La batería de noticias falsas y campañas de denuncias del macrismo y sus medios allegados se centró en la provincia de Buenos Aires, donde las encuestas demuestran que el gobernador Axel Kicillof es un hueso duro de roer para cualquiera de los cinco candidatos que aspiran a representar al PRO, sin contar a los radicales, que tienen, por lo menos, dos. La atención que puso Cristina Kirchner en su último discurso público, donde se refirió a temas como seguridad, paz, inflación y trabajo para después reunirse con el gobernador y los intendentes mostró también que el distrito bonaerense se convertirá en el centro de la movida electoral.
Los candidatos del PRO –que ya se mostraron– son Cristian Ritondo (apoyado por Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal), Diego Santilli (respaldado por Horacio Rodríguez Larreta), Javier Iguacel (impulsado por el ex gobernador Eduardo Duhalde), el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, y el senador provincial Joaquín De la Torre (muy referenciado con el bolsonarismo). Por el radicalismo se lanzaron el presidente de comité bonaerense, Maximiliano Abad, el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, y habría un tercero, el diputado Martín Tetaz, que todavía juega a las escondidas.
La Nación comenzó la campaña con una denuncia a partir de una verdad a medias. Dijo que durante los cuatro años de Kicillof se habían sumado 45 mil empleados al Estado provincial. La respuesta del gobernador fue contundente: explicó que María Eugenia Vidal había dejado la provincia arrasada, con obras detenidas y con numerosos problemas sin resolver. Como ejemplo de lo que debieron hacer enumeró: construir 114 edificios educativos nuevos, triplicar las camas de terapia intensiva, avanzar con 12 mil plazas penitenciarias y más de 10 mil viviendas.
Rechazó que fueron 45 mil, pero reconoció que hay 38 mil nuevos trabajadores autorizados por los presupuestos de 2021 y 2022, que fueron votados por el oficialismo y la oposición en la Legislatura provincial. Evidentemente, los impuestos de los bonaerenses han ido para ese lado. “Son 18 mil de Seguridad, 12 mil de Educación, 4 mil en la Justicia (principalmente en el Servicio Penitenciario) y 4 mil en salud”, detalló. Si se construyen escuelas, hay que designar a los docentes y auxiliares, si se construyen cárceles, hay que nombrar más penitenciarios, si se triplican las camas de hospitales, hay que aumentar la cantidad de médicos y enfermeras. Y si hay problemas de seguridad, una parte de la solución es agrandar las fuerzas policiales.
En contrapartida, en la gestión macrista de María Eugenia Vidal aumentó también la cantidad de empleados, pero no se construyó ni se mejoró ningún servicio. Y los padrinos de los candidatos de la derecha, María Eugenia Vidal, Mauricio Macri, Eduardo Duhalde y Jair Bolsonaro han sido verdaderos desastres en la gestión pública.
En la semana que pasó circularon mails de la empresa Change.org donde un tipo que se llama Gustavo Clein pedía firmas para bajar todos los planes sociales. El tipo decía “me rompo el lomo trabajando y no llego a mantener a mi familia”. Denunciaba que 250 mil beneficiarios de planes compraban dólares y “declararon bienes personales”. Era una supuesta filtración de la AFIP, de la que se colgaron los medios macristas. La denuncia se investigó y resultó una enorme mentira. Los 250 mil supuestos beneficiarios que declaraban más de una propiedad y un cero kilómetro y compraban dólares, no existen.
Apenas la vicepresidenta sugirió que enviaran a la Gendarmería a las zonas del conurbano más afectadas por el delito, las usinas de los servicios macristas comenzaron a difundir supuestas movidas en el Ministerio de de Seguridad de la provincia, con una fuerte denuncia mediática contra Sergio Berni.
En ese discurso de CFK en La Plata hubo un enfoque más dirigido a la provincia de Buenos Aires. La reunión posterior con Kicillof y los intendentes del Frente de Todos acentuó más esa orientación. La incorporación de la inseguridad como tema central de la agenda del Frente de Todos implicó la renovación de un debate postergado sobre una preocupación en el conurbano cuyas respuestas por lo general han sido entregadas al macrismo. Para los intendentes del Frente de Todos se trata de una prioridad, como lo expresaron en la reunión que mantuvieron con Cristina Kirchner después del acto.
Durante la gestión de María Eugenia Vidal, había 24 mil plazas penitenciarias. De los 32 mil detenidos se pasó a 54 mil y sólo se construyeron mil plazas nuevas. En ese momento, el ministro de Seguridad a cargo del tema era Cristian Ritondo, uno de los actuales candidatos macristas a la gobernación. Con la sobrepoblación carcelaria que se produjo durante la gestión de Vidal-Ritondo, además de las condiciones infrahumanas que hacían crecer el índice de reincidencia, muchos presos quedaban eternamente en las comisarías, donde se produjeron numerosas fugas.
“Me tienen podrido con eso de que soltamos presos. Cansan con esas mentiras, cuando nosotros no tenemos esa potestad”, afirmó Kicillof. Esa decisión está en los jueces. Pero si la política es meter presos a cuatro mil delincuentes por año, para ser coherente tendría que construir cuatro mil plazas por año. De lo contrario, la sobrepoblación carcelaria, en vez de resolver problemas de seguridad, los agudiza.
Los intendentes plantean que muchos policías están obligados a cumplir el servicio en las comisarías por la cantidad de detenidos que hay en ellas. Con una estrategia de seguridad preventiva, esos policías deberían patrullar en las calles y no permanecer en las comisarías, cuidando presos en condiciones vejatorias. La última etapa de construcción de las 12 mil nuevas plazas culminará el mes que viene.
“Muchas veces se producen detenciones en comisarías porque las cárceles están colmadas –señaló el gobernador–. Son celdas de alojamiento transitorio pero, como no hay lugar para el traslado, se quedan”. Y agregó: “No sólo ocurren fugas sino que además la policía se termina ocupando de algo que no corresponde ni está preparada”.
Cuando la vicepresidenta dijo “hablemos en serio de seguridad” y descartó por simplista la antinomia mano dura versus garantismo, criticó el discurso del macrismo, que cuando estuvo en el gobierno puso a cargo de la escuela de inteligencia de la Federal a una miss Argentina que no tenía ningún conocimiento para ocupar esa tarea estratégica.
La afirmación apuntó al diputado Gerardo Millman, segundo de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad durante el macrismo. La ironía de Cristina Kirchner puso en evidencia la frivolidad de los discursos facilistas de Bullrich sobre seguridad.
Esa mención, imposible de refutar, decidió la suerte de Millman. Hasta ese momento, su bloque legislativo lo había defendido de los pedidos para que se investigue su relación con el atentado contra la vicepresidenta. Ahora lo dejaron solo y su futuro en la política tiene mala perspectiva.
La referencia a las políticas de seguridad no fue inocente y será un tema central en la campaña bonaerense que también se convertirá en un territorio estratégico, incluso más que en otras elecciones. En ese escenario, la figura de Kicillof crece al mismo tiempo que Cristina Kirchner toma distancia de la gestión y recupera decisión política en el seno del Frente de Todos.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/501622-kicillof-y-cristina