Por un futuro en común es un libro de diálogos sobre la economía cooperativa, popular, social y solidaria. En él, diecisiete entrevistados –entre ellos hay fundadores de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), referentes de confederaciones cooperativas, investigadores, funcionarios– hablan de sus prácticas y piensan el futuro del sector. Son reportajes que reflejan el mundo de los que trabajan sin patrón, en su conjunto más amplio y diverso. Sus modos de resistir y de proyectarse hacia “la otra economía”.
Dice en uno de los capítulos Verónica Gago, politóloga e investigadora: “Lo más interesante de pensar sobre las economías populares es que no son fenómenos excepcionales ni de crisis. No se los puede tratar como si fuese algo espontáneo que vuelve a la vieja normalidad. Lo que logran, justamente, es crear infraestructuras que se sostienen en el tiempo, con crisis, con precariedad, pero son infraestructuras populares”.
Los entrevistados han sido parte de esa construcción, incluso los que provienen de la academia o se desempeñan en el Estado.
El economista Alexandre Roig integra el Movimiento Evita. Desde el Ministerio de Desarrollo Social diseñó el Registro de Trabajadores de la Economía Popular y hoy es titular del INAES, el organismo que promueve el cooperativismo. “Hay que abandonar el concepto del Estado liberal que separa al Estado de la sociedad”, plantea. Y critica la frase “los dos lados del mostrador”, porque le parece “la naturalización de la idea de que el Estado se especializa en no estar conectado con la sociedad”. “¿Cuáles son las mediaciones para saber lo que ocurre en la sociedad? Los grandes dramas de nuestra sociedad tienen que ver con esta separación entre Estado y sociedad”.
En los años ochenta, Oscar Minteguía creó una cooperativa de consumo popular junto a quien hoy es ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis. Ese fue su paso previo a entrar a la política. “La economía popular es la reacción espontánea de la gente para no morirse”, señala ahora Minteguía desde la secretaría de Desarrollo Social de San Martín. Su municipio es el más avanzado en el compre del Estado a los emprendimientos y fábricas recuperadas. “Las relaciones económicas predisponen relaciones sociales, generan un tipo de comunidad. Nuestra responsabilidad, desde el Estado, es dar visibilidad y organicidad (a la economía popular y solidaria). Es aumentar las oportunidades para que se desarrolle, ponerle presupuesto, planificación”, considera.
María Castillo, integrante del Movimiento de Trabajadores Excluidos, Directora Nacional de Reciclado, reconstruye las luchas para llegar desde el cartoneo a las actuales cooperativas, que en la Ciudad de Buenos Aires lograron conveniar su trabajo con el estado. El reciclado “no fue solamente un empleo, sino ir en busca del reconocimiento y de la legalidad de un trabajo”, señala.
Otros entrevistados hicieron el camino desde el trabajo informal a la representación del sector. Como Esteban “Gringo” Castro, el titular de la UTEP, que recuerda cómo “ya en el gobierno de Néstor empezamos a ver que la economía popular no era algo transitorio. Se crecía al 9 por ciento durante años, se incorporaba un montón de gente al trabajo, pero no llegábamos a los niveles de ocupación del alfonsinismo”.
En el diálogo con Paula Abal Medina surgen las paradojas de nuestra historia política reciente. Socióloga e investigadora del Conicet, Abal Medina conoce a la economía popular desde adentro; su trayectoria incluye haber trabajado con el MTE y con la UTEP. Sus investigaciones se mantienen pegadas a lo real. “Veo un desencuentro entre el impresionante proceso político que significó el kirchnerismo, el más rico de todos los que viví, el que más me marcó, con una audacia enorme, y cierto menosprecio de las mediaciones. De las mediaciones populares, la comunidad organizada, el movimiento obrero organizado y todo ese tejido comunitario de los barrios. Ahí hay un desencuentro que lleva a ciertas desconfianzas. Ese desencuentro dilapida fuerzas de cambio y transformación muy necesarias”, sincera en el reportaje. Y explica alguna clave de por qué sectores neoliberales, como el macrismo, “tendieron a tener una política más directa con las organizaciones sociales” .
En Por un futuro en común hablan también actores del cooperativismo, de las fábricas recuperadas, la agricultura familiar y comercializadoras alternativas.
El libro fue escrito y editado Huvaití, una cooperativa especializada en comunicación popular. Washington Uranga, Manuel Barrientos, Walter Isaía, Mauro Limas, Natalia Aruguete y Paula Faedi realizaron las entrevistas de este volumen, el primero de la editorial, que presentaran este sábado 9 de julio, a partir de las 15, en el local que abrieron junto a Alimentos Cooperativos, ubicado en Moreno 945, Monserrat.
“Nos pareció muy importante poder realizar un libro con diálogos con referentes de la economía cooperativa, popular, social y solidaria”, señaló Manuel Barrientos. “Es un campo sobre el que venimos trabajando y que creemos que tiene mucha potencia, vitalidad. En esas cooperativas está buena parte del futuro productivo y de generación de trabajo de la Argentina”.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/435640-el-mundo-de-los-que-trabajan-sin-patron