Desde Brasilia
Jair Bolsonaro anunció que estará ausente de la misa en homenaje a la primera santa nacida en Brasil, la Hermana Dulce, porque va a participar en la “entronización del rey de Japón”. En rigor se refería al emperador Naruhito cuyo nombre posiblemente desnozca porque Japón es un país de una importancia relativa – sin ser irrelevante – en la agenda brasileña.
El pretexto de viajar a Tokio es insuficiente para disimular una decisión que responde a otros motivos, uno de ellos es la política de hostilidad hacia el papa Francisco, quien canonizará a la religiosa bahiana el próximo domingo en el Vaticano donde desde hace cuatro días se lleva adelante el Sínodo de la Amazonia. Un cónclave al que viajaron varios indígenas y curas con trabajo en las comunidades, y al cual Bolsonaro consideró lesivo para la “soberanía nacional”.
En la percepción del excapitán (inducida por su cosejero de ultraderecha Olavo de Carvalho y lobbystas del cristianismo sionista) el Papa movería los hilos de una conjura mundial de la que serían parte los pueblos originarios, los medios y el presidente francés neoliberal Emmanuel Macron, a quien llamó “izquierdista”.
El vicepresidente, general Hamilton Mourao, estará en la ceremonia vaticana representando al gobierno de Brasil.
También viajará a Roma una delegación de senadores y diputados demostrando la importancia de la canonización, incluso desde la perspectiva política , para el país católico más populoso del mundo. De alguna manera ese nutrido número de personalidades expresa el vacío político que acecha al gobernante de quien se están distanciando varios de los aliados con los que llegó al Palacio del Planalto en enero pasado.
Bolsonaro ni siquiera participará en la misa campal en el estadio Fonte Nova de Salvador, donde se esperan miles de fieles de todo el país.
“Espero que la prensa no me critique por esto (ausencia) en la gran fiesta de Salvador, soy católico (…) pero tenemos compromisos asumidos”.que tornan imposible viajar a Salvador, la capital más importante del nordeste.
Faltó a la verdad porque hace tres meses prometió estar en la misa durante una audiencia oficial con el arzobispo bahiano, Murilo Krieger.
Bolsonaro tampoco volará a Italia, como había sido anunciado hace dos meses, debido a la caída del gobierno de su cófrade Matteo Salvini. Con la salida del jefe de la Liga Norte ya no tiene prácticamente interlocutores en Europa, salvo el húngaro, neofascista, Víctor Orban.
Convertido en una suerte de ogro de la opinión pública mundial el jefe de Estado camina, aparentemente a tientas, hacia un aislamiento suicida, que se agravó después del discurso pronunciado en la Asamblea de ONU sobre la Amazonia.
Hoy repitió las mismas tesis presentadas en Nueva York , esto es: no hay incendios de grandes proporciones en la floresta que es un “patrimonio” exclusivo de Brasil, no de la humanidad, y se impulsará la minería a pesar del reclamo de los pueblos originarios. Nuevamente atacó al cacique caiapó Raoni Matuktire, a quien los diarios brasileños dieron hoy como un candidato con posibilidades, sin ser el favorito, de obtener este viernes el Premio Nobel de la Paz.
Frente a decenas de empresarios extranjeros, con varios norteamericanos, reunida en San Pablo Bolsonaro les dijo , con un sentido del humor dudoso, que viajen a la Amazonia porque no se van a “quemar”. La platea permaneció muda.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/224590-bolsonaro-no-va-al-homenaje-a-la-primera-santa-de-brasil