En un desenlace que se daba por descontado hace semanas, el Senado ratificó a la jueza ultraconservadora Amy Coney Barrett como nueva integrante de la Corte Suprema estadounidense. Detrás de su rival demócrata Joe Biden en las encuestas, el mandatario republicano había designado a Barrett, una ferviente católica de 48 años, para suceder al ícono progresista y feminista Ruth Bader Ginsburg luego de su muerte. Durante las audiencias de confirmación, los demócratas denunciaron sin suerte la voluntad del presidente de llevar adelante una nominación trascendental para el país tan cerca de la elección presidencial del tres de noviembre. Los republicanos, en tanto, destacaron la capacidad y experiencia de Barrett para ocupar el cargo. Con su elección, el máximo tribunal de justicia del país pasará a contar con seis jueces conservadores sobre nueve. Tres de ellos fueron nombrados por Trump, quien organizó una ceremonia de juramento pocas horas después de la confirmación del Senado, ignorando las preocupaciones de un país que atraviesa nuevos records de coronavirus.
El desenlace de la votación era previsible. Los conservadores controlan 53 de los 100 escaños del Senado y necesitaban 51 votos para confirmar a Barrett: consiguieron 52. Incluso si conseguían 50, el vicepresidente Mike Pence podía romper el empate en su calidad de presidente de la Cámara Alta. Los demócratas advirtieron que la confirmación de Barrett pondrá en peligro la protección de la atención médica y la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (Obamacare). E incluso podría ayudar a anular la ley del caso Roe contra Wade, que representa la histórica decisión aprobada en 1973 para proteger el derecho al aborto.
La bancada demócrata argumentó además a lo largo de las audiencias de confirmación que el proceso de confirmación se apresuró y acusaron a los republicanos de hipocresía al avanzar con la nominación después de bloquear la consideración del candidato a la Corte Suprema del expresidente Obama, Merrick Garland, en 2016. “Los republicanos no cumplieron con su palabra”, dijo en ese sentido el representante demócrata de Oregon, Ron Wyden.
“El partido republicano estuvo dispuesto a ignorar la pandemia para acelerar esta nominación a la Corte Suprema”, dijo el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, quien agregó que los republicanos “supervisan el proceso más partidista, más hipócrita y menos legítimo en la historia de las nominaciones a la Corte Suprema”. En el discurso más crítico de la bancada demócrata, Schumer dijo que el pueblo estadounidense “sufrirá las consecuencias de la extrema derecha de la jueza Barrett”. Por su parte Dianne Feinstein advirtió: “La jueza Barrett representa una amenaza para los derechos reproductivos y los derechos del colectivo LGBTI, derechos que la jueza Ginsburg trabajó muy duro para proteger”.
Desde la vereda opuesta, Thom Tillis destacó que Barrett “será la primera mujer de la Corte Suprema con niños en edad escolar”. Sin más argumento que su trayectoria jurídica, Tillis aseguró: “Amy Coney Barrett pasará a la historia como una de las grandes juezas de la Corte Suprema de Estados Unidos. Es una pena que esta sea incluso una decisión dividida”. Los republicanos reiteraron su retrato de Barrett como una madre trabajadora y capacitada para el puesto.
En suma, el bloque oficialista en el Senado se aglutinó detrás de la elegida por Trump. Aunque dos senadoras republicanas manifestaron su oposición a la velocidad con que se llevó el proceso de nominación de Barrett, una de ellas, Lisa Murkowski, anticipó el fin de semana que eso no le impediría votar en favor de la magistrada. “Perdí la batalla de procedimientos”, pero “no tengo nada en contra de ella como persona”, dijo.
Una Corte más conservadora
El ascenso de la jueza Amy Coney Barrett modificará considerablemente el equilibrio del alto tribunal, con una mayoría conservadora de seis magistrados contra tres de corte progresista. Esta madre de siete niños opuesta al aborto podrá participar de su primera audiencia el dos de noviembre, en la víspera de la trascendental elección presidencial. Por lo tanto, podría tener que pronunciarse si la Corte llegara a evaluar eventuales recursos contra los resultados del escrutinio en unos comicios que definen el futuro político del mandatario que la designó en el puesto.
La nominación de Barrett generó polémica porque se produjo muy poco después de la muerte de la recordada Ruth Bader Ginsburg, fallecida a mediados de septiembre, y a pesar de que la jueza progresista dejara escrito que su “deseo más ferviente” era “no ser reemplazada hasta que haya un nuevo presidente” que surgiera de los comicios del tres de noviembre.
El presidente Donald Trump, que no puede permitirse una pausa cuando falta una semana para las elecciones y corre desde atrás en los sondeos, fijó la ceremonia de juramento de la nueva magistrada de la Corte Suprema en la misma noche del lunes. Mark Meadows, jefe de gabinete del mandatario, lo confirmó: “Haremos todo lo posible para fomentar el mayor distanciamiento social posible. Se hará al aire libre si sale como estaba planeado”. Justamente en la ceremonia en que Trump había nominado a Barrett a principios de octubre, al menos ocho asistentes, entre ellos el presidente y la primera dama, dieron positivo de coronavirus. El presidente continúa intentando achicar la distancia con Biden con grandes y promocionados actos en los que muchos asistentes no usan
mascarilla ni respetan el distanciamiento social.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/301891-la-corte-suprema-de-ee-uu-tiene-mayoria-conservadora