“Tendríamos que haber pagado cinco mil millones de dólares este año y 19 mil millones en el 2022 ¿qué hubieran hecho ustedes si estuvieran en el gobierno”, preguntó Leandro Santoro. “Fácil –respondió María Eugenia Vidal-– tendríamos la confianza de los organismos internacionales y hubiéramos conseguido más crédito”. Endeudarse más, según la candidata de Cambiemos. La respuesta resbaló por el éter hacia algún agujero negro.
Lo único que queda de esos debates son gestos, como el de Miriam Bregman de negarse a saludar a Javier Milei, o la sonrisa escenográfica de falsa ama de casa de Vidal cuando respondía barrabasadas o afirmaciones falsas sobre sus propuestas para un tema como educación que nunca fue prioridad en los gobiernos del macrismo.
Al revés del discurso de falsa sonrisa, el macrismo siempre bajó los presupuestos en educación y salud, no construyó ninguna escuela cuando fue gobernadora y hasta le explotó una por falta de mantenimiento. Y en CABA con Rodríguez Larreta siempre hay déficit de vacantes en las escuelas. “CABA tiene un héroe de la pandemia que se llama Fermán Quirós” afirmó Vidal, cuando Quirós no hubiera podido vacunar a nadie si no fuera por el enorme esfuerzo del gobierno nacional para conseguir las vacunas a pesar de los obstáculos y las críticas permanentes del macrismo.
Eso fue el debate estelar de esta semana durante el cual Leandro Santoro, el candidato del Frente de Todos, se mantuvo sobrio y con más consistencia que Vidal. Bregman sobresalió por su gesto con un Milei que está formateado para gritar solo, pero hace agua en un debate. Imposible que el debate haya aclarado algo a los porteños o que haya movido el amperímetro.
Un acto de exposición de ideas entre los candidatos –que tiene un fundamento democrático– está tan intermediado por la lógica mediática que se convierte en un festival guionado donde los contenidos pasan a un lugar muy secundario.
La respuesta irrisoria (y aterradora) de Vidal sobre la deuda se produjo en una semana cuando el alma le volvió al cuerpo al gobierno después de varios días de caminar al filo de la cornisa. La emboscada que sufrió la titular del FMI, Kristalina Georgieva, a mediados de septiembre, había paralizado toda la actividad del Fondo, incluida la negociación con Argentina.
Los medios hegemónicos que en su momento respaldaron al tomador de deuda serial, ahora se apresuraron a anunciar el fracaso de las negociaciones que encabeza el ministro Martín Guzmán. En un momento parecía decidida la suerte de Georgieva, quien era acusada de haber presionado a técnicos del Banco Mundial para favorecer a China en un informe.
Los sectores más ortodoxos del neoliberalismo, en el que se enrola la mayoría de los periodistas de economía de los medios hegemónicos locales, no simpatizan con las posiciones más flexibles de la economista búlgara y le armaron una cama, sobre la base de una fake news o noticia falsa. Un estudio de abogados investigó el informe y sugirió que había sido manipulado. En ese momento Japón y Estados Unidos parecían decididos a remover a Georgieva. Los gobiernos europeos y los representantes de los países menos desarrollados la respaldaron en bloque, junto con economistas de renombre mundial como Joseph Stiglitz, un referente importante de Guzmán y quien tiene cierta influencia también en los estamentos técnicos del equipo de Joe Biden.
Los medios hegemónicos en Argentina leyeron que al salir Georgieva, que había sintonizado en forma positiva con el ministro Guzmán, se caerían las negociaciones por la monstruosa e impagable deuda contraída por el gobierno de Cambiemos.
Recordaron que el principal asesor de Janet Yellen, la secretaria del Tesoro, David Lipton, fue el número dos del FMI durante los gobiernos de Barak Obama y Donald Trump y que se alineaba con la línea dura de la ortodoxia.
La lectura fue que Lipton operaba contra Georgieva con el respaldo de Yellen. La agencia Bloomberg se encargó de hacer circular una fake news sobre una supuesta reunión informal de los directores del FMI, en medio de la crisis con Georgieva, y que se había decidido no dar tratamiento preferencial a la deuda argentina. La falsa versión de Bloomberg fue tomada rápidamente por los medios macristas. Si la negociación se caía, Argentina tendría que haber pagado cerca de cinco mil millones de dólares este año, y cerca de 19 mil millones en 2022, y otro tanto en 2023, como señaló Santoro en el debate.
Pero en realidad, cuando el entonces ministro de Finanzas, Luis Caputo solicitó el préstamo para intervenir en el mercado del dólar, el que se opuso en forma cerrada fue Lipton. Y, según dicen en el Fondo, el crédito se concedió por la intervención directa de Donald Trump que salteó a su funcionario.
Pese a los festejos adelantados del macrismo por el inminente fracaso del gobierno de Alberto Fernández, el presidente estadounidense Joe Biden sostuvo que la investigación no tenía pruebas sobre el supuesto favoritismo prochino de Georgieva y le devolvió el respaldo que fue corroborado en bloque por los demás directores. Georgieva salió fortalecida, por lo menos en lo inmediato.
Esta semana el Fondo distribuyó sus estimaciones para el 2021 y subió el cálculo del crecimiento del PBI argentino en más de un punto, de 6,4 por ciento, a 7,5. La cifra acercó las cifras del FMI a las del gobierno, que proyectó un crecimiento del 8 por ciento, con lo cual, además recuperaría lo que se perdió en el primer año de la pandemia. El crecimiento de la economía argentina, según el FMI estará por encima del promedio de la región y en general por encima de la mayoría.
Desde septiembre hasta esta semana en que fue confirmada Georgieva al frente del FMI, el gobierno tenía frenado también el proyecto de presupuesto, en el que no se contemplan pagos de esta deuda. La oposición insistió en que el gobierno debía presentar el proyecto aunque después tuviera que modificarlo.
Los medios macristas, a su vez, anunciaban que el famoso acuerdo con el Fondo por la deuda no estaría hasta el año próximo y se frotaban las manos sabiendo que no hay de dónde sacar 19 mil millones de dólares para pagar la cuota que el gobierno de Cambiemos había acordado en forma irresponsable.
Cuando Georgieva fue respaldada por el directorio del Fondo, trascendió que el acuerdo estaría firmado en diciembre. Porque al mismo tiempo se realizó en Washington la reunión del G-20, la mayoría de cuyos países forman parte del directorio del FMI. El documento final de los ministros de finanzas y presidentes de bancos centrales de las principales economías del mundo respaldó propuestas del ministro Guzmán para que el FMI avance en la revisión de las políticas de sobrecargas que aplica el Fondo así como el acuerdo para cobrar un impuesto global a las corporaciones multinacionales.
De aplicarse, el impuesto de sobrecarga que le correspondería a Argentina sería de 900 millones de dólares más por año. El impuesto a las multinacionales apunta a terminar con la evasión fiscal de estas corporaciones.
Pero Vidal lo soluciona más fácil: Nos endeudamos más y que pague Magoya a costa de la educación, la salud y la seguridad de los pobres.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/375055-magoya
Magoya | Del debate de candidatos porteños a la negociación con el Fondo Monetario Internacional