Una nueva presentación contra los camaristas de Casación Gustavo Hornos y Mariano Borinsky dejó perplejos a varios integrantes del Consejo de la Magistratura, no tanto por los personajes denunciados sino por el denunciante y por los términos utilizados. Es alguien que perteneció a las filas de Cambiemos y que ahora dice que vivió el lawfare en carne propia como víctima de operaciones político-judiciales por una interna durante el gobierno de Mauricio Macri. Se trata de Sergio Varisco, el ex intendente de Paraná condenado a seis años y seis meses de prisión por narcotráfico, cuya sentencia fue confirmada por los casadores en cuestión, a quienes apunta por sus “estrechos vínculos” con el expresidente y sus visitas a la Quinta de Olivos y la Casa Rosada.
Cuando relata una supuesta persecución en su contra, Varisco salpica a muchos: desde el propio expresidente, hasta Patricia Bullrich y también Rogelio Frigerio, poco asociado hasta ahora a las maniobras judiciales del macrismo. Tanto Hornos, titular del máximo tribunal penal, como Borinsky, coleccionan pedidos de juicio político, algunos como dúo y otros de manera individual. Sobre el primero la investigación está más avanzada. Pero hay otra, con posibilidades de prosperar, que apunta a otro de sus compañeros, Juan Carlos Gemignani, denunciado por violencia de género, nada menos.
Por lo asombroso del planteo, es evidente que los consejeros deberán analizar la presentación con cautela ya que podría tener visos de realidad y a la vez intentar ser instrumento del exintendente para batallar contra su complicada situación penal. Apuro no es lo que caracteriza las investigaciones en marcha contra los jueces de Casación. La comisión de Disciplina y Acusación, que lidera el camarista Ricardo Recondo, lleva casi un mes sin reunirse. Los expedientes contra Borinsky se sortearon para investigación recién esta semana. Le tocaron a la senadora María Inés Pilatti Vergara. Como sea, la realidad es que tres jueces del más alto tribunal penal están bajo sospecha.
Varisco, un hombre de origen radical que llegó a intendente por la alianza Cambiemos, utiliza la palabra “lawfare”. En un escrito que firma su hija, Lucía Varisco, dado que él está internado, repasa su carrera política para desembocar en 2019, cuando al parecer soñaba con postularse para gobernador de Entre Ríos pero Macri prefirió a Frigerio. Ya venía mal con su vice intendenta, Josefina Eteniot, que respondía al macrismo más puro. En esa pelea política, según él, comenzó un hostigamiento a través de los medios de comunicación y las fuerzas de seguridad dependientes de Bullrich, a lo que agrega la AFI. “Sin dudas que creo haber sido víctima de lawfare y espionaje de baja estofa, con una descarnada campaña mediática”, acusa, y la asocia con Marcelo D’Alessio, el falso abogado preso en la megacausa que investigó el juez Alejo Ramos Padilla donde se investiga una organización dedicada al espiar y extorsionar.
El dirigente había sido vinculado directamente con el narco Daniel “Tavi” Celis, señalado en la causa como financista de la campaña de Cambiemos. Casación no le dio relevancia sus planteos sobre persecución política y ratificó la condena con las firmas de Hornos, Borinsky y Javier Carbajo. Cuando salieron a la luz las visitas recurrentes de los dos primeros a Macri, Varisco dice que vislumbró que le pasaba lo mismo “que sucede en otras causas donde se investigan la ilegítima e irregular utilización de la justicia federal para la persecución de adversarios políticos y el espionaje ilegal”. Sí, el hombre se equipara con las causas armadas contra ex funcionarios del kirchnerismo y se convierte en alguien que ofrece describir un ángulo de la mesa judicial desde adentro. Habrá que ver cómo lo encara el Consejo de la Magistratura.
Entre los jueces de Casación con pedidos de remoción, Hornos fue el primer denunciado por el actual ministro de Justicia, Martín Soria, cuando todavía era diputado y salieron a la luz las seis primeras visitas de este magistrado a la Rosada cuando Macri era presidente y él resolvía fallos que le interesaban. En un plenario Hornos dijo ante sus pares que tenía una “relación social” con el expresidente y que hablaban de política judicial. Pero después se negó a dejar constancia de sus dichos en un acta. La instrucción del expediente está a cargo del presidente del Consejo, Diego Molea, que pidió entre otras cosas el registro del zoom de la reunión donde los colegas de Hornos lo habrían encarado, pero la Dirección de Informática respondió que no existe. Todavía está la opción de que llamen a declarar a otros jueces/zas de Casación, podría ser escandaloso. Lo que sí recibió el consejero son las planillas de la Casa Rosada y la Quinta de Olivos que acreditan las visitas de Hornos. Y las notas donde sus pares le recriminan su comportamiento.
Borinsky fue denunciado también después de que se conociera que hizo quince visitas la residencia presidencial, donde iba jugar fútbol, paddle y tenis con Macri. La primera presentación de un abogado le apuntaba a él en forma individual. Luego hubo otras presentaciones, ya que aquellos contactos con el ex presidente tenían relación temporal con fallos que interesaban a Cambiemos porque afectaban a Cristina Kirchner y a otros exfuncionarios: dólar futuro, “ruta del dinero K”, Los Sauces y Hotesur, Memorándum, entre otros. Sobre este último caso se presentaron Javier y Jordana Timerman, hermana e hija del fallecido Héctor Timerman, que responsabilizaron al dúo Borinsky-Hornos por la persecución al canciller, el aval a la reapertura de una causa donde no había delito y la apertura de una causa melliza para que quedara en manos del fallecido Claudio Bonadio, que dictó prisiones preventivas. Ese juez fue quien impidió a Timerman viajar para continuar su tratamiento contra el cáncer en Estados Unidos. Como dúo los casadores también fueron denunciados por Alan Schlenker, el ex barra de River condenado a prisión perpetua por instigar el crimen de Gonzalo Acro, cuya condena respaldaron, con la disidencia de Ana María Figueroa. Schlenker también dijo que el ex titular de la AFI, Gustavo Arribas, era un intermediario. Pilatti Vergara tendrá mucho por desentrañar.
De las consultas que hizo este diario en el Consejo, todo parece indicar que las investigaciones contra Borinsky y Hornos se tomarán su tiempo y tal vez tenga más posibilidades de prosperar la que complica a Gemignani, denunciado por Molea después de que se conociera que había enviado un mensaje a un chat institucional de Casación el día de la mujer, dirigido a sus colegas mujeres, que decía: “feliz día para todas!! Especialmente para las delincuentes!!! Sólo se alcanzará la igualdad cuando se les reconozca el derecho a delinquir! Y también entonces sean pertinentemente penadas!! Mientras tanto poniéndolas en evidencia!! Gran abrazo!!!! Hasta que la igualdad no sea solo relato!”.
Este expediente quedó a cargo del abogado Carlos Matterson. Logró algo que hasta ahora ni dentro de la Casación habían conseguido dos de las juezas Ana María Figueroa y Angela Ledesma, que intentaron que el tema se tratara en un plenario: que se certificara el mensaje de WhatsApp ante posibles investigaciones. Las expresiones de Gemignani fueron repudiadas por numerosas organizaciones y a nadie se le escapa que es el mismo juez que ordenó detener a una secretaria y la dejó dos horas incomunicadas, por lo que fue sancionado. Podría ocurrir que declaren las juezas. Mientras tanto, el Consejo ordenó una encuesta anónima dentro del tribunal porque se sospecha que el camarista habría sido protagonista de otros episodios de violencia machista.
Dentro de Casación, el juez Alejandro Slokar y las juezas Ledesma y Figueroa pidieron ante todos estos episodios que al menos Hornos se corriera de la presidencia. No lograron ni que convocara a un plenario. Habrá que ver si el Consejo puede mover alguna ficha. Parece una tarea ardua.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/341847-la-bizarra-denuncia-de-lawfare-de-varisco