Mejor quedarse en la casa

Mejor quedarse en la casa

La palabra de Cristina Kirchner siempre es, para un segmento de la ciudadanía amplio, una intervención rectora y para el conjunto materia de notable interés. Esta nota intenta analizar solo algunas de las múltiples definiciones de su última intervención: El festival de importaciones, la formación de precios, la economía bi monetaria, la ausencia de ejecutividad, la complicidad del poder judicial, etc.

Fue una intervención crucial de Cristina Kirchner dado el momento de crisis que vive la coalición oficialista, de la que ella se sabe portadora del 80% de caudal electoral y donde conviven proyectos de país ya bien diferentes, unidos básica y exclusivamente por el rechazo al modelo neoliberal en el formato que llevara adelante la coalición Juntos por el Cambio cuando gobernó y que promete reiterar más profunda y velozmente de ganar las elecciones del año 2013.

En esta perspectiva Cristina Kirchner insistió en que a nivel dirigencial La Unidad del FDT no estuvo ni estará en discusión

Sin embargo, la palabra de Cristina Kirchner se da en un momento clave donde en el terreno de la representación electoral, el FDT ya se rompió en las elecciones de medio término, perdiendo más de cuatro millones de electores que en el año 2019 lo acompañaron y mayoritariamente optaron por el ausentismo y voto a alternativas menores como muestra de insatisfacción del rumbo económico, en particular la situación de restricción de ingresos.

Esa insatisfacción parece permanecer y es su base se encuentra el modelo económico que despliega el actual oficialismo que muestra la paradoja de que, a mayor crecimiento, más inequidad distributiva.

Pareciera ser que el diseño de política económica actual y más allá de los “on / off”, no acierta a alterar en nada el patrón distributivo, donde impacta una tasa de inflación superior al 60% anual y va consolidando un modelo de bajo desempleo, salarios deprimidos y niveles de pobreza superiores al 40%, siempre amparado bajo el manto de “es el único camino posible” desconociendo entre muchas, aquella máxima de Max Weber: “Es completamente cierto, y así lo prueba la Historia, que en este mundo no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez” (Max Weber, en “La política como vocación”, 1919)

Lamentablemente entonces y Cristina Kirchner lo puntualiza cada vez que interviene, no es sorpresa alguna que en el último informe de Cifra/CTA y sobre la base de datos oficiales se sostenga que “Bajo esas circunstancias, se acentúa la tendencia regresiva en términos de la distribución del ingreso que se inició en 2018”.

En palabras de Cristina Kirchner la capacidad de los trabajadores para comprar era más porque en el 2015 los trabajadores tenían el 51% del PBI y el Capital remuneraba al 49%. Ahora se invirtió. Ahora el Capital remunera al 58, los trabajadores al 42, algunos dicen que hemos perforado en algunas partes el piso del 40, con lo cual tenemos capacidad instalada ociosa para seguir produciendo y, al mismo tiempo, no tenemos grandes salarios para gastar”.

Esto explica según CIFRA que la reactivación económica del año 2021 haya sido empujada por la inversión y, en menor medida, las exportaciones, mientras que el peso del consumo privado se desplomó a un nivel más bajo que el de la gran crisis de 2002 (61,8%).

Esa tendencia parece continuar este año. El índice de salarios que publica el INDEC mostró que las remuneraciones de los trabajadores perdieron contra la inflación en el primer trimestre del año 2022, ya que subieron 14,9% frente a precios que aumentaron 16,1% en el mismo período.

Esta situación de pérdida de poder adquisitivo generalizada se materializó en una caída del consumo doméstico interanual que, en el caso de Pymes, la CAME estima en 3,4% interanual con especial intensidad en mayo.

La AFIP en la misma dirección de estrechez del consumo doméstico, muestra la caída en la recaudación del IVA, como se ve en el gráfico.

El INDEC dio a conocer la inflación mensual del mes de mayo, el 5,1%, mientras anualizada totaliza el 60,7%.

Desde el año 1991 no se superaba el 60% anual de inflación, un nivel estrafalario que sirvió como primer escalón que derivó en el “régimen de convertibilidad”, donde “un peso valía un dólar” y cuya salida memorable, tras 25 años ininterrumpidos de neoliberalismo, no se olvidará jamás.

Peor aún, esta inflación es particularmente regresiva, ya que impacta con dureza diferencial sobre alimentos y bebidas, rubros en que los hogares medios bajos y bajos – que en su mayoría votan al FDT-, gastan más de la mitad de su escaso presupuesto mensual.

Con la suba de 5,1% en mayo y el acumulado anual de 60,7% – la mayor desde el año 1991 -, las posibilidades de evolución en el IPC son, según UMET:

  • En un escenario pesimista, en el que la
    inflación se estabiliza en un 5% mensual, 2022 terminaría con una suba de
    precios del 83,5%.
  • En un escenario intermedio, en donde la
    inflación desacelera a la franja del 4% mensual, la inflación de 2022
    terminaría en 71,6%.
  • Para que la inflación de 2022 termine debajo
    del 70%, en los próximos siete meses la suba de precios mensual no debería
    superar el 3,8% cada mes.

Por donde se la mire es esta entonces una situación de extrema gravedad de la que solo puede reírse el señor Federico Braun, sabedor de su impunidad a prueba de jueces, funcionamiento del poder judicial sobre el que la palabra de Cristina Kirchner vuelve una y otra vez, advirtiendo la responsabilidad central de la deuda en este proceso. Dice Cristina al respecto

Porque a todo proceso de evasión, primero estuvo un proceso de endeudamiento porque si yo tengo dólares en el exterior acá los dólares no se fabrica. Quiere decir que para que yo pueda sacar dólares de la Argentina, tengo primero que ingresar los dólares porque si no es imposible. Este proceso ultra inflacionario que estamos viviendo hoy en Argentina es el producto del endeudamiento criminal de los 4 años del macrismo.

Retomando y para observar la delicada situación social y económica que supone una inflación como la actual proyectada sobre un patrón distributivo tan regresivo, advertido también por Cristina Fernández, la consultora Analogías insospechada de opositora, realizó recientemente una encuesta donde afirman:

“En materia de expectativas económicas, el ´optimismo´ sobre la evolución de la economía se mantuvo en niveles constantes (24%). La política económica nacional continúa registrando una importante desaprobación (70%). En línea, una mayoría de encuestados manifestó no percibir una recuperación de la actividad económica y los ingresos (80%).”

A pesar de que la recuperación económica del año 2021 y lo que va del año 2022, es indiscutible, e indujo una baja sustancial del desempleo a 7%; sin embargo, no se trasunta en mejores niveles de ingresos para las familias.

Pero no todos pierden y Cristina Kirchner también lo advierte claramente en su último discurso en el acto organizado por la CTA de los Trabajadores:

¿Qué es el EBITDA? Es el cálculo de ganancias de las empresas antes de que las empresas paguen los impuestos que tienen que pagar por lo que ganaron. Cuando voy a mirar, por ejemplo, el EBITDA, o sea las ganancias de una de las empresas más importantes del país, no voy a dar más datos porque si no se van a dar cuenta, averigüen si quieren. La variación entre el 19 y el 21 fue un crecimiento del 412,6%. Repito, repito: 412,6%. EBITDA, ganancia antes de pagar impuestos. Y voy a hacer otra empresa también de insumos difundidos porque ahí tenemos los dos grandes problemas: alimentos… después voy a hablar de los textiles como cuello de botella… alimentos e insumos difundidos. Bueno, en insumos difundidos una de las más importantes, si no la más, les doy un poquito más de pistas. Tibio, tibio. Una importante, muy importante, muy, muy importante entre el 19 y el 21, 224,3% de EBITDA. Ahhh, ya sé lo que estarán diciendo algunos empresarios que me están mirando. Claro, pero eso es antes de pagar impuestos. Ah, mirá qué bien. Porque ahora viene la tercera gran excusa que escuchamos en los medios de comunicación: “¡la presión tributaria, los impuestos que pagamos, qué desastre! Que no podemos… Bien, veamos… yo les decía que la Argentina es este país que Simón Kuznets establecía como una economía especial. Impuestos y la presión tributaria. Dinamarca debe ser el país de mayor presión tributaria con un 47%, le sigue Francia, creo que después Bélgica, pero, la Argentina está lejísimo de eso.

¿Pero qué otro lugar tiene Argentina importante en materia tributaria? En el ranking de países evasores, de países donde la evasión es muy importante, Argentina ocupa el tercer puesto. En materia de evasión. En nuestro país la recaudación representa el 28 del PBI cuando debería representar el 45 del PBI. Después vamos a hablar de eso, el 45 del PBI. Somos el tercer país. El primero es Guyana, escúchenlo, Guyana y Chad. El segundo podio está ocupado por Malta que no es una cerveza ni una marca ni nada, es un lugar donde parece ser que hay muy buenos negocios porque grandes destinos de exportación de la soja van ahí a Malta. Vaya a saber uno por qué. En fin, Malta y el tercero Argentina. Sí, tercer país evasor en el mundo, tercer país evasor en el mundo junto a Comoras, a Zambia, a Pakistán y no me acuerdo a qué otro país más. Pero, junto a este podio de tercer país evasor tenemos otro podio en los países con formación de activos en el exterior también somos terceros.

Entre otros temas señalo también la falacia de atribuir como causa de la inflación al déficit fiscal:

De la emisión no voy a hablar porque hablé en Chaco y mostré el gráfico donde no se había incrementado la emisión. Pero hoy voy a hablar del déficit fiscal porque me traje unos numeritos ahí, a ver… G20, ustedes saben, el G20 del cual Argentina forma parte, se integra por países desarrollados y emergentes. Nosotros somos parte de los emergentes. Miren: ahí está el resultado fiscal primario de las economías del G20. Miren en la posición de déficit que está la Argentina, decimotercera, 13, el número de la yeta. Ahí estamos. Fíjense todos los países anteriores. Todos los países anteriores tienen muchísimo más déficit que nosotros. Ese es el primario. Fíjense Estados Unidos, ese se lleva las palmas. Estados Unidos se lleva las palmas. El mayor déficit fiscal lo tiene Estados Unidos. Y no de ahora del XXI, vienen históricamente con déficit fiscal. Lo mismo países como Francia, como Japón, déficit fiscal. ¿Me ponen el mapita? Miren. Este es el mapita. No hace falta que lo explique, los rojos, los más intensos los menos intensos tienen que ver con los países del mundo que tienen resultado fiscal primario. ¿Qué es primario? Antes de pagar la deuda, antes de pagar los servicios financieros de la deuda tienen ese resultado. Vamos con el resultado fiscal definitivo después de pagar deuda por favor que son números también… columna. Ahí lo tenemos, otra vez decimotercero. Fíjense Estados Unidos otra vez récord en materia de déficit fiscal total. Todos los demás países que nos anteceden, estamos hablando de India, Estados Unidos, Reino Unido, Italia, Japón, Francia, Sudáfrica, China, Unión Europa, Canadá, Indonesia, etc.

Finalmente, en el que como era previsible resultó mediáticamente el tramo más replicado de su exposición, Cristina Kirchner señaló críticamente el actual sistema de administración de planes de transferencia de ingresos, llevado adelante por los movimientos sociales que parecen haber capturado la administración de la pobreza como modalidad de empoderamiento de su dirigencia y sirven de base de contención social a los gobiernos de turno, más allá de la perspectiva de país que tenga cada uno de ellos.

Dijo Cristina Kirchner al respecto:

¿Díganme quién trajo a los piqueteros…? Le dicen, una contra mí, los peronistas. Sí, son hijos de las políticas populistas, los piqueteros, los planeros. No, equivocación. Los piqueteros, por lo menos en la República Argentina son hijos de las políticas neoliberales de los años 90. No, no, no. No nacieron con ningún gobierno populista. Fueron el producto de los altos índices de desocupación y de la falta de trabajo y oportunidades en la República Argentina… Y yo quiero ser absolutamente sincera. Hoy tenemos 7% de desocupación. Estamos solamente a 1,1 de alcanzar el 5,9 que teníamos allá por el 2015 pero tenemos 1.300.000 planes. Hay algo que va a haber que revisar porque con esa desocupación del 7% deberíamos tener menos planes sociales. Y ojo que no estoy poniéndome en el lugar de los que andan contando cuánta plata les dan a los pobres… Pero digo que el Estado nacional debe recuperar el control, la auditoría y la aplicación de las políticas sociales que no pueden seguir tercerizadas. No pueden seguir tercerizadas. Creo y creo que, además, ojo, sé que hay cooperativas que laburan, que producen, que hacen cosas porque las vi también trabajar en la época en que Alicia era la ministra de Desarrollo Social. Pero es el Estado el que debe tener el monopolio… así como el Estado debe tener el monopolio de la fuerza ¿o se le ocurre a alguien que podemos tercerizar la policía o…? No, el Estado debe recuperar ese rol y transparentar frente a la opinión pública todo esto. Porque a mí no me gusta que me quieran convencer que eso es peronismo. Eso no es peronismo, el peronismo es laburo, trabajo. El peronismo no es depender de un dirigente barrial para que me dé el alta y la baja. No y sobre todo las mujeres que son las más explotadas. Son las que revuelven, las mujeres son las que más las basurean en prácticas misóginas y machistas. Son las que revuelven las ollas en los merenderos son las que cuidan a los pibes y son las que tienen que ir a laburar. Los tipos rara vez laburan, las que van siempre a laburar son las mujeres.
Entonces, que el Estado recupere en nombre de los que nos dieron vida, en nombre de Perón y de Evita. Si Evita los viera ¡Mamita, mamita, mamita, mamita! Imaginando y leyendo todo lo que hizo Evita ¡Mamita, mamita!

El tema es conceptualmente bien difícil, pero debe debatirse. Como señala el politólogo Diego Rivas:

La persistencia de programas de transferencia condicionada de ingresos (Argentina Trabaja, Ellas Hacen, Progresar, etc.) resultó ser una estrategia independiente del modelo de acumulación y la estrategia de desarrollo. Incluso, a partir de la restauración conservadora iniciada por Macri han resultado ser la principal vía del modelo económico neoliberal para dilatar sus consecuencias sociales en cuanto a las alteraciones del orden público. Resulta paradójico que representantes de las propias organizaciones destacan que los gobiernos populares “no provocan un retroceso para el sector social, sí para la organización popular (…) el derrame inducido es mejor que el modelo neoliberal, pero ese derrame saltea la organización” (https://revistacrisis.com.ar/notas/persico-entre-la-firmeza-y-la-mansedumbre) y que de allí se concluya que salieron más fortalecidos en 2019 en relación a como estaban en 2015. Detrás de ello resuena una discusión sobre la inclusión de los sectores humildes, sobre la conducción política de los procesos y vale decirlo también, sobre la administración de los recursos públicos.

Pensar que los gobiernos populares suponen una des acumulación de la organización popular es sólo posible de quien mira el mundo desde su propio interés organizativo

En medio de este panorama tan complejo que advierte Cristina Kirchner, reorientar el modelo de política económica y también la social parece ser el camino a transitar por el oficialismo, de cara a las elecciones del año venidero si es que quiere competir con chances de éxito. Y no es una advertencia caprichosa porque es posible afirmar, aun con todos los reparos que implica una afirmación general, que sostener la unidad, no romper la coalición progresista sin entregarla al neoliberalismo económico y social, parece ser la acción política adecuada según la evidencia que disponemos hasta hoy, como puede leerse ampliado acá: https://www.perfil.com/noticias/elobservador/hacia-donde-van-las-coaliciones-progresistas.phtml.

Las chances están accesibles ya que la base electoral que en 2019 acompañó al Frente de Todos y no lo hizo en 2021 no votó a la coalición neoliberal.

Por caso en La Matanza, el partido más extendido y emblemático de Buenos Aires, el oficialismo perdió en 2021 un total de 250 mil votos respecto al año 2019, de los cuales fueron a Juntos por el Cambio tan solo 19 votos.

Como se observa, el oficialismo puede ganar las elecciones en 2023, sin duda. Ahora bien y para cerrar con palabras de Cristina Kirchner: Ganar las elecciones para no cambiar nada, mejor quedarse en la casa.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/431535-mejor-quedarse-en-la-casa

Mejor quedarse en la casa

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