Tras los primeros rechazos, el presidente Mauricio Macri recalculó su convocatoria. La amplió no solo a la figura de Cristina Fernández de Kirchner –resistida hasta hace unos días–, a los 24 gobernadores, a los empresarios, sino a las Iglesias (católica y evangélica), y a la cúpula de la CGT (no así a las CTA). La idea que tienen en la Rosada es generar reuniones bilaterales del presidente con cada dirigente y con cada sector. La agenda, de momento, no tiene fecha, dado que el plan se fue reconvirtiendo día a día y, hasta ahora, las respuestas fueron negativas. En el entorno de CFK, quien se encuentra en el sur, se mostraron escépticos. “Es imposible que Cristina firme este acuerdo”, adelantó Alberto Fernández.
Macri dirigió una carta a quien él consideró los precandidatos a presidente (varios todavía no se lanzaron): CFK, Roberto Lavagna, Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Miguel Angel Pichetto y Daniel Scioli. Excluyó a otros precandidatos lanzados, como Felipe Solá, quien por otro lado también expresó ayer su rechazo a los 10 puntos, en especial a una reforma previsional. Además, Macri envió la convocatoria a los 24 gobernadores. A todos los invitó a sumar aportes.
La misiva dice que “los argentinos y el mundo quieren tener más claridad y certeza de que hemos podido dejar de discutir algunas cosas que ya no se discuten en la mayor parte de los países”. “No son un plan de gobierno ni un contrato de adhesión”, dijo Macri con lo que le contestó no solo a Lavagna sino también a los aliados radicales que buscan sumar a sectores del peronismo a Cambiemos.
La convocatoria fue ampliada a otros sectores empresariales, sindicales y hasta eclesiásticos. No solo convocaron a la Iglesia católica, sino a las evangélicas, que mostraron su poder de movilización para oponerse a la ley de aborto seguro, legal y gratuito. También convocó al Centro Islámico y a la DAIA, pese a que esta última no es la jerarquía de un culto.
Por otra parte, sumar a los empresarios fue una jugada segura, porque ya apoyaron la iniciativa y pidieron que se los incluya. Entre otros, están convocados el Grupo de los 6, que incluye a la Unión Industrial Argentina (UIA), la Sociedad Rural (SRA), la Bolsa de Comercio, la Cámara de Comercio, la Cámara de la Construcción y la Asociación de Bancos Argentinos (ABA), la CAME y La Asociación Empresaria Argentina (AEA).
En materia de sindicalistas, Macri se mostró mucho más selectivo. Convocó a la cúpula de la CGT. A las CTA, en cambio, no las reconoció como interlocutor, como tampoco a las otras corrientes sindicales. Tampoco parecen estar contemplados los movimientos sociales. Desde Barrios de Pie, plantearon ayer que “los movimientos sociales deben ser incorporados al diálogo porque el hambre es el principal problema hoy en la Argentina”.
Bilaterales
El nuevo diseño de la convocatoria –que fue lanzada intempestivamente a fines de la semana pasada y que cosechó rechazos de Lavagna y Massa en cuestión de horas– fue pensado en un encuentro del jefe de Gabinete, Marcos Peña, con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta. Los últimos tres, integrantes del ala política, están entre los principales impulsores de la convocatoria, que busca que el presidente retome la iniciativa política y, de fracasar, el plan parece ser dejar a los opositores como los responsables de la crisis económica. “No se puede gobernar sin dialogar. No es un plan de gobierno, ni una plataforma electoral”, insistió Vidal.
Hasta ayer la convocatoria no tenía agenda, ni una forma concreta. Ahora consistiría en bilaterales del presidente con cada uno de los convocados.
“El diálogo está cimentado sobre algunos coincidencias básicas que tiene que alcanzar toda la sociedad argentina. Acá no estamos discutiendo personas o liderazgos. Es un diálogo que está abierto a todos los dirigentes, no solamente los políticos”, sostuvo el canciller Jorge Faurie al final de la reunión de Gabinete. “La convocatoria a esta búsqueda de consensos básicos no tiene que excluir a nadie y por supuesto Cristina Kirchner representa una parte importante del electorado y debe formar parte de esta mesa”, sumó Frigerio.
En la Rosada insistieron en que los 10 puntos no están cerrados y son “conversables”. Es la respuesta al rechazo masivo que tuvo la convocatoria en su primera versión de la semana pasada. En el entorno de CFK ya habían descartado que la ex presidenta quisiera discutir a libro cerrado esos puntos. “Los diez puntos son los que pide el FMI. Nosotros no creemos en eso. Si nos llaman para firmar, no tenemos nada que hacer. Así como está la hoja de ruta, CFK no firma”, insistió ayer el jefe del bloque kirchnerista, Agustín Rossi.
Alberto Fernández comentó que ayer por la tarde conversó telefónicamente con la ex presidenta, que se encuentra en El Calafate, y dejó entrever que hay pocas chances de que acepte el convite. “Los 10 puntos son un disparate”, explicó Fernández. Agregó que esos puntos son para avalar la propuesta del Gobierno, que hoy muestra un rechazo del 70 por ciento en la población. “Es muy peligroso. Si toda la oposición llegara a avalar estas políticas, la democracia se vería seriamente afectada”, afirmó.
La convocatoria del Gobierno a CFK llega un día después de que Macri la atacara en un post de Facebook, como prueba de que la campaña no se pondrá en pausa.
Por su parte, el ex gobernador bonaerense Daniel Scioli –lanzado nuevamente a la presidencia– se mostró dispuesto a concurrir. Contó que Macri lo llamó a eso de las diez de la noche del domingo para conversar. “Hay que hacer todos los esfuerzos para llevar tranquilidad y previsibilidad desde mi lugar. Soy un hombre de diálogo, de consenso amplio y sosteniendo hace tiempo que frente al único camino que propone el Gobierno, hay otro y espero que se tomen mis ideas”, dijo Scioli.
Si bien Frigerio había mencionado que también iban a convocar a la izquierda, hasta ayer el FIT no había sido invitado. Sus dirigentes estaban elaborando sus propios 10 puntos, con el enfoque opuesto a los del Gobierno. Lavagna también había lanzado su propia plataforma. Lo que no se consigue, por ahora, son candidatos a firmar la del Gobierno.
La misiva dice que “los argentinos y el mundo quieren tener más claridad y certeza de que hemos podido dejar de discutir algunas cosas que ya no se discuten en la mayor parte de los países”. “No son un plan de Gobierno ni un contrato de adhesión”, dijo Macri con lo que le contestó no solo a Lavagna sino también a los aliados radicales que buscan sumar a sectores del peronismo a Cambiemos.
La convocatoria fue ampliada a otros sectores empresariales, sindicales y hasta eclesiásticos. No solo convocaron a la Iglesia Católica, sino a las evangélicas, que mostraron su poder de movilización para oponerse a la ley de aborto seguro, legal y gratuito. También convocó al Centro Islámico y a la DAIA, pese a que esta última no es la jerarquía de un culto.