El Decano de Sociales de la Universidad de Estocolmo disfrutaba de su confinamiento porteño. Lo sorprendió con novia criolla, en un bello PH alquilado. Lindo patio, terraza poblada de macetas, parrilla y quincho. Acababa de autoconcederse año sabático. Juraba que escribiría un libro en ese lapso. La alusión de Alberto Fernández a Suecia trastornó sus planes y su mente. Un chauvinismo raigal le pasó por encima al progresismo socialdemócrata. La comparación con Noruega echó nafta al fuego. “¿Qué sabe ese negro peronista sobre nuestras sociedades?” tipeó en la compu. “Es más comunista que Axel” macarteó mientras lamentaba no haber asistido a la movilización anti comunista, anti barbijos, anti casi todo. “Ellos y Larreta son la nueva Troika totalitaria”, se desbordó.
Su discípulo, el politólogo sueco que comete una tesis eterna e inacabada sobre la Argentina, lo consuela en charla zoom. A gatas consigue contener la carcajada. La pelirroja progre, que ahora es albertista, participa del palique, desde otra pantalla. Son pareja, convive pero lo disimulan ante el Decano para justificar el sueldo adicional de la pelirroja. El politólogo necesita que se mantenga el flujo de coronas que se truecan a precio de fábula en el mini mercado blue. La cólera del decano tiene que sofrenarse.
Le manda, al desgaire, un menú completo de un restaurante seis tenedores. Helado de postre. Una docena de botellas de Malbec. Y un libro original, un incunable de Ezequiel Martínez Estrada. Mientras tanto, le promete un capítulo sobre el gatopardismo de los justicialistas, que redactará en pocas horas.
La tormenta cesa, el otoño se mantiene templado y con sol en Buenos Aires.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/264958-un-academico-contra-la-troika
