El juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena, resolverá en los primeros días de la semana próxima la situación de los tripulantes y el avión venezolano de Emtrasur. El magistrado tiene el pedido de la defensa que se basa en que no hay ninguna acusación contra los 14 venezolanos y cinco iraníes, ningún delito que se les adjudique. Del otro lado, sumó el dictamen de la fiscal Cecilia Incardona que plantea que la tripulación y el avión sigan retenidos porque no se terminó la investigación que consiste en averiguar “si la llegada del avión constituye un acto de preparación para una actividad criminal transnacional que aún se desconoce”. En concreto, Incardona señala que no se terminaron de hacer las traducciones del farsi de los chats encontrados en los celulares de los cinco iraníes y no se recibieron informes de Uruguay y Estados Unidos, además de que lo enviado por Paraguay es escaso.
Este lunes se cumplen ocho semanas, casi dos meses, del aterrizaje del Jumbo en Ezeiza. Por supuesto que no es la fiscal la que hace las traducciones, pero resulta asombroso que el estado argentino no pueda traducir en tanto tiempo las conversaciones en farsí de apenas cinco celulares. Tampoco la fiscalía tiene la culpa de que Paraguay haya contestado poco –el avión estuvo tres días en Ciudad del Este sin que ningún funcionario subiera a verificar nada– o que Uruguay no respondió o que Estados Unidos mandó un precario informe del FBI y nunca más envió nada. Pero no parece razonable impedirle a toda la tripulación el regreso a sus países porque la traducción no se terminó o los otros países no contestaron.
En ese marco se produce la polémica: la defensa, a cargo de Hernán Carluccio, dice que a los tripulantes no se les adjudica ningún delito, que se trata de “una excursión de pesca”, es decir que no se los acusa de nada sino que se sale a buscar algún delito. “No existe ni remotamente ni jamás existió siquiera un indicio de la comisión de delito alguno. En los 14 cuerpos que han sido recopilados y en los que se plasma el notable esfuerzo investigativo realizado, no se ha dado con un indicio, una pista, un acto medianamente sospechoso, nada”, señaló Carluccio en su planteo al juez.
La fiscal Incardona se basa esencialmente en un informe del FBI que, según se transcribe, “indica que Gholamreza Ghasemi es CEO de Qeshm Fars Air”. “Esa aerolínea –según afirma el Departamento del Tesoro– le dio asistencia a la fuerza Al Quds, las Brigadas Revolucionarias que son parte del ejército de Irán, designadas en 2019 por Estados Unidos como fuerza terrorista”. Incardona, en su dictamen, afirma que la cantidad de tripulantes es sospechosa, son 19, algo que niegan los pilotos de Aerolíneas Argentinas consultados por Página/12. “No es un número inhabitual para la tripulación de un Jumbo de carga que va de un país a otro y luego a otro y a otro”, le dijeron a este diario. También la fiscal afirma que no hay pruebas de que los iraníes sean instructores pese a que la defensa afirma que se presentaron los contratos y los mismos pilotos de Aerolíneas señalan que cuando se vende un avión, sobre todo viejo como en este caso, hay un proceso en que los pilotos y técnicos del anterior dueño del aparato instruyen a los nuevos, en principio porque estos todavía no tienen licencia especializada en ese modelo y, además, porque cada aeronave tiene sus particularidades. Cuando Aerolíneas compró los Airbus 320 hubo meses en que se hicieron vuelos con pilotos filipinos. Incardona contesta que los iraníes no figuran como instructores.
A simple vista, da la impresión que la causa se basa en cuestiones geopolíticas y que, de hecho, considera sospechoso a cualquier iraní o venezolano. Es obvio que no se le daría el mismo tratamiento a una nave de carga alemana o casi de cualquier otro país. El Jumbo fue inspeccionado, incluso con perros, y la carga de autopartes Volkswagen terminó liberada. El juez y la fiscal, hasta ahora, sostienen que igual es lícito investigar cuando existe la sospecha -marcada por el FBI- de una relación con terrorismo y si después se produce un atentado cargarán con la responsabilidad. Además, argumentan que la tripulación no está detenida: los venezolanos e iraníes están en un hotel de Canning, pueden salir, y que de esa manera la solución es equilibrada. La defensa afirma, en el caso de los iraníes, que no conocen el idioma, que los mantienen en estado de sospecha, alejados de sus familias y que, por eso, casi no salen del hotel.
En ese marco, el juez Villena decidirá –fuentes del juzgado afirman que lo hará rápidamente– y, si se mantiene la retención, es seguro que la defensa
apelará a la Cámara Federal de La Plata que tendrá que decidir sobre el caso.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/441188-avion-venezolano-el-futuro-de-la-tripulacion-lo-decidira-el-