Cecilia Todesca Bocco y Silvina Batakis comparten casi todo: miradas sobre la economía, pasiones boquenses y trayectorias profesionales. La vicejefa de gabinete de la Nación y la secretaria de Provincias del Ministerio del Interior, respectivamente, coinciden en que el mejor entrenamiento está en el boxeo, deporte que alguna vez practicaron, aunque prefirieron evitar las peleas en el ring. Sus disputas están en el cuadrilátero de la política. Más específicamente, en administrar los recursos de un país en crisis y asfixiado por sus obligaciones financieras. “Solo en el mes de marzo hay vencimientos de deuda equivalentes a seis programas de cobertura de medicamentos para jubiladas y jubilados”, asegura Todesca Bocco.
En el marco de la negociación con los acreedores externos y la tensión por el aumento de las retenciones, las dos funcionarias claves del gabinete económico de Alberto Fernández recibieron a Página/12 en el salón Eva Perón de la Casa Rosada para repasar los primeros tres meses de gestión y analizar el modo en que las políticas de ajuste afectan en mayor medida a los sectores más vulnerables y, puntualmente, a las mujeres. “La desigualdad priva a toda la sociedad del talento de las mujeres”, afirma Batakis.
–¿Cómo analizan el proceso de renegociación de la deuda? Con el FMI hay avances evidentes, con los acreedores privados el escenario es más complejo.
–Cecilia Todesca: Es un tema del cual nos teníamos que ocupar desde el momento cero. Aparece mucho en los diarios que todo tiene que esperar hasta que resolvamos la deuda. Ese no es el plan del gobierno. Dese el día uno dijimos que la prioridad tiene que estar puesta en la producción y en el empleo e hicimos cosas muy concretas. A la par estamos negociando la deuda que nos dejó el gobierno anterior que es totalmente inviable.
–¿Cómo recibieron el cambio de postura del FMI en cuanto a la viabilidad de la deuda?
C.T.: Es interesante que el Fondo Monetario Internacional también haya reconocido que es inviable. Lo dijo ahora, no antes. Hizo cuatro revisiones del programa y en todas aseguró que era absolutamente viable. Incluso, aumentó el préstamo de 50 mil millones a 57 mil millones de dólares. Y realizó todos los desembolsos durante el gobierno anterior. En la última revisión dijo que la cosa estaba complicada pero que era sostenible. Hubo un cambio muy fuerte. La renegociación de la deuda es imperiosa porque así como está no se puede pagar. Es un proceso difícil, pero eso no quiere decir que no hayamos hecho nada y que nos sentamos en la silla a esperar que el ministro Guzmán termine de renegociar la deuda.
–¿Cuál es la situación de las provincias en materia de deuda?
Silvina Batakis: Todo el proceso de endeudamiento que tuvimos en los cuatro años de Macri fue de una especulación fenomenal en el sentido del volumen, la vertiginosidad y los vencimientos tan acortados. Y esto se dio en todos los estamentos. Hoy, las provincias tienen que afrontar pagos de intereses que podrían ser utilizados a nivel local para motorizar las economías regionales. El Presupuesto nacional va a ser la hoja de ruta para las provincias. Por ahora, no sabemos cuál va a ser el resultado de la renegociación de deuda y cuánto va a ser el flujo de recursos que podamos volcar al interior y no al exterior. Con respecto a la emisión de títulos está totalmente coordinado y son planteos que evaluamos, pero siempre teniendo en cuenta que no se debe vulnerar la capacidad fiscal, porque después termina afectando a todo el entramado social de la provincia.
–Guzmán habló de la “buena fe” de los bonistas y el FMI de “contribución apreciable”. En la provincia de Buenos Aires, con el BP21, no pareció haber “buena fe”. ¿Qué expectativas tienen en ese sentido?
C.T: Lo que tiene que haber es conversaciones y diálogos realistas sobre números concretos. Acá no estamos hablando de ideas, estamos hablando de números. Argentina lo único que pretende es que el cronograma de pagos sea viable, sostenible. No estamos pidiendo no pagar. Necesitamos recuperarnos, crecer y tender un sendero fiscal compatible con la situación de la cual partimos y que nos permita hacia el futuro devolver las deudas. La buena fe está. El FMI siempre estuvo en contacto con nosotros y hemos tenido un buen diálogo. El teléfono está abierto y están disponibles todo el tiempo. Creo que gran parte de los bonistas también van a entrar en esto, pero por supuesto hay mucho dinero en juego y es un proceso complejo: mucha deuda en instrumentos diferentes, por lo cual hay complejidad técnica. Estamos planteando con mucha claridad cuál es el camino que necesitamos transitar y espero que del otro lado se entienda. Habrá momentos de mayor turbulencia en una renegociación del tamaño de la que vamos a encarar.
–Desde la oposición plantean que al no haber un Presupuesto presentado, no hay plan económico. ¿Cómo lo toman?
C.T.: En Argentina, tanto a nivel nacional como provincial, en muchas ocasiones no hubo Presupuesto. La realidad es que toda la estructura y el andamiaje legal están y prevén estas situaciones. De ninguna manera esto frena o hace más lentos los procesos de gestión. No es la primera vez que sucede. De hecho, hay un Presupuesto prorrogado de 2019 al que hay que hacerle ajustes.
–¿Tienen una fecha estimada para la presentación del Presupuesto?
C.T.: No, estamos trabajando con escenarios para este año y el que viene. Creemos que hay que avanzar cuando esa herramienta sea verdaderamente útil y no simplemente presentar, como dice Guzmán, un Power Point que después sea un papel mojado porque ninguno de los números se condicen. Tenemos que generar una verdadera hoja de ruta. Y ahí sí, lo que pase con la renegociación de la deuda, afecta sustancialmente.
–¿Cómo le explican al sector agropecuario que hoy está enojado con el gobierno que es necesario el aumento de las retenciones?
S.B.: Las retenciones le dan la posibilidad al gobierno nacional de tener recursos en dólares. Siempre se habla de la retención como un impuesto más. Y si bien puede ser un objetivo recaudatorio en un sistema tributario, las retenciones tienen muchas más funciones como la redistribución de recursos y ser un estímulo para la buena utilización de las tierras que se agotan con un monocultivo como es la soja. También para que el Estado nacional no tenga que salir a comprar dólares que son escasos y tienen que ser utilizados para poder importar bienes de capital o eventualmente hacer pagos de deuda. Por lo tanto, las retenciones no son solamente un objeto recaudatorio sino también redistributivo. Si todos queremos tener una sociedad más igualitaria necesitamos que quienes más riqueza puedan generar sean los que más aporten. Por ejemplo, la provincia de Buenos Aires, en cuanto a fertilidad, tiene una de las zonas más ricas a nivel mundial. Esos recursos no pertenecen solo a quienes tienen la escritura sino a todos los argentinos. Lo que te permite la retención es distribuir en forma equitativa un recurso que es de todos.
C.T.: La retención también implica desenganchar, en algunos casos, el precio local del precio internacional. En ese sentido, es una herramienta más de la política económica. Y es por los motivos que explicó Silvina, que resulta tan importante la obligación de liquidar las exportaciones. Esta es la forma en la que se generan dólares en la economía argentina, y fue suspendida durante el gobierno de Macri. La bola de endeudamiento a la que llegamos, sobre todo en moneda extranjera, se produjo, justamente, por un programa económico de liberalización de los mercados, en general, y del mercado externo, en particular. Solo en el mes de marzo tenemos vencimientos de deuda equivalentes a seis programas de cobertura de medicamentos para jubiladas y jubilados. Solo en un mes. Esta es la dimensión de un proceso de endeudamiento y financiarización que fue realmente muy empinado. Por eso concluyó en un periodo tan corto de tiempo y con una crisis macroeconómica tan fuerte como la que hoy estamos atravesando.
–Alberto Fernández señaló a los formadores de precios como los responsables del aumento de los alimentos. ¿Qué incidencia tienen en la inflación?
C.T.: La inflación es un fenómeno muy complejo. Los factores en Argentina son las devaluaciones sucesivas, que tienen que ver con el estrangulamiento externo. En el momento en donde nos quedamos sin dólares, el tipo de cambio salta y los precios de toda la economía, también; los que están enganchados al dólar y los otros, por las dudas. Después vienen las tarifas de los servicios públicos. Acá hay una discusión acerca de cuánto del precio tiene que estar vinculado con el dólar. Y el tercero es la puja distributiva, cómo se distribuye entre capital y trabajo. Después están las cuestiones más microeconómicas de los sectores que pueden imponer un precio o consolidar mercados en el sentido de absorber una cantidad muy grande de la producción…
–Y la concentración en la distribución, también.
C.T: Efectivamente. Lo que hay que tener en cuenta es que la inflación no es producto de la concentración económica. Porque ese es un fenómeno que se ve en casi todo el mundo y no tienen el nivel de inflación que tenemos en Argentina. Lo que sí es cierto es que no te colabora para nada cuando vos lo que querés es desindexar. Hay vivos, claro que hay vivos. Por eso yo decía que cada una de las políticas que nosotros diseñamos en realidad requieren del compromiso ciudadano respecto de no me conviene tirar de esta piola porque del otro lado estás vos, y si vos te caés me caigo yo también.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/251640-la-desigualdad-social-como-enemiga