Desde Quito. Estaría en marcha un intento de fraude para las elecciones del próximo domingo en Ecuador. Los actores claves, vías de ejecución y financiamientos ya están en proceso avanzado. Lo cuenta una fuente de la dirección del Consejo Nacional Electoral (CNE) en un encuentro en el sur de Quito. Su objetivo al hablar, explica, es lograr que la votación presidencial sea transparente y evitar una maniobra preparada por los dos hombres clave, aliados para las elecciones: Guillermo Lasso, candidato presidencial del partido CREO, y Jaime Nebot, líder del Partido Social Cristiano.
Los actores
La arquitectura del intento de fraude tiene cuatro niveles principales en el CNE, dice la fuente: la cúpula, los enlaces, las zonas medias y las delegaciones provinciales.
Lo primero, es decir la dirección, estaría bajo el mando de los dos hombres fuertes de la derecha ecuatoriana, que designaron a tres de los cinco consejeros. Lasso colocó a Enrique Pita en la vicepresidencia, Nebot a José Cabrera. En cuanto a la presidenta, Diana Atamaint, “llegó por organizaciones sociales, y al asumir como consejera hubo un pacto que se realizó en la casa de Nebot en isla Mocolí para que sea presidenta del CNE y respondió a él desde entonces”, explica la fuente, que, por razones de seguridad, pide guardar su identidad en reserva.
En segundo lugar, están los enlaces entre los consejeros, Lasso y Nebot. Se trata de dos hombres clave, externos a la estructura del CNE: César Monge, presidente de CREO, y Pascual del Cioppo, miembro de la dirección del PSC. “Son con los que se reúnen los consejeros, o los asesores que están debajo y ellos les pasan las directrices”, cuenta, con un organigrama que indica cada pieza y su rol.
En tercer lugar, cada uno de los asesores tiene consejeros que cumplen un rol central en la maniobra. Es el caso de Andrea Cárdenas y Christian Solis, quienes trabajan para Pita, Francisco Yépez y Valeria Grande, a las órdenes de Atamaint, Gabriel Zurita y Fidel Ycaza, quienes están bajo el mando de Cabrera. Una de las tareas que tienen es “ejecutar diferentes acciones en provincias como cambiar directores, personal técnico, sugerir nombres para que sean funcionarios, poner gente de Lasso en los sitios claves para el fraude”.
En la zona media, un rango más abajo, está la comisión técnica de procesos electorales y tecnologías de la información, que cumple un rol determinante. Allí se encuentran personas clave como Lucy Pomboza -quien es también directora nacional de procesos electorales-, Stalin Cardona y Esteban Montero. “Todos los directores nacionales y de las provincias están sometidos a informar y proceder de acuerdo a los lineamientos que dé la comisión”, explica, alertado por la inminencia de la implementación de un fraude estructurado, invisible, que le otorgue una victoria a Lasso.
Las vías
Ese conjunto de actores políticos, de dirección, enlaces y zonas medias llevarían adelante la preparación ya avanzada del plan de fraude que tiene previsto desarrollarse a través de dos vías: las mesas de votación y los centros de digitalización. El primer caso durante la jornada de votación y el segundo en el momento del recuento de los votos.
El fraude en los centros de votación se puede realizar sobre la base de un hecho central: la tenencia en el CNE de alrededor de 600.000 papeletas electorales no declaradas, conseguidas antes de la primera vuelta electoral. La maniobra sucedió cuando tuvo lugar un error en la impresión de más de seis millones de boletas, lo que obligó a una nueva compra del papel de seguridad -regulado y adquirido en Canadá-, movimiento en el cual se produjo un excedente que no fue auditado. Eso significa que “pueden inyectar papeletas originales con papel de seguridad en diferentes provincias a favor de Lasso”, explica.
El mecanismo sería el siguiente: quienes están a cargo del diseño del fraude seleccionan las mesas a las cuales enviar las 600.000 papeletas excedentes, mesas que deben contar con determinadas características. Una es la ubicación: “es sobre todo en la ruralidad por la falta de control adecuado, y los recintos más grandes de las zonas urbanas, donde las organizaciones políticas casi nunca tienen la operatividad para llenarlo completo con un veedor en cada una de las mesas”. La otra característica es que en cada una de las mesas seleccionadas debe estar un coordinador que forma parte del fraude.
El objetivo, cuenta quien conoce el funcionamiento interno del CNE, es “sobrecargar” las mesas con las papeletas excedentes y no declaradas a favor de Lasso. Ese añadido de votos tendría su manifestación en la existencia de una mayor cantidad de votos respecto a la cantidad de electores. Ante ese escenario los coordinadores podrán optar entre dos posibilidades: reconocer el número total de papeletas en lugar del de votantes, o anular el excedente de votos respecto al de los electores. En ese caso los coordinadores, preparados como parte de la operación, quitarían ese total de votos a Andrés Arauz, quedando el candidato del correismo con menos votos de los obtenidos y Lasso con un agregado a través de las papeletas añadidas como parte del fraude.
La segunda vía de alteración de resultados programada estaría diseñada para darse en un recuento de votos de las actas. “La orden dentro del CNE es, primero, que gane Lasso. Segundo que si el porcentaje de votación es un empate técnico a favor de Lasso, el CNE va a publicar resultados inmediatos, y si el empate técnico es a favor de Arauz, no van a publicar y se va a definir en reconteo, y ahí van a cambiar los resultados”, afirma la fuente.
El mecanismo de fraude tendría, en este caso, el centro de acciones “en las delegaciones provinciales con gente y jefes de Lasso y Nebot puestos durante las últimas semanas” desde la dirección y zonas medias del CNE. Allí llegarán las denominadas actas escrutinio, que deberán ser escaneadas para ser contabilizadas por el sistema informático, siempre y cuando no existan irregularidades. Las mismas podrán ser de tres tipos: inconsistencias numéricas, es decir que el escáner no reconozca los datos del acta y sean actas ilegibles, problemas en las firmas, o una inconsistencia entre el acta escrutinio que tendrá el partido político y la que dispondrá el CNE.
“Hemos descubierto un sistema que consiste en poner mal la hoja para que el escáner no reconozca los puntos visuales, el acta pase a reconteo, y de forma manual, se inflen los votos”, afirma la fuente. El cambio manual podría ocurrir de varias maneras: adulterando la misma acta, que no tendrá papel de seguridad, o sustituyéndola por otra acta ya pre-impresa, que luego será escaneada y computada. Un acta, tiene un promedio de 280 votos -de un máximo de 350-, lo que significa que modificar mil actas equivaldría a adulterar alrededor de 280.000 votos. Ese engranaje cuenta, a su vez, con actores en la parte informática, como Laura Molina, encargada de “encofrar los reportes de las actas ilegibles”.
“Pueden modificar de 1.300.000 a 1.500.000 votos” con la combinación de los diferentes mecanismos de fraude, explica la fuente. El padrón en Ecuador es de 13.099.150 de votantes, de los cuales participaron 10.616.263 el pasado siete de febrero en la primera vuelta presidencial y legislativa.
Quien denuncia el dispositivo afirma que las piezas ya están listas para actuar y que la ejecución del plan significaría un fraude para impedir la victoria de Arauz. Las amenazas desde el poder electoral contra la candidatura de la revolución ciudadana no son nuevas. Ocurrieron desde la hora cero como parte de una estrategia política e institucional para impedir la participación, victoria y regreso del correismo al palacio presidencial de Carondelet. Este plan de fraude electoral representaría la última carta para intentar impedir la victoria de quien encabeza la mayoría de las encuestas.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/334300-la-trama-de-un-fraude-electoral-en-ecuador