Más que crear nuevos conflictos, lo que hizo la derrota en las PASO es sacar a la luz y reavivar todas las viejas rencillas que existen en la alianza oficialista. Si Elisa Carrió tenía inquina contra los radicales, ya no lo esconde. Tampoco contra el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. El dirigente mantiene silencio mientras sus hombres cuestionan la estrategia oficial. Se sabe que ya hace rato tiene enfrentamientos con Marcos Peña y María Eugenia Vidal, ambos defendidos por Carrió. Hay algunas paradojas: la dirigente de la Coalición Cívica respalda al jefe de Gabinete, pero aborrece a su sombra, el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, quien viene recibiendo críticas tanto de los aliados macristas como del monzoísmo. El espacio de Horacio Rodríguez Larreta pugna entre estas internas por mantenerlos a todos juntos como inminente oposición para renovar las chances de volver en 2023.
Todas las rencillas que se hicieron públicas de una u otra manera a partir de la derrota del 11 de agosto tienen existencia previa. Responden a posicionamientos políticos diferentes o miradas estratégicas distintas, en algunos casos, y a viejos rencores, en otros. El interbloque de Cambiemos en Diputados, que por ahora se mantiene unido, es una de sus cajas de resonancia. Pero incluso dentro del bloque del PRO hay distintos sectores: los que están con Monzó, los que están con Larreta (allí se incluye el actual jefe de bloque, Alvaro González), y alguno que todavía se referencia con los PRO puros.
La prueba de esto fue una reunión de bloque a la que invitaron a Federico Morales, hombre de Peña, para que explique cómo piensa reperfilar la campaña electoral, luego del fracaso estrepitoso del diseño que hicieron para agosto. El funcionario escuchó las críticas y se comprometió a una reformulación. Peña mismo será el encargado de recibir al interbloque este martes a las 18 en Olivos para una devolución. Aún así, subsisten una serie de internas que ponen en crisis la alianza oficial hacia el futuro.
Cornejo contra Macri. El gobernador de Mendoza hizo ostensible su ausencia en las distintas reuniones a las que convocó el presidente. Su excusa fue un viaje a Costa Rica que lo mantuvo bien lejos de una foto con Macri. Está claro que Cornejo tiene una preocupación inminente: las elecciones en Mendoza del 29 de septiembre, donde el radicalismo se juega uno de los tres gobiernos provinciales. Mantener la distancia con Macri es un imperativo en ese contexto. Pero más allá de las necesidades estratégicas, Cornejo hace un extenso tiempo que tiene diferencias con la estrategia del presidente, con la forma de gobernar y con la falta de consulta a la UCR. La relación con el macrismo seguramente cambie sustancialmente una vez que no estén más en el Gobierno. Por supuesto, los radicales aportan su propia interna…
Cornejo contra Negri. Los dos dirigentes radicales representan posturas distintas ante el actual Gobierno. Si el gobernador de Mendoza plantea la posición más dura, Mario Negri es más moderado y vienen acompañando como jefe del interbloque Cambiemos los intentos económicos y políticos postderrota. Ambos se verán las caras el año que viene en el Congreso y ya hay ruido de fondo por quién mantendrá la conducción del bloque. “Siempre tuvieron una relación tirante”, sostiene. Negri se tiene fe en mantener su preeminencia sobre Cornejo. También auguran que Gerardo Morales lo reemplazará en la conducción de la UCR nacional. En tanto, desde el macrismo le factura a los radicales que falló en las provincias en las que tenía votos supuestamente para aportar.
Carrió contra Cornejo. La líder de la Coalición Cívica, que se fue hace ya décadas de la UCR, tiene muy mala relación con todo lo que identifique con Enrique “Coti” Nosiglia. Y a Cornejo lo asocia a ese esquema, lo mismo que a Ramón Mestre en Córdoba, o a Emiliano Yacobitti y a Martín Lousteau en la Ciudad de Buenos Aires. En cambio, mantiene buena relación con Negri -lo apoyó en la interna cordobesa que hizo saltar por los aires Cambiemos córdoba-, con José Corral en Santa Fe. Podría pasar una presidencia de Morales en un intento futuro por mantener la alianza unida.
Carrió contra Monzó. La líder de la Coalición Cívica acumuló internas en sus años de aliada (contra Daniel “El Tano” Angelici, contra el ministro de Justicia, Germán Garavano y sigue la lista), pero una que reiteró este año es su pelea con el presidente de la Cámara baja. Lo acusó de nunca darle la palabra en el recinto y de pactar con el peronismo para desestabilizar al Gobierno. Recibió una respuesta furibunda del entonces jefe de bloque del PRO, Nicolás Massot. Hoy Massot le apunta a Durán Barba, como tantos otros (Carrió incluída), como una forma de cuestionar sin decirlo a Peña.
Monzó contra Peña. Desde 2015 para acá, la relación entre el titular de Diputados y el jefe de Gabinete fue de mal en peor. A Monzó lo exiliaron de la mesa chica del Gobierno y recién en 2018 hubo un intento de que retornara, muy publicitado, que no funcionó. Y no caminó, entre otras cosas, por obra y arte de Peña. Hoy los dirigentes cercanos a Monzó consideran seguro que Cambiemos se va a disolver en 2020 y se imaginan en otro espacio. Todavía no adelantan en cuál.
Peña contra Vidal (y viceversa). La relación entre el jefe de Gabinete y la gobernadora bonaerense empeoró en el último año y estalló tras las elecciones. Desde el entorno de Peña le facturan a Vidal que no levantó en provincia los votos como prometía: de hecho, se hundió peor que Macri. Desde el entorno de la gobernadora, cuestionan toda la estrategia de este año, que no se tuviera en cuenta el reclamo de los intendentes oficialistas de desdoblar las elecciones. Muchos de ellos hoy están a punto de perder sus municipios. “María Eugenia muy caliente con Marcos. Le viene negando una foto”, cuentan en su entorno. Juran que llegó a intercambiar algunas palabras muy duras con Macri por su decisión de mantener al jefe de Gabinete.
Carrió contra Frigerio. En un año en el que no se privó de nada, Carrió también le apuntó al ministro del Interior. No es nuevo: “Quiere ser presidente, del peronismo puede ser, de Cambiemos no sé”, le destinó hace poco menos de un año Carrió a Frigerio cuando estaba en discusión el Plan V, para cambiar la candidatura de Macri por la de Vidal. En las últimas semanas, además de sembrar dudas sobre el escrutinio, que era su responsabilidad, Carrió lo acusó de no acompañar a los candidatos locales. Le salió al cruce el viceministro del Interior, Sebastián García De Luca: “Quienes lo critican a Rogelio, lo hacen hacia el presidente”, le devolvió. Los radicales tampoco tienen un buen concepto sobre Frigerio, en particular los gobernadores. Esto, pese a que muchas veces tenían miradas similares.
Larreta, el gran unificador. En un escenario cargado de grietas, Larreta se propone mantener unida la alianza. “Tenemos que seguir juntos en el bloque del Congreso y reconfigurar el espacio. Naturalmente, Horacio va a ser el líder”, dicen en la Cámara de Diputados sobre el postmacrismo. Hay quienes se preguntan cómo seleccionará -de mantener su cargo en la Ciudad- el jefe de Gobierno entre los que se queden sin puestos en Nación y en provincia. También qué lugar tendrá Vidal. Algunos prevén que Jorge Macri le va a ofrecer ser su armador en la provincia. Es uno de los intendentes que tiene chances de sobrevivir. Lo que no está tan claro es cuándo de la alianza actual llegará a 2020. Ni hablar de 2023.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/215681-la-bolsa-de-gatos-que-es-cambiemos