Una integrante del grupo de espías Super Mario Bros tuvo la misión de pararse frente al estacionamiento del anexo de la Cámara de Diputados y registrar la salida de ciertos y determinados legisladores. La mujer no sabía a quiénes correspondían los vehículos: los jefes del grupo le daban los números de patente, la marca del auto y el color, y ella debía avisar por whatsapp cuándo salían del estacionamiento. La hipótesis que manejan los investigadores es que en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) querían saber cuándo salía el legislador por una de tres razones: estaban colocando micrófonos en su casa y entonces había que interrumpir el trabajo, los micrófonos se estaban colocando en la oficina del diputado y su salida del Congreso indicaba cuando podían “trabajar” en lo que llaman el “cableado”, o bien había en marcha una operación de seguimiento. Esta vertiente del espionaje ilegal empezará a ser investigado esta semana por el juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena.
Este diario pudo dialogar con integrantes de Super Mario Bros, nombre del grupo de whatsapp que reunía a los espías que funcionaban en un departamento de la calle Pilar, en Mataderos, y que según ellos cumplían órdenes del director de Operaciones Especiales de la AFI, Alan Ruiz. Lo que argumentan, en su defensa, es que ellos actuaron de buena fe, que les decían que todas las operaciones estaban amparadas por órdenes judiciales y que siempre estaban bajo la amenaza de ser echados y quedarse sin el sueldo. Ninguno tenía carrera en materia de inteligencia pero fueron transferidos compulsivamente a la AFI, pese a que seguían cobrando su sueldo en la Policía de la Ciudad, de donde provenían.
Por esa razón, alegan los espías, había poco margen para preguntar por qué tenían que monitorear las salidas de determinados vehículos del anexo de Diputados. “Si uno preguntaba, la respuesta era ‘¿qué carajo querés saber?’ y de inmediato venía una especie de marginalidad y desconfianza. Quedabas al borde de quedarte sin trabajo”, cuenta uno de los espías.
Todo lo que la mujer tenía que hacer, una vez cerca de la salida del estacionamiento de Diputados, era avisar por whatsapp cuál de los vehículos estaba saliendo. Lo hacía mediante un mensaje breve. Siempre tenía un listado de dos o tres autos que eran el objetivo de su vigilancia y ella no sabía quién iba dentro del vehículo.
Por lo que existe hasta ahora en el expediente de Lomas de Zamora, las hipótesis con más chances serían las siguientes:
*El legajo 1 tiene que ver con la investigación sobre Cristina Fernández de Kirchner (ver aparte), que en ese momento era senadora. De todas maneras, su vehículo no solía salir de ahí.
*El legajo 2 está dedicado a Emilio Monzó, el titular de la Cámara de Diputados, hombre de Cambiemos, pero se ve que el macrismo le tenía desconfianza por su buena relación con el peronismo. En ese legajo hay fotografías, registros de seguimientos, documentos e imágenes del domicilio de Monzó.
*El legajo 3 está dedicado a Nicolás Massot, diputado. Hay un informe titulado Asunto Madera en el que constan vigilancias sobre su domicilio y seguimientos desde allí hasta el Congreso. También hay informes sobre su secretaria.
*El legajo 4 está destinado a Luis Barrionuevo y a Graciela Camaño, ésta última diputada. Hay fotografías sobre el domicilio del gremialista y su esposa, el lugar donde desayunan, los vehículos que usan, quiénes tienen cédula azul de los autos y hasta un informe de un colaborador de Camaño que viajó a Estados Unidos a reunirse con autoridades de ese país.
Hay otros cuatro legajos que no tienen relación con legisladores: son sobre el intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi, el periodista Rodis Recalt, el vicejefe de gobierno porteño Diego Santilli y Hugo Moyano. De manera que cabe pensar que el monitoreo de vehículos tuvo que ver con CFK, Monzó, Massot o Camaño.
Como es obvio, la pregunta es para qué querían saber los jefes de la AFI cuándo salían los legisladores del estacionamiento. Los espías de Super Mario Bros dicen que no lo saben. Y que tampoco se animaban a preguntar.
La primera hipótesis es que se necesitaba saber el momento en que salían los legisladores porque algo se estaba haciendo en sus domicilios o en las inmediaciones de sus domicilios, como colocar micrófonos o cámaras. Está probado que lo hicieron frente al Instituto Patria, en el edificio donde vive Cristina Kirchner y hasta en una obra ubicada frente a la casa de Florencia Macri, la hermana menor del ex presidente.
Menos probable es la segunda hipótesis, que las cámaras o los micrófonos se estuvieran poniendo directamente en los despachos de los legisladores. O sea, avisaban cuando salían, para meterse en sus oficinas. La idea parece más descabellada, aunque no imposible: buena parte de los acuerdos se tejen en Diputados o en Senadores y la razón por la que seguían a Monzó y Massot era que les desconfiaban por ser “demasiado moderados”. A Camaño por ser una diputada clave y a CFK porque era la gran enemiga.
La tercera hipótesis también ranquea alto. El grupo tenía uno o dos espías que se manejaban en moto. La secuencia posible era que la mujer avisaba, el motociclista se preparaba y hacía el seguimiento, con fotografías y filmaciones. En las conversaciones se menciona a un tal Jimmy como el espía en moto y efectivamente el integrante de Super Mario Bros más joven se llama Jonathan.
En cualquier caso, el espionaje sobre diputados o senadores es manifiestamente ilegal y el magistrado trabajará en esta nueva vertiente de la causa. Habrá que ver si el juez Villena acepta las defensas al estilo de “obediencia debida” o si establece alguna diferencia entre los tres que aparentemente cobraban directamente en la AFI –Jorge El Turco Sáez, Leandro Areque y Facundo Melo– y el resto que recibía el sueldo como policías destinados en comisión en la central de espías.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/273636-los-agentes-de-la-afi-que-marcaban-diputados-para-seguirlos-