); Libres del Sur; el Frente Nacional Territorial (FeNat CTA-A); el Frente Barrial CTA-T; del Movimiento Teresa Rodríguez (MTR); del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), entre muchas otras. Todas
Ante la falta de respuesta del Gobierno nacional, la articulación de las agrupaciones gestó este histórico corte imponiéndose al protocolo de forma pacífica. Cortaron el tránsito. Tomaron la calle. Salvo en la esquina de Juncal donde la policía custodiaba el asfalto: “Pueden pasar los autos. Estamos defendiendo el derecho a la manifestación. Es una movilización para que Pettovello nos explique por qué le cortó la comida a 45 mil comedores populares”, sostuvo el líder del Polo Obrero, Eduardo Belliboni, y agregó: “Defendemos el derecho a comer de los trabajadores”.
“Ni ratas hay en los depósitos” ironiza otro manifestante, del comedor Los Grillitos, de Monte Grande. “Pedimos que nos reciban, porque el desabastecimiento es total, ni leche ni comida tenemos, lo poco que hay lo compramos algunos del bolsillo” agrega Mary justo que se escuche el himno nacional.
Frente a “la esquina de Pettovello”, y en el boulevard donde hay algo de sombra, Ángel sostiene una bandera. “Soy misionero, de Comandante Andresito” dice. Apenas se lo escucha. Flaco, desgarbado, alto. “Está sin techo, no tiene trabajo, ni comida ni nada” explica una mujer a su lado. Y acierta: “La gente indigente creció muchísimo desde que está Milei”. Solo el estruendo de algunos petardos y la constante presencia de las bandas de vientos de La Dignidad o los tambores del Frente Darío Santillán cortan la monotonía de la ciudad, que en los alrededores, sigue su trajinar de viernes.
Mientras en los accesos a la ciudad se replican los cortes: en el ingreso desde La Plata; desde la zona de Tigre; también por los ingresos desde Luján o Moreno. En provincia de Buenos Aires, algunos se dieron en el Cruce de Varela, el Triángulo de Bernal, la fábrica de Alpargatas, Ruta 3 a la altura de Camino de Cintura, y la rotonda de Lemos en Los Polvorines. En la rotonda de Lavallol en Esteban Echeverría; en 197 y Panamericana, y en la intersección de la Ruta 4 y la Ruta 8.
Omar Giuliani, del FeNat (CTA-A) describe: “Hay 10 millones de personas sin un plato de comida, por eso nos juntamos, las organizaciones de izquierda, los peronistas y los espacios gremiales, en este plan de lucha que recién comienza. Analizaremos luego como seguimos, pero hasta ahora no hubo ningún llamado al dialogo, el gobierno no nombra funcionarios y los que nombra, son como este ministro que nos endeudó por 100 años ¡es tremendo!”. Cerca de él está Francisco, junto con Esteban “Gringo” Castro. Cargan la imagen de “la virgencita de Luján”. “Este es el reclamo de los barrios para que llegue la comida a los comedores” sintetiza Castro. Francisco se explaya: “El individualismo no funciona, tenemos que unirnos para tener más posibilidades de lograr lo que reclamamos. Y por eso acompañamos con la virgencita, cada lucha de nuestro pueblo por sus derechos. Para que esta Argentina vuelva a florecer”.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/715239-una-multitud-500-cortes-y-un-solo-reclamo-el-hambre-ya-no-es