Velas ardientes y rosas blancas simbolizan el réquiem con que Argentina hoy rinde homenaje a quienes ya no están, víctimas de la pandemia de coronavirus.
La imagen se expande en el Centro Cultural Kirchner (CCK), donde este domingo a mediodía se realizó la ceremonia conmemorativa, encabezada por el presidente Alberto Fernández.
Con la presencia de gobernadores, representantes de distintos credos, trabajadores esenciales, personal de seguridad, de salud, científicos, docentes, representantes de pueblos originarios y de la comunidad afroargentina, entre otros pocos invitados, el acto se inició tras la llegada del Presidente con la primera dama Fabiola Yáñez.
Pocos minutos después “La pasión según San Mateo” de Johann Sebastian Bach interpretada por Susana Moncayo dejaba percibir la fuerte marca emocional del acto que convocó, a través de la música y la poesía, a transformar esta “profunda conmoción” en “aprendizaje y sabiduría para construir un mundo mejor” sintetizaría Fernández en sus palabras, en el Salón de los Escudos del CCK.
Poco antes de mediodía, bajo el cielo nublado y con la ciudad de Buenos Aires semidesierta, como fondo, Alicia Márquez, enfermera del hospital El Cruce, de Florencio Varela, explicaba mientras esperaba para ingresar al histórico edificio porteño: “me siento orgullosa, me emociona representar al personal esencial”. Alicia también trabaja en un centro de salud privado, en CABA, y representa “a la enfermería”. A su lado está Constanza, becaria del CONICET. En otro extremo de las escalinatas de ingreso está Paola Quaranta, directora médica del Hospital Milstein, con su marido y sus dos hijos. Vienen a participar de “este homenaje, tan pertinente como necesario”, afirma. Cerca, hay representantes docentes, de fuerzas de seguridad, de la Cruz Roja, recolectores de basura. Hace frío, pero hay emoción en las conversaciones de bienvenida.
“Vengo a rendir homenaje por los equipos de salud, a mis queridos compañeros que ya no están”, agrega Alicia, antes de ingresar. Se refiere a más doscientas personas del sector enfermería que fallecieron por covid. “Por eso esto es emocionante para mí –añade–, porque la enfermería es un orgullo, siempre me gustó ayudar, dar una mano, ayudar a mi pueblo para que todos puedan salir adelante, y es lo que estamos haciendo, por eso valoro este acto” comentaba a este diario. Poco después estaría sentada en una de las butacas para invitados, en el segundo piso del edificio.
Los representantes sectoriales comienzan a ingresar, por grupos. Entre ellos, se suman los mandatarios provinciales: el gobernador puntano Alberto Rodríguez Saá llega entre los primeros invitados. Luego Gerardo Morales (Jujuy), Sergio Uñac (San Juan), Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Omar Gutiérrez (Neuquén), entre otros. Cuando pasan las 11.30 llegan representantes de distintos credos religiosos y de pueblos originarios.
Paola Quaranta asegura que el acto “es necesario porque la perdida de seres queridos es una de las cosas que nos deja la pandemia, de las cosas irrecuperables –destaca–, ése es el altísimo costo que nos deja”, reflexiona. “Y como sociedad nos predispone a tomar en cuenta todo lo que llevamos aprendido en este años y medio, porque aprendimos mucho” sostiene, mientras mira atenta a sus dos hijos, Juan de siete años y Camilo de cinco. El más grande, Francisco Néstor, de diez años, le mandó una carta al Presidente: “Porque es un trabajo de mucha responsabilidad ser Presidente”, le dijo su hijo, cuenta. Ella trae esa carta. También la convicción por el trabajo que realizan los equipos de salud. Y subraya: “Es pertinente el homenaje porque ahora tenemos la vacunación que está dando resultados. Estamos de salida de la segunda ola y es un buen momento para juntarnos a reflexionar, es una señal de salud, como sociedad, y de reconocimiento por lo que hicimos hasta ahora”.
“Desde el sector salud hay una certeza: pudimos dar respuesta –señala Quaranta–. El sector ahora esta más aliviado porque con la vacunación, se ve una diferencia abismal con la primera ola. Habiendo atravesado la vacunación, el panorama es otro: hay muchos menos internados y sobre todo menos fallecimientos entre los ancianos”. En el hospital que dirige y en sus dos anexos, se vacuna a 400 personas por día –en cada uno de los tres centros–, de 8 a 18 horas, de lunes a sábado. “Es un ejemplo”, enfatiza.
Son las 11.48 cuando aterriza el helicóptero presidencial, en las inmediaciones de la Casa Rosada. Llega el Presidente quien, diez minutos antes, ha despegado desde la Quinta de Olivos. En ese preciso momento hace su ingreso al CCK el jefe del gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta. Los movimientos se intensifican en el segundo piso. Son las 12.05 cuando arriba un segundo helicóptero, del que desciende el gobernador por Buenos Aires. Axel Kicillof camina hasta el CCK, e ingresa rápidamente. Está por comenzar el acto. Una pantalla transmite en las afueras del edificio, la televisación por cadena nacional. La música invade la escena. Por momentos, afuera, se olvidan el frío, el viento arremolinado en las esquinas y los tres grados de sensación térmica.
Adentro, una niña y un niño, se encargan de encender veinticuatro velas blancas. Por cada una de las provincias argentinas, y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “Argentina rinde homenaje a las víctimas fatales de la pandemia” enuncia Laura Novoa. La actriz, oficia de presentadora. Habla del homenaje que incluye “a las víctimas del mundo entero”, antes de anunciar un minuto de silencio en su memoria. El que culmina con el agradecimiento a los trabajadores esenciales. En la intención de “abrazar a la Argentina y sentir que Argentina nos abraza”, se expresa el valor por el encuentro de la condición humana, sostiene Novoa. Para recitar luego, en los versos de “La meta” de Hamlet Lima Quintana, la decisión de “anunciar cada día con un himno”, y presenta entonces una sentida versión de “Zamba para no morir” interpretada por Nadia Szachniuk con Juan Falú en la guitarra.
Es atípico el recorrido artístico ofrecido, para un acto oficial. Emociona. Entre poemas de Diana Bellessi y de Juan Gelman, llega la voz de Patricia Sosa y los acordes de Serú Girán en el piano de Lito Vitale: “Nos veremos otra vez” es el tema que cierra y da lugar a las palabras del presidente. Fernández se refiere “al cataclismo que azota a la humanidad”, y en nombre de las “casi cien mil personas fallecidas” en Argentina manifiesta la necesidad de no olvidar que cada uno de ellos “tenía un nombre, tenía una vida”.
“Hemos sido afectados de distintas formas” afirma luego sobre el desasosiego que generan estas pérdidas. “El mundo se ha ensombrecido” describe. “El virus es agresivo, la pandemia abre un vacío, levanta muros, abre heridas que tenemos que sanar”. Allí, el presidente, ubica la raíz de su mensaje, en la necesidad de rescatar como valor reparador a la solidaridad. Luego de agradecer a los trabajadores esenciales, a los científicos, a quienes traen las vacunas, y a toda la sociedad “por que mantiene los cuidados”, convocó a “ser capaces de construir un camino hacia una sociedad intensamente solidaria”.
Son las 12.40 cuando comienza a sonar Piazzolla. Bajo esa letanía melodiosa, cada uno de los presentes coloca una rosa blanca como ofrenda, ante las veinticuatro velas encendidas.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/351049-lo-que-no-se-vio-del-homenaje-de-alberto-fernandez-a-los-mue
Lo que no se vio del homenaje de Alberto Fernández a los muertos por coronavirus