León Arslanian: “Un poder dañino, como el de Comodoro Py, se va a subsanar con la democratización y la desconcentración"

León Arslanian: “Un poder dañino, como el de Comodoro Py, se va a subsanar con la democratización y la desconcentración"

“Un poder dañino, concentrado, como el de Comodoro Py, el de los jueces federales, se va a ver subsanado radicalmente con la licuación de ese poder y con la democratización y la desconcentración del sistema”, dice con entusiasmo León Arslanian, uno de los juristas que integrarán el equipo de 11 asesores y asesoras “notables” que eligió Alberto Fernández para complementar el proyecto de reforma estructural del sistema judicial federal que enviará al Congreso. Al consejo de especialistas, que será presentado este miércoles oficialmente, le tocará elaborar propuestas sobre la Corte Suprema, el Consejo de la Magistratura, el sistema procesal acusatorio y el juicio por jurados. Arslanian dice que le parece “correcta” la integración de la comisión, que recibió críticas por tener “mayoría oficialista” y que, además, sólo hará propuestas que se podrán transformar en proyectos de ley a debatir con la oposición en el Congreso. “Ampliar o no la Corte será fruto de una discusión y del intercambio de opiniones”, dijo. En el Consejo de la Magistratura, advirtió, “se ven cosas escandalosas” y “hay que revisar su funcionamiento” y tal vez su integración.

El ex ministro de Justicia, ex ministro de Seguridad bonaerense, ex camarista federal, habló con esta cronista en el programa Gente de a Pie, en Radio Nacional, y alertó sobre la continuidad del “lawfare”. Dice que los jueces federales tienen más poder que los supremos y que “han estado 20 años bajo influencias de operaciones, prebendas y remuneraciones”.

— ¿Qué lo lleva a sumarse a esta comisión que tendrá que opinar sobre temas tan calientes en materia judicial? Ya es común que se armen comisiones y las propuestas queden en el camino.

— Llevo una vida dedicada al quehacer judicial, ya sea desde la magistratura, desde la cátedra, y hacía mucho que no se planteaba una oportunidad como ésta, un intento de trazar una política pública en materia de sistema judicial, con los temas más importantes. Por mi simpatía política y mi aprecio por el Presidente, para mí es una distinción importante hacerlo.

La conformación de la Corte

— ¿Qué es lo que habló hasta ahora con Alberto Fernández sobre la reforma? Un punto que llama la atención es que cuando asumió, dijo que no tenía intención de modificar el número de jueces de la Corte y ahora eso aparece como posible.

— El número de ministros de la Corte es apenas un capítulo en un listado de temas. No creo que se trate de una cuestión esencial. De lo que venimos hablando es de la necesidad de hacer una puesta a punto y un aggiornamiento de instituciones que ya tienen muchísimos años. Por ejemplo, el código que rige actualmente y a través del cual se están haciendo los juicios orales y públicos fue el fruto de procedimientos que yo impulsé cuando fui ministro de Justicia en el gobierno de Carlos Menem, y ya ha pasado mucha agua bajo el puente. Ha cambiado el sistema penal por un sistema donde se le dan totales prerrogativas al ministerio público para la investigación, para la persecución. Todo eso demanda cambios y miradas cuidadosas sobre lo que merece ser mejorado. La Corte tiene dificultades serias, demoras en la resolución de los asuntos, está atiborrada de expedientes.

— Igual no se va a salvar de mi pregunta sobre si hay que ampliar el número de jueces de la Corte.

— Eso va a ser fruto de una discusión y del intercambio de opiniones que tengamos (en la comisión). El único sentido que puede tener aumentar el número de ministros de la Corte es si va a ser dividida en salas (por especialidad). Una Corte de nueve jueces, para que tarde más la circulación, no me parece más funcional. Hemos vistos de siete y de nueve, y la verdad es que la diferencia no hace a la esencia del trabajo. Si hablásemos de salas, se necesita un mayor número de personas. En derecho comparado, puede haber argumentos para aumentar el número, no es que yo lo propicio. Colombia tiene 23 miembros, Chile tiene 21, Italia tiene 27, Francia 27, el Tribunal Supremo de España, donde está Enrique Bacigalupo que integrará esta comisión, aunque ahora se jubiló, tiene 79 miembros.

— ¿Y cómo funcionan? ¿Son buenas cortes?

— Sí, sin duda, claro que lo son.

— ¿Cómo definiría a la Corte actual en una palabra o una frase?

— Es una buena Corte. Son personas que están fogueadas, que tienen trayectoria y han ido produciendo buenas decisiones. No tengo ninguna objeción.

El consejo de asesores

— ¿Cómo evalúa las críticas a la integración de la comisión asesora por tener “mayoría oficialista”, como la definieron algunos medios? Se puso el foco, además, en la designación de Alberto Beraldi, por ser el abogado de Cristina Fernández de Kirchner.

 Me parece correcta la integración. No hay que perder de vista la naturaleza de la comisión, para qué sirve, qué objetivo tiene. El informe que podamos producir es un informe para el Presidente a los fines de que tome decisiones en materia de política judicial, que después verá él y su equipo de trabajo si les gusta o no, tomar lo que les parezca aprovechable. Eso se podrá traducir probablemente en proyectos de ley. Y en todo caso ahí la ley irá al Congreso y habrá, con la oposición, la discusión que se debe tener para hacer una reforma de estas características. Me parece que hay una confusión sobre la función de la comisión. Se le adjudican roles más sustanciales de los que va a tener.

— Pareciera que se insiste en instalar la idea de que Cristina está detrás. ¿Usted habla con ella?

— Se quiere instalar esa idea. En esta oportunidad aún no hablamos. Alguna vez sí hablamos de la Corte, pero no ahora.

El lawfare en Argentina

— ¿Sigue vigente el “lawfare” en Argentina?

— Sí, y es uno de los graves problemas que hay. La reforma sobre la Corte y las otras instituciones, como el Ministerio Público Fiscal, va a tener la virtud de ir corrigiendo cualquier desviación que exista. Forma parte también de la reforma que se presentará para el fuero federal. Por ejemplo, un poder dañino, concentrado, como pudo haber sido el de Comodoro Py, el de los jueces federales, se va a ver subsanado radicalmente con la licuación de ese poder y con la democratización y la desconcentración de ese sistema. Todo poder concentrado es dañino, tiende a producir resultados indeseados.

— Con ese criterio uno también puede pensar que sólo cinco jueces en la Corte (donde define una mayoría de tres) es un poder concentrado.

— Sí, pero el tema es distinto. La competencia en materia penal es una de las tantas de la Corte y, además, un juez de instrucción tiene mucho más poder que un ministro de la Corte. Puede meter preso a cualquiera, privarlo de bienes, incautar, allanarle la casa, puede producir acciones lesivas de bienes jurídicos de alta importancia. No es lo que hace una Corte. Cuando la opinión pública empiece a conocer sobre qué temas va a versar la reforma y cuando vea el capítulo Corte, advertirá que es extraordinaria la cantidad de temas. Uno será establecer la obligatoriedad de la doctrina legal emanada de la Corte. Hoy la Corte dicta un fallo, y resulta que ese fallo resuelve un caso, no los diez mil que están atrás. Luego la reforma del recurso extraordinario, la denegación in limine que permite desechar tratamiento de casos sin entrar en consideraciones, lo cual está bien, porque debe ser un tribunal de garantía constitucional. Por eso la Corte de Estados Unidos elige sólo algunos casos al año. Hay que regular el amicus curiae. La competencia originaria.

— Volviendo al lawfare, ¿cómo se lo describe a alguien que no conoce el tema?

— Diría que los jueces federales han estado 20 años bajo influencias de operaciones, prebendas y remuneraciones. Se ha establecido una verdadera cultura de esto, que impregna a los decisores. Lo que no quita que hay buenos jueces. Se advierte que esto sigue vigente en las vinculaciones, los contactos, hay sedimentos. Por eso tiene que haber un corte radical. Es muy buena la reforma del fuero federal, desconcentrar, es la manera de limpiar. Después, no habrá mucho lugar a operaciones.

— ¿Hay causas armadas bajo esa modalidad?

— Por ejemplo, yo no sé si (el ex ministro de Transporte) Guillermo Dietrich es responsable o no, pero un procesamiento dos días antes de la jubilación del juez me genera dudas. Debería estar de licencia dos meses antes. Cambió el gobierno pero el sistema tiene efectos ultractivos en razón de relaciones consolidadas en el tiempo.

La figura del arrepentido

— ¿En qué medida el uso de “arrepentidos”, figura que se arraigó por ley durante el gobierno de Mauricio Macri, colaboró con el armado de causas?

— El arrepentido es una institución nefasta porque es un personaje que hace todo con tal de obtener una ventaja procesal. Se lo deja preso un tiempo, “mardurando”, se lo llama de nuevo a declarar, y así hasta que le dicen que para obtener lo que quiere, falta que mencione alguna pieza. Sobre la base del arrepentido se construye una responsabilidad penal que no se puede sostener. El arrepentido una vez que obtuvo la libertad, va y se desdice.

— Con este criteiro, ¿se podrían caer algunos casos elevados a juicio, como el de los cuadernos?

— Es posible. Seguramente en el juicio habrá impugnaciones. A los tribunales de juicio les tengo más confianza que a los jueces de instrucción. No fueron víctimas de transas y arreglos. Y los juicios son públicos, hay control.

El espionaje ilegal

— ¿El espionaje que se está conociendo es parte de esa trama de relaciones entre servicios de inteligencia-Poder Judicial que antes mencionaba?

— No conozco en detalle la investigación por espionaje. Pero es cierto que esa relación existe. Hay dos alternativas: una sería echar a todos y empezar de nuevo. No se va a hacer eso. Entonces el tema es desconcentrar y que haya gente nueva a la que el sistema no se haya comido. La reforma apunta a eso. En la provincia me pasó este fenómeno (con la reforma policial): el problema tenía una dimensión tan importante que la única manera era limpiar los cuadros de mando, llegando a niveles más o menos bajos para reconstruir a partir de eso. Generando en la segunda gestión una nueva policía, tiene semejanzas.

Juicio por jurados

— ¿Se va a poder instalar el juicio por jurados en la Nación?

— Creo que sí, es perfectamente posible. No con la pretensión de que reemplace a los jueces técnicos, sino que sea una herramienta de decisión de casos que va a satisfascer una demanda constitucional que no se tuvo en consideración.

El Consejo de la Magistratura

— ¿Por dónde debe pasar la reforma del Consejo de la Magistratura?

— Es un despropósito el Consejo, el Poder Judicial está plagado de vacantes que obedecen a la tardanza en resolver la selección de los jueces y esto es disfuncional. Se trata de ver dónde están los problemas, el cuello de botella.

— ¿Cuánto pesa la política en eso?

— Pareciera haber una sobre-representación política. Porque el Senado opina cuando da el acuerdo a los jueces, tiene su espacio definido. Tiene su participación. Hay que revisar el funcionamiento porque no pueden tardar dos años en discernir un concurso. Si esto es así, deberíamos decir que no se mejoró nada respecto del sistema de designación de jueces anterior. Hay cosas escandalosas. La manera en que se pondera… conozco mujeres que han sacado 99 puntos sobre 100 y por supuesta falta de antecedentes las dejan afuera. Se deberían ponderar otros rubros. Hay varios casos. Hay vacantes en el fuero federal hace tres años. Debería ser un reloj el Consejo y estar insospechado.

–¿Hay que ampliar o reducir los 13 miembros actuales del Consejo?

–La constitución dice quiénes deben estar representados, no la cantidad. Quizá haya que cambiarla, hay que evaluar, respetando el equilibrio para que no pierda su razón de ser. Se trata de que garantice ecuanimidad de juicio y elecciones con criterios objetivos.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/281509-leon-arslanian-un-poder-danino-como-el-de-comodoro-py-se-va-

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