La Argentina tiene un policía desaparecido hace seis meses y la Justicia se negó en las últimas horas a allanar las dependencias en las que el oficial Arshak Karhanyan, de 27 años y origen armenio, prestaba servicio. El fiscal Santiago Vismara le pidió al juez Alberto Baños el allanamiento de las dependencias de la División Exposiciones de la Policía de la Ciudad para buscar elementos que explicaran por qué Karhanyan no aparece desde febrero, pero el magistrado le dijo al fiscal que no estaban fundamentados los motivos de los allanamientos ya que hasta el momento no está claro que el joven haya sido víctima de un delito. Fuentes policiales le dijeron a este diario “que tal vez el oficial estaba en cosas raras y se mandó a mudar”, pero la realidad es que dejó su moto encadenada a un árbol frente a su casa, sólo se llevó dos mil pesos, dejó los celulares y, sobre todo, no tomó más contacto con su familia desde entonces. Para colmo, en las últimas imágenes en que se ve a Karhanyan, aparece teniendo una conversación nerviosa con otro efectivo quien se contradijo en forma notoria a la hora de declarar y borró todos los mensajes de su celular porque, supuestamente, su novia es celosa. El juez Baños tampoco aceptó a la familia Karhanyan como querellante con el mismo argumento: no está probado el delito.
La desaparición del oficial Karhanyan es de máxima gravedad y sin embargo los hechos se han mantenido ocultos. Su familia se presentó en la causa judicial a través del conocido abogado de la comunidad armenia Juan Kassargian, y sin embargo su pretensión de ver la causa y proponer medidas fue asombrosamente rechazada por el juez. La lógica es que Kassargian apele la medida y la Cámara del Crimen lo acepte como querellante. Pero todo suma a la pérdida de tiempo para saber qué ocurrió con el oficial.
Desde un punto de vista judicial, aún si el policía estuviera escondido existe un delito, ya que se llevó su arma. De manera que la Policía de la Ciudad no sólo tiene en este momento la desaparición de un efectivo –gravísimo–, sino que también hay una pistola que no se sabe dónde está.
Hipótesis
La hipótesis de que algo le pasó a Karhanyan es, como mínimo, una hipótesis razonable. Y la razón de que no aparece por cuestiones vinculadas con la Policía de la Ciudad también es razonable.
El efectivo se formó en el Colegio Militar, luego estudió informática en la Universidad Tecnológica Nacional y por esa especialización entró a Cibercrimen de la Policía de la Ciudad. Allí mantuvo una controversia a raíz de que se negó a firmar una parte de los análisis de las cámaras de seguridad del edificio Le Parc donde se produjo la muerte de Alberto Nisman. Resulta imposible vincular su desaparición con el caso del fiscal porque el peritaje se hizo en 2015 y Karhanyan desapareció en febrero de este año.
Pero el choque con el titular de Cibercrimen lo llevó a la División Exposiciones, que se ocupa de realizar allanamientos y medidas de ese carácter. Hay un rumor de que en el marco de las operaciones hubo robos o irregularidades y que después se vendía parte de lo robado. Está la idea de que Karhanyan iba a presentar una denuncia por esos hechos, pero nada está comprobado.
En todo caso, su familia, la comunidad armenia, los diputados Leopoldo Moreau, Agustín Rossi, Horacio Pietragalla y la legisladora Victoria Montenegro realizaron una conferencia de prensa y presentaron pedidos para que el Poder Ejecutivo y el gobierno porteño informen todo lo que se sabe sobre la desaparición del policía.
Momentos finales
Como ya adelantó Irina Hauser en este diario, Karhanyan desapareció el 24 de febrero. Dejó sus dos celulares en su departamento, la moto encadenada a un poste frente al edificio en el que vivía, en Caballito, y caminó en dirección al Easy de su barrio. Allí, inexplicablemente, compró una pala, preservativos, luego fue hasta la estación Primera Junta, sacó 2 mil pesos de un cajero automático y nunca más se supo de él.
El último diálogo lo mantuvo, frente a su edificio, con el oficial Leonel Herba, con quien trabajó en Exposiciones. El diálogo fue extenso, incluso escucharon juntos un audio de celular, pero en su familia evalúan que debió existir algún desacuerdo porque Karhanyan era muy hospitalario y no lo invitó a subir al departamento. Por lo que se ve en las cámaras de seguridad, había algún nivel de tensión, porque Arshak parecía nervioso.
Herba declaró que el tema de la conversación fue que el joven oficial quería comprar un auto, pero la familia de Karhanyan dice que no estaba en condiciones económicas de comprar ningún vehículo. Y cuando se analizó el celular de Herba, había borrado todos los mensajes aduciendo que los borró porque su novia es muy celosa.
Desaparición
La familia Karhanyan asegura que el oficial no pudo desaparecer por su propia voluntad, en primer lugar, porque no le hubiera dejado un gran problema económico a la madre, pero además porque sólo se llevó su billetera y su arma reglamentaria. “No está en Armenia, no está en Paraguay, eso es un delirio”, le dijo un allegado a PáginaI12. De hecho, no hay ningún registro de que Karhanyan haya salido del país.
Del lado oficial afirman que, por la formación en informática y en Cibercrimen, el joven sabe cómo mantenerse prófugo sin cometer errores, una hipótesis aventurada. En paralelo, en la Policía de la Ciudad sostienen que no había una interna ni un conflicto, pero la declaración de Herba es, al menos, sospechosa. Además, hay una versión de que varios de los policías de la División Exposiciones dieron domicilios falsos.
Lo cierto es que el juez denegó los allanamientos a las dependencias policiales y a los domicilios de los uniformados porque, según sostiene, no está claro el delito y no corresponde “salir de pesca”. Y además, manifiesta que los jefes de la Policía de la Ciudad se pusieron a disposición del fiscal por lo que no existe razón para realizar los procedimientos. Es cierto que allanar con seis meses de atraso no parece una alternativa con muchas posibilidades de éxito: 180 días después de la desaparición es muy probable que se hayan borrado las pruebas, si existían. Aún así, la desaparición es tan grave que el fiscal consideró que los allanamientos son pertinentes.
En paralelo, el magistrado tampoco aceptó a la familia como querellante, algo que no tiene muchos antecedentes: parece evidente que la madre y su hermano son los damnificados porque la realidad es que Arshak está desaparecido y la lógica indica que tienen derecho a ver el expediente y proponer medidas.
A este paso, no se descarta que el fiscal Vismara se declare incompetente y plantee que el expediente debe pasar a la Justicia federal para que se investigue como “desaparición forzada de persona”. Sería un hecho de impacto nacional e internacional y la realidad cruda es que a la Policía de la Ciudad y al Estado argentino le desapareció un efectivo policial, en actividad, hace ya seis meses.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/216184-la-justicia-no-busca-al-policia-desaparecido