A Javier Milei la mayoría de los argentinos lo conoció por la tele. No como una figura de la política que fuera allí a exponer sus ideas, sino como parte del mayor engranaje televisivo: el espectáculo. Lo que hoy es señalado por su adversario como un rasgo negativo -“entiendo que hiciste tu carrera más que como economista, como estandapero de TV“, lo describió Sergio Massa en el debate- es sin embargo el gran capital de este hombre que en un par de años se transformó en presidenciable.
Una figura que, aun tras sellar una súbita alianza con lo más rancio de “la casta”, logra seguir presentándose como un “outsider” que viene a reparar la política, justamente por esta condición. Y que, surfeando la ola de extrema derecha que hoy empapa al mundo, conecta con un reclamo latente en un electorado que tiene múltiples razones para pedir “que explote todo“: un furioso borrón y cuenta nueva a golpe de motosierra.
La infancia es la Patria rota
El perfil de Javier Milei parece abonar la teoría de que el problema político de la Argentina es también profundamente afectivo: una sociedad rota que elige a un roto para que la represente. Si la infancia es la Patria, la de Javier Milei está marcada por un gran trauma de origen que impulsa a una reparación siempre individual.
Milei contó en varias ocasiones que cuando era chico su padre lo golpeaba salvajemente, narró también las humillaciones que recibía en su casa, el rol de su madre: “A medida que pasó el tiempo, adoptó una posición cada vez más perversa. Más tarde terminé dándome cuenta que era una manipuladora”, contó en una entrevista de 2018 en el diario La Nación.
Habló de la violencia psicológica que sufrió toda su niñez y adolescencia: “Mi padre siempre me dijo que era un incompetente, que estudiaba una carrera que era una inmundicia, que no servía para nada. Decía que yo era un inútil y que iba a ser un fracasado“. “Es parte de su lógica perversa. Se lo hizo a mi hermana y también a mi madre. Vos entrás porque dice que te va a respaldar y cuando estás en el medio del proceso, te lo quita. Entonces, si fracasás te dice que sos un inútil”, contó al recordar que dejó de pagarle la carrera de Economía en la Universidad de Belgrano en el último año de cursada.
Una anécdota que él contó en entrevistas, y que se amplía en la biografía El loco, de Juan Luis González (Planeta) ilustra el grado de los abusos: “El 2 de abril de 1982, un año antes de que Milei entrara a la secundaria (…) el niño vio sorprendido los anuncios grandilocuentes que hacía la televisión sobre el comienzo de la Guerra de Malvinas, y cometió el pecado de decir en voz alta -con las certezas que un chico de 11 años puede tener- que la escalada iba a terminar mal para Argentina. Eso provocó la indignación patriótica de Norberto, que lo golpeó con salvaje violencia. Karina, testigo involuntario de la paliza, sufrió un shock tan terrible por presenciar la escena que hubo que llevarla al hospital. Desde ahí la madre telefoneó a Javier. “Tu hermana está así por culpa tuya, si se muere es culpa tuya”.
Como loco malo
Milei fue un niño y un joven solitario, al que no se le conocieron amigos ni parejas, que sin embargo se ganó el apodo de “El Loco” en el colegio Cardenal Copello de Villa Devoto por sus irrupciones de protagonismo. Los dos hitos de juventud de los que hoy se enorgullece dan cuenta de esta doble condición. Primero, como arquero de las inferiores de Chacarita: “La personalidad del arquero es muy diferente. Se viste distinto. Usa guantes. Es el único que puede jugar con las manos. Si se equivoca, es gol. Entrena solo. Requiere una personalidad muy fuerte. Es un puesto solitario. Te hacen el gol y todos festejan del otro lado, mientras vos estás solito”, describe en su libro El camino del libertario (Planeta).
A los 18 años también fue el cantante de Everest, una banda tributo de los Rolling Stones. Volvió a referirse a aquella escena para defender su performance en el debate: “No te olvides que yo fui un rockstar, sé ocupar la escena”, se atajó.
Durante años cortó todo contacto con sus padres, al punto que los llamaba “progenitores”, o directamente decía que estaban “muertos”, “porque no comparto los valores morales ni éticos de ninguno de los dos”. “Están todos los mecanismos aceitados para que no me molesten”, avisaba.
Se acercó a ellos en el último tiempo: estuvieron primero en la presentación de su libro, el año pasado, luego en el último bunker de elecciones y entre sus invitados al debate. Además su madre, Alicia Lucich, fue designada, a horas del cierre de listas y sin estar afiliada al partido, en la Junta Electoral de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, luego de que los armadores Carlos Kikuchi y Sebastián Pareja pasaran a ocupar las listas de cargos legislativos.
Con su hermana Karina, en cambio, estableció una relación casi de veneración que con el tiempo se profundizó y adquirió tintes místicos. En cámara se emociona hasta las lágrimas cuando habla de ella: “Moisés era un gran líder, pero no era bueno divulgando. Entonces Dios le mandó a Aarón para que divulgue. Bueno, Kari es Moisés y yo soy el que divulga. Soy sólo un divulgador, ella es el Mesías“, ha explicado.
“El Jefe” lleva su agenda, define armados y estrategias de campaña (“fue quien tuvo la idea brillante de sortear mi dieta, eso fue un antes y un después“, la ha halagado), es una suerte de acompañante omnipresente del candidato. Es también quien “se entrenó” junto a la veterinaria y cultora del don de la “comunicación empática con animales” Celia Melamed para oficiar de “telépata” y transmitirle lo que le dicen sus “hijitos de cuatro patas”, sus perros, a los que ha dedicado sus triunfos antes que a cualquiera.
Los cuatro vivos, a los que mandó clonar y puso nombres de economistas (Murray, Milton, Robert y Lucas). Y también Conan, que está muerto desde 2017, pero del que sigue hablando en tiempo presente.
Vida de perros
“¡¡Ahí está Conan, está Conan, ese es Conan!!”. La imagen, por repetida, no deja de sorprender: a Javier Milei lo entrevistaban en el programa amigo de Esteban Trecucq por A24, cuando la producción puso de fondo, sin previo aviso, una vieja foto de su enorme mastín inglés. A partir de ese momento el candidato parece irse a otro lado, fascinado con la imagen, la entrevista se traba, el conductor intenta reencausarla, el entrevistado se le transforma el tono y la expresión, queda colgado por unos segundos.
Una entrevista anterior, de 2018, también impresiona. Protagonista de un fenómeno televisivo en ese momento, fue como invitado al programa Infama recargado, por América TV. Le había prometido a la producción que presentaría a su célebre perro Conan, pero en cambio cae con cuatro cachorros que presenta como sus “nietitos”, los hijos de Conan. La entrevistadora Pía Shaw le pregunta qué pasó, él le explica que Conan “solo sociabiliza con poca gente, con mi hermana Kari y con Diego Giacomini” (un economista cercano a él, con quien escribió cuatro libros y luego se peleó), y narra otras situaciones que vive con el perro (que duerme con él, por ejemplo). Lo impresionante es que para ese entonces Conan llevaba un año muerto.
Misión divina
Milei sigue hablando de su perro muerto en tiempo presente. “El mejor regalo que me dio la vida es cordobés, Conan es cordobés”, gritó el jueves pasado en el cierre de campaña en la provincia. En El camino del libertario cuenta cómo Conan “lo eligió” en un criadero de Córdoba, cómo llegó a pesar 120 kilos porque sólo comía pizza para poder mantener a Conan, cómo vendió una moto por “consejo” de Conan (“me recibía con popó cada vez que salía con la moto”), y entre otras anécdotas en tiempo presente concluye: “Los únicos que siempre estuvieron conmigo han sido Conan y mi hermana Karina“.
Pero Conan murió en el año 2017. En El loco se narra cómo un poco antes, cuando supo que el animal tenía cáncer, se acercó al “brujo Gustavo” y a la telépata animal Malamud, que fue quien terminó entrenando a Karina Milei para la comunicación con animales vivos o muertos. Otro economista que fue cercano a Milei, Mariano Fernández, reveló en el podcast Sin Control (una coproducción de Anfibia y El País): “Me dijo que los perros le bajaban un mensaje. Que estaba predestinado, que tenía un don sobrenatural, una misión”.
Milei suele rodearse de símbolos y alusiones místicas, como en sus cierres de campaña en el Movistar Arena o en el pasaje bíblico del que tomó el slogan de “Las fuerzas del cielo”, pero elude profundizar este aspecto en las entrevistas. Lo llamativo es que tampoco lo desmiente: “Lo que yo haga puertas adentro de mi casa es problema mío”, le respondió al diario El País de España cuando le preguntaron si conversaba con sus perros.
“Todo este recorrido habilita la pregunta de hasta dónde Milei distingue la realidad de lo que pasa en su cabeza. Es algo que no se ha tematizado en la campaña pero es central saber si un candidato a Presidente distingue o no la realidad”, concluye González tras investigar exhaustivamente la vida del economista.
Lo que sí está confirmado por el propio laboratorio de Estados Unidos que prestó ese servicio es que sus cuatro perros vivos son clones de Conan, que fueron mandados a hacer en la empresa de Massachusetts PerPETuate. “El DR. JAVIER MELEI (sic), ganador de las elecciones primarias presidenciales de agosto de 2023 en Argentina, dedica su victoria a Conan, su perro fallecido, y los cuatro clones producidos a partir de células conservadas por PerPETuate”, se enorgullece el laboratorio en su sitio perpetuate.net. El no los presentó como clones en televisión, y hasta hizo alusión a la virilidad del animal.
Carpetazos de la vida
Antes de hacerse conocido en la tele (su debut fue en 2015 en el programa Hora clave, conducido por Mariano Grondona y Pablo Rossi), y después de la fallida pasantía, Milei tuvo múltiples conchabos y búsquedas laborales. Asesoró al genocida Antonio Bussi, fue convocado pr su actual vocero Guillermo Francos en la Fundación Acordar, cercana a Daniel Scioli, y también se acercó al búnker del Frente Renovador, como le recordó Massa en el debate. Su trabajo más estable fue en Aeropuertos Argentina 2000. “Tengo 3.700 ñatos que trabajan para la empresa. Uno salió fallado, ¿qué querés que haga?”, respondió con ironía Eduardo Eurnekián cuando le preguntaron por su desempeño.
Llamó la atención que dos datos de la vida profesional de Milei expuestos durante el debate hayan sido difundidos por la nueva armada mediática que sostiene al candidato como “carpetazos”. Ambos figuran en El loco (la biografía fue editada en julio pasado), y habían sido publicados también antes. El primero, la pasantía que realizó en el Banco Central cuando cursaba el último año de la carrera, que a diferencia de casi todo el resto cuando la hizo, no le fue renovada. El propio Milei lo cuenta en una entrevista del diario La Nación de 2018: “Hice una pasantía en el Banco Central cuando estaba en cuarto año de la Universidad y gracias a eso pude bancar el último año de la facultad”, contó al recordar el modo perverso en que su padre le cortaba su apoyo –en este caso, económico– en los momentos definitorios de su vida.
“Yo era un estudiante de economía, y la verdad que las tareas que me habían asignado no me gustaban, y tampoco la gente que me tenía que tener en el área quería que yo hiciera otro tipo de tareas, era una pasantía por 10 meses y no me la renovaron”, admitió tras el debate, en diálogo con Radio Continental.
El tema de los múltiples plagios en su libro Pandenomics fueron denunciados ante la justicia primero por Ramiro Vasena, otro dirigente liberal que quiso ser presidente en 2003 y 2023 con el Frente Liber.AR, y luego por los múltiples autores a los que copió extensos fragmentos textuales. Fue tapa de la revista Noticias en mayo de 2022, antes de ser incluido en la biografía.
Hoy es un candidato a Presidente que dice que viene terminar con el robo de los políticos.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/618100-javier-milei-un-roto-para-los-descosidos