Kant, el que siempre había concebido a los afectos como un obstáculo patológico y particular que impedía a la ley universal su desempeño, reconocía sin embargo en el afecto del Entusiasmo una señal histórica que nos informaba de un valor histórico sobre el porvenir de determinados acontecimientos.
En su caso, el acontecimiento era la Revolución Francesa. No reparaba en sus posibles problemas o sus límites probables, lo determinante de ese Acontecimiento, su novedad, era el Entusiasmo que suscitaba.
Del mismo modo la noche del 10 de diciembre, su coreografía y dramaturgia, abrió la puerta del entusiasmo por el porvenir en la Argentina.
La voz crítica puede de inmediato recordar y reseñar todos los graves problemas que atraviesan a la Argentina en su realidad más urgente. Pero el Entusiasmo, aunque no es ciego ni encubre nada, se proyecta en la voluntad colectiva para permitir que las condiciones del deseo por venir tengan lugar.
Para la derecha fue una locura colectiva, para los propios que siempre ponen su sentido crítico en primer lugar, una nueva ocasión para la cautela. Sin embargo lo que posibilita al Entusiasmo es una suspensión transitoria del meticuloso realismo que por su obsesión crítica, paradójicamente, en muchas ocasiones, no capta lo nuevo de la situación, lo que en la escena constituye una flecha al porvenir.
El Entusiasmo no es engañarse con el peso de los obstáculos que el realismo indica, más bien señala una realidad que es más real que los problemas fatales: la habilitación de un porvenir distinto al futuro que se nos prepara.
Hay entusiasmo cuando la reunión popular hace brillar a los líderes históricos en su generoso encuentro y permite una lectura de los legados y consagrándose al deber de memoria.
Por ello describe a la encrucijada actual que atenaza a la Nación y muestra la disposición para afrontarla.
Entonces aparece la verdad de ese afecto que se llama Entusiasmo, la verdad de lo “no matable “, la verdad de lo que no se puede cancelar del todo, aquello que indica que aún cuando los poderosos pretendan destruir a la posible emergencia de un pueblo, la causa de la justicia y la igualdad siempre encuentra el resquicio por donde retornar.
En el Entusiasmo, la voluntad nacional y popular se revela como aquello que siempre quiere perseverar en su ser.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/388737-el-entusiasmo-del-10-de-diciembre