El sol pega de lleno en los ojos de Lucía, una niña de seis años que descansa en un banco de plaza después de pasar largos minutos en la hamaca. Son las cuatro de la tarde y hacen más de 20 grados en el parque El Ejido de Quito. Su madre, Laura Zambrano, esboza una sonrisa pero al mismo tiempo le ordena que no se mueva del banco. “Tiene que estar siempre cerca. Ya más tarde se pone peligroso. Esto antes no era así. Muero si algo le pasa”, se lamenta.
La
voz de Laura es la de miles de quiteños y quiteñas que sufren una inseguridad
que crece en forma de robos con una saña llamativa, a la par de la violencia
política que ensombrece a los los comicios presidenciales del próximo domingo en Ecuador. Los candidatos cerraron el jueves sus actos de campaña, en una jornada marcada por el homenaje al candidato asesinado por un presunto sicario y la denuncia de un supuesto atentado a tiros por parte de Daniel Noboa, un postulante de derecha.
“Nadie quiere caminar por las noches”
Hasta hace un tiempo, la crisis golpeaba principalmente a provincias costeras como Guayas, Manabí y Esmeraldas, que según las autoridades están en la llamada “ruta de la droga”. Sin embargo, las cifras oficiales dan cuenta de que la crisis de seguridad también empieza a golpear fuerte a la capital de Ecuador. La Policía Nacional registró 129 muertes violentas entre el primero de enero y el 19 de junio de 2023. En el mismo período de 2022 fueron 68 de acuerdo a las estadísticas.
El joven ambientalista Esteban Barriga recuerda que el fin de semana pasado, en los feriados de Fiestas Patrias, la gente prefirió ir a la reserva del Chocó Andino antes que ir a la playa.
“Nadie quiere ir a la playa y nadie quiere caminar por las noches porque la ciudad está insegura”, se apena Barriga. Muestra de ello es que algunos restaurantes en Quito bajan sus persianas a las 9 de la noche.
En las calles de la segunda capital más alta del mundo, la gente parece más preocupada por sobrevivir que por votar el domingo. En la tradicional Avenida Río Amazonas se multiplican los puestos callejeros que venden desde cigarrillos y dulces hasta empanadas con café y papas con cuero y arroz. Con esa geografía conviven varias joyerías y relojerías, agencias de turismo y casas de cambio: hay más de un agente de seguridad privada por cuadra.
Sin embargo a Rosa Torres no parece preocuparle la situación. Torres tiene un tablón lleno de libros que vende, de dos a cinco dólares, entre los que sobresalen los de la chilena Isabel Allende y el politólogo argentino de extrema derecha Agustín Laje.
Para ella “casos de violencia se ven y se oyen en todas partes del mundo, no solo en Ecuador”, por lo que decir que al presidente (Guillermo Lasso) se le fue de las manos, no quiere decir que todo esté mal”.
Cierre de campaña entre balas
A horas de los comicios anticipados, la política sigue salpicada de violencia. Desde la localidad de Durán, en el sudoeste ecuatoriano, el candidato presidencial Daniel Noboa denunció un atentado contra su caravana el jueves, en el cierre de campaña. “Gracias a Dios salimos ilesos. El amedrentamiento y el miedo no tienen cabida en el país que queremos”, escribió Noboa en la red social X, antes llamada Twitter. La policía y el ministerio del Interior contradijeron su versión e investigan si se trató de un intercambio de disparos entre delincuentes.
La candidata Luisa González del movimiento Revolución Ciudadana cerró su campaña en Guayaquil, principal puerto de Ecuador y una de las ciudades más convulsionadas por esta crisis. Allí bandas rivales se disputan a sangre fría el control del narcotráfico y de los envíos de cocaína a través del transporte marítimo.
La exasambleísta reivindicó la gestión de Rafael Correa al recordar que durante su mandato el país tenía estabilidad y era mucho más seguro. Santiago Basabe, investigador de FLACSO Ecuador, le da la razón. “Lo que uno se puede preguntar es: ¿en qué medida los grupos organizados pudieron meterse en el país y operar de forma tan rápida? Quizás en cómo se administra la violencia, puede que esté una respuesta. Y quizás la forma de administrar la inseguridad del correísmo fue distinta a la de Lenín Moreno y a la de Guillermo Lasso”, remarca Basabe.
El hecho de que se hayan decomisado verdaderos arsenales de guerra, que incluyen armas de grueso calibre, explosivos y hasta lanzagranadas en decomisos llevados a cabo en las celdas ecuatorianas, da cuenta de la escasa presencia estatal en las cárceles, triste escenario habitual de masacres. Incluso un hombre cercano al presidente Lasso fue denunciado por mantener una presunta relación con una red de narcotráfico llamada la “mafia albanesa”, un caso al que el presidente, ya en retirada, niega estar vinculado.
El “Bukele ecuatoriano”, al acecho
Pero en los momentos más delicados de un país también hay ganadores. Y tal vez el más favorecido por este crecimiento de la violencia en Ecuador, potenciado en las últimas semanas, sea el candidato Jan Topic. El exparacaidista y exfrancotirador de la Legión Extranjera del Ejército francés pidió en su cierre de campaña que lo voten para “recuperar el país” que, según dijo, está “enfrascado en la inseguridad y el desempleo”.
El investigador Basabe recuerda que Topic se vende como el “Bukele ecuatoriano”. “Hay mucha gente que está asustada y con razón, lo que les lleva en un momento de desesperación a decir: ´Quiero que se reduzca la violencia, no me importa el costo y la opción es Topic. Él no era segunda opción hasta hace un mes, pero creo que ahora podría llegar a una segunda vuelta”, advierte el politólogo.
En un cierre de campaña inundado por promesas de mano dura, el exvicepresidente Otto Sonnenhozlner aseguró que tiene un “proyecto de país” para “devolver la paz” a Ecuador. Como solución urgente, afirmó que reforzará a la policía, que actualmente “está abandonada”. “A esos delincuentes los espera un hoyo oscuro donde van a cumplir una pena de verdad porque si no hay justicia, jamás habrá paz”, aseguró.
Zurita y sus sospechas
Con chaleco antibalas y casco, el periodista Christian Zurita encabezó el jueves los homenajes en Quito a su amigo Fernando Villavicencio, asesinado por un sicario colombiano. Zurita, quien reemplazó a Villavicencio en la formula presidencial del movimiento Construye, participó de una misa católica frente a cientos de seguidores y policías fuertemente armados.
Zurita insiste en sus
sospechas de que la mafia trasnacional está detrás del asesinato de
Villavicencio. El sicario que le disparó murió en un tiroteo contra los
guardaespaldas y otros seis colombianos están detenidos. El nuevo aspirante
presidencial intuye que sus propuestas para terminar con el negocio y las rutas
de los narcos motivaron el homicidio. Antes de su muerte Villavicencio denunció que fue amenazado por alias Fito, líder de “Los Choneros”, una banda narco que tendría nexos con disidentes de la guerrilla colombiana FARC y el cartel mexicano de Sinaloa.
En total son ocho los candidatos para suceder al presidente Guillermo Lasso y completar su periodo 2021-2025, interrumpido después de que invocara en mayo el mecanismo constitucional de la “muerte cruzada”, una medida legal contemplada en la Constitución. Con ese mecanismo, Lasso disolvió la Asamblea Nacional que dominaba la oposición, la misma que se disponía a votar su destitución.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/580312-la-violencia-se-apodera-de-las-calles-en-quito