Con siete años de atraso, el fiscal Eduardo Taiano decidió llamar a declarar como testigo a Fernando Pocino, ex director de Reunión de Información de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), en la causa sobre la muerte de Alberto Nisman. Desde el principio, el macrismo usó el caso contra el peronismo y en especial contra Cristina Kirchner, pero como es obvio que Nisman se suicidó, no pudieron juntar ninguna prueba real de que alguien haya entrado al edificio, al departamento o al baño en el que el fiscal apareció muerto. Ante la falta de evidencias, Taiano se tira un piletazo tardío, aunque la convocatoria de Pocino como testigo y no como imputado saca del mapa la idea de que hubo un homicidio armado por un comando iraní-venezolano-kirchnerista, hipótesis que en su momento difundieron Elisa Carrió y otros dirigentes. Tal vez el fiscal termina buscando una pequeña propina: una imputación porque supuestamente hubo un seguimiento a la fiscal Viviana Fein, algo que declaró en el expediente un espía que terminó trabajando con Patricia Bullrich y figura en su Facebook en fotos con la titular del PRO.
La convocatoria de Pocino
El llamado a testimonial de Pocino fue anunciado por los grandes medios que adelantaron que la convocatoria sería para la segunda semana de junio. Como con el resto de los agentes de inteligencia, la declaración se tomará en un edificio de la Procuración con medidas adecuadas para no exponer a los exespías a fotos o entrevistas.
Pocino figura en la causa desde los primeros tiempos dado que la fiscal Fein ordenó un análisis de los llamados del sábado 17 de enero de 2015 y el domingo 18. En este último día fue que, a las 22.15, apareció el cuerpo de Nisman en el baño de su departamento del complejo Le Parc.
Como no aparecieron pruebas concretas que indicaran un homicidio, la fiscalía intenta armar alguna teoría en base a hipótesis delirantes. Parte del hecho de que aquel fin de semana hubo llamadas entre Pocino, el número dos de la AFI, hoy viceministro de Justicia, Juan Martín Mena, el titular del Ejército, César Milani, y el entonces jefe de la Bonaerense, Hugo Matzkin.
Los involucrados ya explicaron que no fueron tantas las llamadas ni constituyeron una vorágine, sino que se comunicaban con el sistema Nextel y en lugar de llamadas se computaron la cantidad de clicks que requerían los aparatos cada vez que una persona decía una frase.
El intenso fin de semana de la muerte de Nisman
Aún así, se trató de un fin de semana intenso. Alberto Nisman había denunciado a CFK, Héctor Timerman y otros funcionarios y dirigentes políticos por encubrimiento al firmar el Memorándum de Entendimiento con Irán. Estaba la convocatoria del fiscal al Congreso, por lo cual había una intensa expectativa.
El domingo a la mañana, La Nación publicó en su tapa un asombroso título: “Un agente camporista de la ex SIDE hizo el enlace con Irán”. Con el tiempo, quedó probado que se trató de otro delirio de Nisman: apuntó a un tal Alan Bogado como el espía que participó en las negociaciones con Irán en Zurich y Nueva York. Después se supo que Bogado, en toda su vida, salió una sola vez del país, a Paraguay, y que, en verdad, alardeaba como agente de la AFI, por lo que había sido denunciado anteriormente.
Por supuesto que todo eso no se sabía el día que el diario publicó esa tapa, de manera que los funcionarios de la exSIDE, entre ellos Pocino, buscaron información de quién podía ser el tal agente, cuyo nombre no se publicó en el matutino.
A esto se sumaban otros hechos del fin de semana:
- El jueves anterior, en un destacamento del Ejército, en Arana, cerca de La Plata, había desaparecido un misil. La AFI participaba de la búsqueda ante el peligro de un ataque terrorista.
- El sábado y el domingo jugaban en Mar del Plata, un día Boca y el otro día River. Ambas barras se iban a cruzar en la Ruta 2, pero estaba el rumor de que como era año electoral y el gobernador bonaerense Daniel Scioli era candidato presidencial, iban a tirar un muerto en la ruta como plan de desestabilización.
Todos esos hechos motivaron los diálogos -según dijeron- entre Mena, Pocino, Milani y Matzkin. Como sus explicaciones hunden las teorías conspirativas del macrismo, demoraron las convocatorias. De hecho, en siete años nunca declararon. Fein ya los había llamado, pero el aparato judicial-político-mediático operó para quitarle la causa a la fiscal.
Taiano busca una propina
Sin nada de qué agarrarse, Taiano convocó a 96 agentes y exagentes de la AFI. Salió a una excursión de pesca, como se denomina en el argot judicial a las llamadas masivas, sin base alguna, para ver si alguien dice algo.
El exagente que pasó de la AFI al Ministerio de Seguridad en tiempos de Bullrich tampoco aportó nada a la cuestión de la muerte de Nisman. Solo mencionó que llamó a Pocino la madrugada del 19 de enero y éste no se sorprendió. Eran las dos de la mañana y en la televisión hacía dos horas que se hablaba del fallecimiento del fiscal.
Pero en la fiscalía de Taiano se conformaron con que el espía traspasado a Bullrich contó que una noche hizo una guardia en la esquina de del edificio donde funcionaba la fiscalía de Fein. Con ese dato, abrieron una causa y seguramente le preguntarán a Pocino. Lo más probable es que -si existió- esa vigilancia se hizo a fines de febrero de 2015 cuando la AFI buscaba a Antonio Stiuso, jefe de Operaciones desplazado en el diciembre anterior y co-equiper de Nisman. Stiuso había sido denunciado por la AFI por varios delitos, algunos vinculados con irregularidades aduaneras y en el sumario interno había dado un domicilio en el que no estaba. Efectivamente terminó declarando ante Fein el 23 o 24 de febrero.
De cualquier manera, la citación de Pocino debió hacerse en su momento, casi al principio de la investigación. Fein lo había convocado, pero en ese momento fue desplazada por una maniobra insólita de la justicia: tomó como verdadera una declaración de Stiuso, que afirmó que a Nisman lo mataron, sin aportar ni un solo elemento, y con esa excusa le quitaron la investigación a Fein y la pasaron -cuando no- a Comodoro Py. Utilizaron después una pericia trucha de Gendarmería, cuando estaba en la órbita de Bullrich, y desde entonces están en un callejón sin salida porque no tienen ni una hipótesis ni un sospechoso. Hablan de un comando, pero en los siete años y medio transcurridos desde la muerte del fiscal, no pudieron identificar a ningún integrante. En ese marco, intentarán quedarse con una propina: una causa porque un exagente, el de las fotos con Bullrich, dice que una noche vigiló a Fein.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/418698-a-falta-de-pruebas-una-citacion-demorada-siete-anos-la-nueva