Con los testimonios de la diputada Fernanda Raverta y de las sobrevivientes Gloria Canteloro y Ana Testa retomará su curso mañana el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos contra los militantes montoneros que participaron de la Contraofensiva contra la última dictadura cívico-militar.
Raverta es la hija de María Inés Raverta, “Juliana”, como se la conocía en la estructura de la organización peronista. Tenía 4 años cuando a su mamá, de 24, la secuestraron en Lima, Perú, donde mantenía un exilio en conexión con la cúpula de Montoneros y estaba próxima a regresar a Argentina en el marco del último gran operativo que intentó ponerle fin al plan económico, social y político de exterminio y transformación de la última dictadura cívico militar.
María Inés comenzó a militar en la JP de La Plata y luego se sumó a Montoneros. Junto a Mario Montoto, quien fue secretario de Mario Firmenich, tuvo a Fernanda. Desde el exilio, primero en París y luego en Lima, “Juliana” se mantuvo en contacto permanente con la organización. En Perú compartió casa con Noemí Gianetti de Molfino, cuyos hijos e hijas militaron en diferentes agrupaciones durante los 70 y sufrieron el terrorismo de Estado en carne propia; Gustavo, uno de ellos; el número 2 de Montoneros Roberto Perdía y su mujer. Allí, la mamá de Fernanda fue secuestrada en el marco de un operativo del plan Cóndor que también se llevó a Noemí y desbarató esa línea de operaciones de la Contraofensiva que Montoneros mantenía en el país latinoamericano.
De ese lugar pudieron sobrevivir Perdía y su compañera y Gustavo Molfino, que la semana pasada testimonió de manera extensa ante el Tribunal Oral Federal número 4 de San Martín que, desde principios de mes, lleva a cabo el debate oral en el que ocho –eran nueve, pero uno falleció la semana pasada– jerarcas de los batallones 601 y 201 de Inteligencia y del Comando de Instituto Militares, todos con base de operaciones en Campo de Mayo, deben responder por las violaciones a los derechos humanos de militantes que participaron de la Contraofensiva. Perdía declaró durante la primera audiencia de testimonios.
Mañana también declararán Gloria Canteloro, quien se sumó al operativo en noviembre del ‘78, mientras vivía exiliada en España. Antes de volar hacia el país europeo, Gloria había estado detenida en Devoto durante tres años por su militancia en la Unión de Estudiantes Secundarios.
“Me sentía parte de Montoneros y formar parte de la Contraofensiva me devolvía una identidad”, contó en una entrevista al sitio de noticias Cosecha Roja en la que relató que se sumó a la convocatoria durante una reunión de exiliados con la conducción de Montoneros en Madrid.
Ingresó a Buenos Aires desde El Líbano, donde recibió entrenamiento militar. Se instaló junto a su compañero en Remedios de Escalada, al sur del Conurbano bonaerense y participó de uno de los ataques contra funcionarios de José Alfredo Martínez de Hoz.
Ana Testa fue secuestrada en la calle, cuando llevaba a su hija de tres años a la peluquería. Su compañero, Juan Carlos Silva, estaba en Madrid ultimando detalles de la Contraofensiva. Corría 1979. Silva cae en los 80, cuando vuelve al país. Ana sobrevivió a las torturas y las vejaciones de la Esma y mañana ofrecerá su testimonio en el marco del juicio que se desarrolla en San Martín.
Si tras las palabras de estas mujeres aún resta otra jornada para continuar con el debate, el TOF 4 oirá el testimonio de Joaquín Frías, hijo de Federico Frías, militante montonero que participó de operaciones de la Contraofensiva en la zona Oeste antes de viajar a México y fue secuestrado junto a otros militantes cuando intentó regresar en 1980.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/190683-nueva-audiencia-del-juicio-contra-ocho-represores-de-campo-d