Graciela Medici y Roberto Aued permanecen desaparecides desde la última dictadura cívico militar. Graciela Izurieta y Alberto Garralda, Beatriz Carbonell y Horacio Pérez Weiss, también; igual que Viviana Real Meiners y Bruno Castagna, Daniel Inama y Noemí Macedo, Graciela Capoccetti y Guillermo López Torres. Pero no solo eso les unifica en destino: ellas fueron secuestradas embarazadas, son madres y padres de bebés que nacieron en cautiverio, fueron apropiades y jamás entregades a sus familias. Se trata de un puñadito de les 300 nietes que aún no conocen su verdadera identidad y que protagonizaron los últimos posteos de las Abuelas de Plaza de Mayo en sus redes sociales, una de las tantas vías a través de las que el organismo mantiene viva la búsqueda. “Nos faltan 300 y trabajamos constantemente buscando siempre nuevos caminos para llegar a ellos. Nunca hemos parado, nunca nos quedamos haciendo nada, están ahí y vamos a encontrarlos”, aseguró la presidenta del organismo de derechos humanos, Estela de Carlotto. ¿Cuáles son esas otras vías para llegar a elles?
Las Abuelas que persisten en la lucha tienen más de 80 años. Rosa Roisinblit, la más longeva, alcanza los 102. Así que la pandemia las guardó en sus casas, algo a lo que se desacostumbraron décadas atrás. No obstante, no soltaron ese trabajo que las ocupa de manera permanente desde hace 44 años. “La pandemia nos afectó el poder encontrarnos, pero Abuelas trabajó sin parar de manera virtual”, aseguró la titular del organismo, que destacó el compromiso de “los equipos de colaboradores y nietos” que acompañan la tarea que comenzaron ellas, así como “la apuesta creativa en la comunicación para traducir en mensajes claros y llamativos nuestra búsqueda constante y permanente, aprovechando cada situación que atraviesa la sociedad nacional e internacional para que nuestra consigna llegue a todos lados”.
“Están entre nosotros, los vamos a encontrar”
Primero en soledad. Luego, en compañía de las instituciones que fueron creciendo producto de su lucha constante, como el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), la Unidad Especializada para casos de apropiación de niños y niñas durante el terrorismo de Estado (Uficante). De una u otra manera, a lo largo de sus casi 44 años de historia –en octubre cumplirán 45– las Abuelas de Plaza de Mayo devolvieron a la verdad a 130 nietes apropiados durante el terrorismo de Estado. Ese número “tristemente”, reconoció la presidenta del colectivo, no se actualiza desde 2019. ¿A qué se debe?
“Es una cuestión de esperar”, dijo Manuel Gonçalves, nieto restituido, integrante de Abuelas y secretario Ejecutivo de la Conadi, quien coincidió con Carlotto en cuanto a la “ansiedad” y lo “emocionalmente estresante” que significa el hecho de que la cantidad de nietes encontrados no crezca. Frente a ello, eligió ver aquellos datos que sí son “alentadores”, como la cantidad de presentaciones que reciben en Abuelas de personas que se acercan para saber si son o no les bebés que buscan desde hace décadas o las causas judiciales sobre apropiaciones y presuntas apropiaciones, que “se quintuplicó” durante la última década.
Tras un 2020 que fue durísimo para el trabajo de búsqueda, en 2021 recuperó el aliento y el promedio de presentaciones espontáneas en Abuelas, con unas 800 mil anuales, superando las consultas recibidas en 2019. Las campañas de difusión sirven, llegan, tienen impacto. Dijo Carlotto: “Sabemos que nuestro mensaje va a atravesar las generaciones porque la historia de nuestra búsqueda va a continuar mientras en la sociedad exista el deseo de saber dónde están esos bebitos que nos robaron. Los estamos buscando dentro y fuera del país porque sabemos que están entre nosotros. Y creemos que nos pueden estar escuchando o leyendo, así que les decimos que no se queden con la duda, los invitamos a que se acerquen porque les espera la libertad de saber quiénes son”.
Sin embargo, la difusión, la persuasión y el traspaso generacional no son las únicas vías para llegar a les nietes que faltan.
La importancia de una Unidad Fiscal especializada
Gonçalves destacó el crecimiento que la cantidad de causas judiciales sobre apropiaciones experimentó en los últimos años y lo atribuyó a “la coordinación con más actores en este trabajo”. Especialmente, apuntó a la importancia que tuvo la labor de la procuraduría especializada en estos hechos, creada en octubre de 2012 y con el fiscal federal Pablo Parenti al frente.
Hasta su creación, Abuelas ingresaba al sistema de justicia denuncias sobre posibles casos de apropiación con los datos mínimos, a modo de puntapié. “Quedaban estancadas en la justicia. Muchas de ellas durante décadas”, mencionó el secretario ejecutivo de Conadi. Desde hace algún tiempo, “Abuelas y Conadi completan la investigación del caso hasta donde puedan avanzar y con eso llegan a la unidad fiscal, que repasa, determina si hay una medida que falta, la trata de completar y luego la llevan a la justicia, lo cual agilizó mucho todo”, completó.
“Tratamos de ser ágiles y profundos en el trabajo para que cada expediente quede listo o casi listo para dar el paso a la toma de muestra. Nuestro trabajo es luchar contra el paso del tiempo en un momento en el que se hace cada vez más difícil hallar a los nietos que faltan”, consideró, por su parte, Parenti. La unidad que dirige se toma unos 4 meses para completar cada expediente y entregarlo “a punto para tomar medidas” a los juzgados correspondientes. Además, hace sus propias investigaciones y relevamientos, sobre todo en el repaso de fondos documentales masivos, como registros de nacimientos. Han relevado hasta ahora más de 100 mil partidas.
Exhumaciones para ajustar la búsqueda
El Banco Nacional de Datos Genéticos es el núcleo de la búsqueda de les nietes apropiades. Porque las muestras genéticas que aportan las personas que se acercan a Abuelas por propia voluntad, o las que son requeridas por la Justicia, son luego confrontadas por esa institución con los perfiles genéticos de les 300 nietes buscados que resguarda.
Desde 2016, el banco se dedicó a evaluar su capacidad para identificar a cada niete, vinculada de lleno con la cantidad de datos que tiene el banco de cada grupo familiar registrado: cuántos parientes aportaron muestras. “Un grupo familiar que tenga los cuatro abuelos es un grupo muy completo que nos asegura que cuando su nieto venga a golpear la puerta lo vamos a identificar”, asegura Mariana Herrera, directora del área. La alarma la encienden aquellos grupos que no cuentan con esa información, que cuentan con menos muestras o con muestras de rangos sanguíneos menos directos.
Como primer paso, el BNGD diagnosticó el status de cada grupo. El siguiente fue conformar una mesa de trabajo junto con Abuelas, Conadi y la Uficante. De cada grupo a completar se revisó la posibilidad de contactar a cada familia, una tarea en la que Abuelas y Conadi tomaron la posta. “Somos los que tenemos el vínculo entablado”, apuntó Gonçalves. Así, establecieron de qué integrantes está conformada cada familia, quiénes podían sumar muestras, quiénes habían fallecido. Y sobre este último grupo se avanzó sobre una posibilidad que resultó “fundamental”, resaltó Herrera. Porque a través de exhumaciones de esas personas sería posible fortalecer la calidad genética de cada grupo familiar.
Nació así la Unidad de Antropología Forense del BNDG, que determinó que eran necesarias 200 exhumaciones a lo largo y ancho del país para mejorar la capacidad de identificación del banco. La intervención de la unidad fiscal a cargo de Parenti fue determinante: “Comenzó a asistirnos, armó un plan de trabajo, se encargó de articular con los juzgados y motorizó la organización alrededor de cada exhumación con las áreas necesarias en cada caso”, sea justicia, gobiernos provinciales o municipales, cementerios, puntualizó la titular del banco, quien resaltó que “la calidad del trabajo pegó un salto de calidad”. Entre 2015 y 2019, el BNDG realizó 32 exhumaciones de muestras correspondientes a 28 grupos familiares. En 2021, con la intervención de la Uficante, lograron 71 exhumaciones, para 38 grupos familiares.
Esos restos óseos están ahora en proceso de extracción de material genético para luego poder sumarlos a los grupos familiares que correspondan. Desde la Unidad fiscal envían muestras, también, al banco del Equipo Argentino de Antropología Forense para completar también allí los perfiles de búsqueda de detenides desaparecides.
Una investigación permanente
En paralelo y a 46 años de la última dictadura cívico militar eclesiástica, la investigación sobre cuántos son les nietes apropiados no termina. “La dictadura hizo lo que hizo de la peor manera, en la clandestinidad, ocultando su accionar. Y nosotros seguimos tratando de saber cuán grande fue el daño. Sabemos que fue mucho, pero no sabemos hasta donde llegó”, contextualizó Gonçalves el trabajo que lleva adelante la comisión investigadora de la Conadi, dedicada a rastrear datos sobre los casos registrados, pero también atenta a dar con nuevos.
Las fuentes de información son variadas, con una preponderancia de la que se genera en los juicios de lesa humanidad: testimonios desconocidos, documentación nueva. El trabajo de esta área fue “muy importante” para ampliar la base de búsqueda y está en permanente contacto con el BNDG y la Uficante,a demás de Abuelas, desde ya. La restitución de José García Bustamante, quien conoció su verdadera identidad en 2017, nació a partir del trabajo de esta área. La primera referencia que se tenía era que en la ESMA hubo una chica secuestrada y embarazada a la que le decían “Lobita”. “Durante muchos años trabajamos para dar con la identidad de esa chica y después de mucho trabajo y asociación llegamos a la conclusión de que la Lobita debía ser la compañera del Lobo (Enrique Bustamante), que había sido secuestrado junto a su compañera. Efectivamente dimos con esa joven, incorporamos a la rama materna y a la rama paterna en el banco nacional y luego se pudo dar la restitución”, reseñó Gonçalves.
“Sin este trabajo habría muchas familias que no estarían buscando al bebé de sus familiares desaparecidos”, completó el nieto restituído. El área también posibilita determinar si hay datos que determinen casos en los que se confirma que la mamá fue asesinada embarazada o que alguno de los embarazos investigados no llegó a término. En la historia de la búsqueda de Abuelas fueron unos 12 de las 130 resoluciones, que dieron con este final, “doloroso, pero reparador de algún modo pues la familia conoce la verdad”.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/398655-nuestro-mensaje-va-a-atravesar-las-generaciones