La investigación por los violentos carteles contra Cristina Kirchner entró en una especie de laberinto sin salida clara a la vista. Para la justicia nacional-criminal está probado que el original de los afiches y el dinero para pagar el anticipo llegaron a la imprenta de Lanús a través del chofer de un auto Fiat Palio. El hombre fue detenido en la noche del martes y le dijo a la policía que él trabaja en la aplicación Uber. Dio el nombre y la dirección de la mujer que le entregó los elementos para llevar a la imprenta y el juez Manuel De Campos ordenó el allanamiento y la detención de esa mujer, de 61 años. En sus redes sociales, la señora no exhibe ninguna postura política. En paralelo, se presentó en la fiscalía porteña Francisco Serrano, jerárquico-vendedor de la imprenta, y quien recibió el encargo de los carteles. Serrano pidió ser asistido por un defensor oficial y se comprometió a declarar ante el fiscal Mauro Tereszko este viernes. Por ahora, viene gambeteando a la Justicia.
Remise
El caso de los afiches se está pareciendo al gran bonete: ¿yo señor?, no señor. Así pasó con el dueño del Palio que llegó hasta Viagraphic, en Lanús, entregó el original para imprimir los afiches y el dinero para el adelanto: 282 mil pesos. La llegada del Palio fue captada por las cámaras de la imprenta y todo se condice con la declaración del dueño de la empresa, Julio César Franchino, que se presentó ante el fiscal Leonel Gómez Barbella.
Como anticipó Página/12, el Palio podría estar prestando servicio de remise, dado que el modelo de auto no se condice con el poder económico de alguien que dispone de unos 600 mil pesos para hacer campaña sucia.
Aún así, el juez De Campos ordenó la detención del chofer pero, asombrosamente, cuando el hombre le dijo a la policía que trabajaba para la aplicación Uber y declaró quién le encargó el viaje, el magistrado dispuso su libertad inmediata.
Según el chofer, el dinero y el original se los entregó una mujer que vive en la calle Billinghurst, en el barrio porteño de Recoleta. Tiene 61 años y, al menos en sus redes sociales, no aparece con vinculaciones políticas. De Campos ordenó el allanamiento del domicilio y la detención de la mujer, algo que se estaba concretando al cierre de esta edición.
Jerárquico
La Justicia porteña, mientras tanto, esperaba la declaración este miércoles del jerárquico y vendedor de la imprenta, Francisco Serrano. El hombre fue el que cursó el pedido de la impresión de los carteles dentro de Viagraphic, es decir que teóricamente sabe quién encargó los afiches. Además, llamó a los fijadores, los contrató y les pagó 90 mil pesos por pegarlos en el centro de CABA. El dueño de la imprenta, Franchino, le entregó al fiscal Gómez Barbella un pendrive en el que estaban las instrucciones de cuánto pagar y cómo pegar los carteles. Según Franchino, el pendrive es de Serrano.
Todo indica, entonces, que el jerárquico-vendedor conoce la trama detrás de la campaña sucia. El fiscal nacional viene pidiendo su detención, pero el juez De Campos no insistió demasiado en apresarlo. Eso le permitió a Serrano eludir el fuero nacional y se presentó en el porteño. Como adelantó este diario, llegó a la fiscalía de Tereszko sobre el mediodía, pidió ser asistido por un defensor oficial y no declaró. Presentó un escrito para que le otorguen una prórroga de 48 horas, por lo que va a declarar el viernes.
Acusaciones
El caso de los carteles, mientras tanto, se convirtió en un feroz cruce de acusaciones. Están los que apuntan hacia el macrismo porque dicen que detrás de la operación estuvo el publicista vinculado al PRO Valentin Bueno. Este lo niega en forma tajante. Del otro lado, sostienen que es una campaña sucia dentro del peronismo y que el culpable es el publicista Enrique “Pepe” Albistur. También la negativa es categórica.
Lo cierto es que, al menos por ahora, la Justicia no consiguió pruebas objetivas, claras, de quién mandó a hacer y pegar los carteles, que apuntaron sobre todo a incrementar la violencia en la política argentina.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/413672-carteles-contra-cfk-la-pista-de-la-mujer-de-recoleta