El caso del comisario de la Policía Federal baleado el nueve de septiembre en la provincia de Santa Fe tiene algunas certezas y bastantes dudas sobre las primeras versiones del incidente. Ya se ubicó el lugar del ataque, el puente de acceso a Villa Constitución a 49 kilómetros de Rosario, y se sabe por las huellas en la banquina que hubo al menos otro vehículo implicado. Se sospecha que era una camioneta doble cabina que aparece en videos de seguridad. Y se estableció que hubo balazos desde el exterior del Ford Focus que manejaba el comisario Mariano Valdéz y también desde el interior. De hecho, el policía disparó el cargador entero de su arma.
Pero las dudas son también potentes y giran alrededor de la suboficial Roxana González, de 27 años, que viajaba con Valdéz en el auto. González declaró que no había usado su teléfono, pero se registró un consumo de datos durante la parada que hicieron en la estación de servicio de Ramallo, que podría deberse a una llamada por Whatsapp. La suboficial fue quien le pidió al comisario que se detuvieran a la entrada de Villa Constitución, donde los atacaron, “para cambiar la yerba del mate”. Y pese a que la balacera fue feroz, la mujer no tiene siquiera un rasguño.
El ataque, que la ministra de Seguridad Patricia Bullrich definió como “de carácter mafioso” tiene elementos muy raros. Por ejemplo, Valdez no respetó el protocolo de estos casos y no pidió refuerzos. Pese que tenía dos balazos, llegó a una estación de servicio y fueron los empleados de turno los que llamaron al 911. Tampoco resulta claro el patrón del tiroteo, con balazos desde adelante y uno desde atrás, que entró por la luneta trasera y no cierra con el relato de la pareja de que tres desconocidos los atacaron desde adelante. El mismo Valdez tiene dos balazos que le entraron por la derecha del cuerpo siendo que los atacantes disparaban desde la izquierda.
La relación entre los atacados es otra fuente de sospechas. Según versiones de la policía local, la atractiva suboficial pasa mucho tiempo en la oficina de su jefe, que declaró que estaban juntos porque él la estaba llevando a su lugar de trabajo en la capital de Santa Fe. Uno de los pesquisas de la investigación contó a Rosario 12 que “fue un problema entre ellos, un atentado o un robo, pero nos queda claro que no lo quisieron matar”.
Según el comisario, los atacantes usaban gorras, aunque la suboficial habló de pasamontañas, y le gritaron que se baje y “les de todo”. Si esto suena a un asalto común y corriente, la jefa de las fuerzas federales no se convenció. “Todavía no hemos podido hacer un análisis un poco más fino, pero pensamos que no pueda ser un ataque un ataque normal y común sino un ataque de un carácter más mafioso”, señaló de inmediato Bullrich. “Nosotros en Santa Fe hemos luchando contra todas las bandas criminales y esto puede ser parte de esta realidad. Esto, por algunos datos que estamos analizando, por ejemplo que en el hecho actuaron personas encapuchadas, no parece ser un robo común. No queremos adelantar una hipótesis, pero pensamos que este ataque tiene que ver con su tarea contra las organizaciones criminales”.
“Nosotros en Santa Fe tuvimos durante todo este tiempo el que Valdés a estado a cargo de la Policía Federal cambios internos como persecuciones a bandas”, había explicado Bullrich, sobre las posibles motivaciones del atentado. “Las tareas que fue a hacer son de ordenamiento interno y continuar el trabajo de detección y persecución de las organizaciones criminales”, añadió. “No queremos adelantar una hipótesis, pero pensamos que este ataque tiene que ver con su tarea”, insistió la funcionaria a cargo del área de seguridad a nivel nacional, y enfatizó: “No nos parece un hecho común sino que nos parece un hecho con características de bandas de narcotraficantes o criminales”.
Pero una fuente de la justicia confirmó a este cronista que “está absolutamente descartado que Valdés haya representado por si solo la lucha contra las mafias o el narcotráfico. Solo se hizo cargo de una situación por pedido de su jefe Néstor Roncaglia, ya que es de su máxima confianza, y por un tiempo que será hasta fin de año. Valdés se hizo responsable de la delegación Santa Fe para bajar la espuma y hacer la plancha hasta que el año que viene, de acuerdo al resultado de las elecciones, se resuelva su situación. A esta altura del partido era solo para calmar las aguas en Santa Fe por los relevos de cinco policías mas dos jefe policiales con asiento en Rosario”. La misma fuente razonó que la reacción la purga decidida por el jefe Roncaglia tiene su lógica, porque pasó a disponibilidad al jefe de once delegaciones con asiento en Rosario.
Bullrich recordó que Valdés llegó a la delegación de la Federal de la capital provincial después de que la cúpula fuera separada de su cargo bajo sospecha de tener vínculos con el narcotráfico. “Hubo muchas cosas que no nos cerraron sobre las tareas que se venían desarrollando en la repartición, fue el propio jefe de la Policía Federal Roncaglia echó a muchas personas que hacía muchos años que estaban”.
Roncaglia había reconocido varias hipótesis sobre los hechos, como que podría ser una tentativa de robo, pero en esos casos hay una amenaza previa sin efectuar disparos. “Lo que me dicen los interventores es que acá bajan y directamente disparan”, aclaró el jefe policial. “Eso es llamativo porque si es una tentativa de robo no van a disparar directamente”, reiteró. En ese sentido dijo que “puede ser un atentado de las mafias” ya que las fuerzas federales han trabajado en Santa Fe con múltiples procedimientos para desbaratar bandas del crimen organizado.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/218320-un-tiroteo-lleno-de-preguntas