Una mirada femenina sobre el Via Crucis

Una mirada femenina sobre el Via Crucis

PáginaI12 en Italia
Desde Roma

Por primera vez una mujer, la monja italiana Eugenia Bonetti, fue invitada por el Vaticano a escribir las reflexiones que se leyeron ayer en cada estación del Via Crucis que el papa Francisco llevó a cabo, como es tradición el Viernes Santo, en el Coliseo de Roma. Y el tema de las reflexiones fueron las mujeres principalmente, pero también los pobres y los niños.

La hermana Bonetti se refirió particularmente a la trata de mujeres, de jóvenes generalmente venidas de países africanos, engañadas por traficantes que les prometen un trabajo, les sacan los pasaportes apenas llegan y las obligan a prostituirse. Y sobre este tema la monja italiana, miembro de la congregación de Las Misionarias  de la Consolata, tiene una larga experiencia, dado que trabajó en Kenia muchos años y desde hace 20 años se ocupa con otras monjas de distintas congregaciones, de la trata de mujeres que el papa Francisco ha definido como “la esclavitud del siglo XXI”.

Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones, el 80 por ciento de las chicas nigerianas que llegan a Italia por vía marítima, son explotadas sexualmente, en Italia y en otros países de la Unión Europea. Y muy probablemente lo fueron antes en los países por donde pasaron como Libia, donde se encuentran parte de los traficantes. Entre 2014 y 2016 llegaron a Italia unas 11.000 mujeres provenientes de Nigeria, el país más poblado de África (190 millones) y con graves problemas económicos y políticos, y el terrorismo islamista de Boko Haram. 

“Al tomar contacto con estas mujeres empecé a entender que todo esto no tenía que ver con la prostitución sino con una nueva esclavitud”, contó Bonetti en una rueda de prensa en el Vaticano. En ese momento vivía en Turín (norte de Italia) y con un grupo de monjas empezó a recorrer las calles y tomar contacto con estas jóvenes ofreciéndoles asistencia sanitaria, trabajo, enseñanza del idioma, entre otras cosas.

Suor Eugenia Bonetti comenzó sus reflexiones, difundidas por la oficina de prensa vaticana antes del Via Crucis, recordando que el Coliseo fue el lugar donde, en la Antigua Roma, murieron muchos mártires por ser cristianos. “Hoy queremos recorrer este camino doloroso junto a los pobres, los excluidos por la sociedad,  los nuevos crucificados por la historia de hoy, las víctimas de nuestra cerrazón, de los poderes, de las legislaciones, de la ceguera y el egoísmo pero sobre todo de nuestro corazón endurecido por la indiferencia”, escribió. Pidió además a los que ocupan cargos de responsabilidad, en tácita alusión al ministro del Interior italiano Matteo Salvini, y otros que no quieren saber nada de inmigrantes, que “escuchen el grito de los pobres que llega de todas partes del mundo”.

Suor Bonetti, presidenta de la asociación “Slaves no more” (no más esclavos), recordó algunos casos, que ella conoció personalmente, de mujeres víctimas de la trata de seres humanos, entre ellas varias jovencísimas muchachas africanas, obligadas a la prostitución,  y de niños que  eran explotados en los campos, en la pesca, en las minas y fueron vendidos por los traficantes de carne humana para trasplante de órganos. “Tenemos que tener el coraje , como dice el papa Francisco, de denunciar la trata de seres humanos como crímenes de la humanidad”, subrayó.

Y casi como una lección de solidaridad y comprensión del mundo para los gobiernos europeos –y no solamente– que quieren pensar sólo en ellos (America first, Prima gli Italiani), suor Eugenia dijo en otra estación del Via Crucis que “el pobre, el extranjero, el distinto no debe ser visto como un enemigo para rechazar o combatir sino más bien como un hermano o una hermana para recibir y ayudar. Ellos no son un problema sino más bien un precioso recurso para nuestras ciudades blindadas”.  Y agregó,  haciendo tácita alusión al cierre de los puertos impuesto por el ministro Salvini, “mientras en el mundo se alzan muros y barreras, queremos recordar y agradecer a aquellos que en estos últimos meses han arriesgado su propia vida, particularmente en el mar Mediterráneo, para salvar la de tantas familias en busca de seguridad y oportunidades”.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/188593-una-mirada-femenina-sobre-el-via-crucis

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