Alberto Fernández justificó la necesidad de expropiar Vicentin no sólo por “la cantidad de productores que dejó colgados”, porque “no está en condiciones de seguir sola” y “va camino a la extranjerización” sino también por la “importancia estratégica” de tener “una empresa testigo” en el mercado alimentario. El objetivo del gobierno “no es quedarse con la empresa, es rescatarla, porque así como está va rumbo al precipicio”, destacó. Sobre el planteo de los directivos de la cerealera para “que YPF se haga cargo”, el presidente explicó que sería imposible justificar que la empresa estatal compre acciones con “todos los planteos de irregularidades” de Vicentin que investiga la justicia y que “van desde vaciamiento hasta lavado de dinero”. Frente a quienes “hacen política en Twiter” y dicen que “somos Venezuela”, aclaró que “no soy socialista, soy peronista, creo en el capitalismo, en un capitalismo más justo y que distribuya mejor”. Sobre la renegociación de la deuda, subrayó que el objetivo no era solucionar un problema del gobierno sino de la Argentina, “para que quien me suceda” no vuelva a heredar “la locura que nos dejaron a nosotros”.
Consultado sobre “la bomba que explotó el lunes” por LT3 de Rosario, Fernández aclaró que “la bomba explotó allá por diciembre cuando Vicentin dijo que tenía ‘estrés financiero’, que no le podía pagar a los productores, que se le hacía imposible cumplir sus compromisos financieros y se presentó en concurso de acreedores”. Recordó que “hay sólo siete cerealeras en la Argentina, cuatro son extranjeras, la exportación de cereales representa más o menos el 15 por ciento de los ingresos públicos” y la expropiación “nos permitiría como país tener una empresa testigo, como es YPF en el rubro hidrocarburífero, en un mundo donde el tema alimentario después de la pandemia será algo central”. “Es importante estratégicamente”, remarcó.
Fernández se refirió también a la deuda que negocia el Ministerio de Economía y reconoció que le pidió “ayuda” al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para “hablar con algunos acreedores que él conoce, y tomó cartas en el asunto”. Tras la nueva extensión del plazo de negociaciones, cuestionó que haya tanta “ansiedad sobre ese tema”. “Llevamos dos meses y nos apuran”, lamentó. “No quiero resolver el problema de la deuda para el gobierno de Alberto Fernández sino para la Argentina, para que quien me suceda no tenga que pasar por lo que estoy pasando yo y tenga que cumplir obligaciones externas razonables, no la locura que nos dejaron a nosotros”, remarcó. Consideró que “hay que ser muy cuidadosos”, explicó que su gestión trabaja “para buscar un acuerdo con acreedores” pero “que sea sostenible, que lo pueda pagar la Argentina y que el costo de pagarlo no sea un mayor esfuerzo de sectores a los que no podemos pedir más esfuerzo”.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/272196-estaba-al-borde-del-precipicio