Los consultores en campañas electorales son más cautelosos que nunca. Las sorpresas se sucedieron en el cierre de alianzas y, aunque la mayoría de los encuestadores tenía una ventaja para la oposición encabezaba por la fórmula Fernández–Fernández, antes del miércoles pasado, ahora dicen que hay que revisar los números. Todos ellos coinciden en que las PASO abrirán las puertas a mejores perfomances de la izquierda y de la fórmula Lavagna–Urtubey, pero que ya en la primera vuelta las cosas se van a polarizar. Por eso, buena parte de los consultores creen que la primera vuelta será casi un ballottage y entonces es más imprevisible. Están los que siguen asignándole mejores chances a Fernández–Fernández y lo que son más cautelosos y prefieren esperar nuevas encuestas.
PáginaI12 consultó a siete de los encuestadores más conocidos del país. Cada uno de ellos trabaja para candidatos distintos.
Raúl Timerman, del Grupo de Opinión Pública, sostiene que “arrancamos con movimientos inesperados. No era esperable Alberto Fernández candidato a presidente, ni Miguel Pichetto candidato a vice de Macri ni la dupla Lavagna–Urtubey. No hay radicales en ninguno de los seis lugares y cinco de los seis son ocupados por peronistas. Tampoco veo gran competencia en las PASO. Funcionarán como una gran encuesta en la que el ciudadano dirá quien le gustaría que sea presidente. Ahí puede haber más votos para la izquierda, para los partidos de derecha que están a la derecha de Cambiemos y para Lavagna–Urtubey. En la primera vuelta, en cambio, el ciudadano ya va a jugar a otra cosa: dirá quién quiere que entre al ballottage. Votará para asegurarse que tal candidato entre a la segunda vuelta. Y ahí crecerán las dos fuerzas principales y decrecerán las otras. Mi percepción es que es difícil que no haya ballottage”.
Para Roberto Bacman, titular del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), había ventaja opositora, pero habrá que volver a ver todo. “Una encuesta del CEOP realizada y publicada después del ingreso de Alberto Fernández como candidato presidencial, reveló que la fórmula Fernández- Fernández no sólo sostenía lo que ya sumaba CFK sino que hasta lograba agregarle un par de puntos. Podría decirse que fue un comienzo auspicioso. En esa fotografía, los Fernández le sacaban una diferencia de casi diez puntos porcentuales al oficialismo: 39,3 a 29,7 por ciento. Una ventaja importante de cara a las PASO, más si se tiene en cuenta que las condiciones estructurales que contextualizan al escenario electoral favorecen a la opción opositora. Más concretamente: la economía en el centro de la escena como principal desvelo de los argentinos, el gobierno nacional que no encuentra la salida, malos indicadores de popularidad del presidente y un clima electoral fuertemente adverso para la opción oficialista. Es cierto que en pocos días sucedieron muchas cosas: la candidatura del peronista Miguel Ángel Pichetto la incorporación de Sergio Massa al frente peronista y la creación de una nueva alianza electoral entre Lavagna y Urtubey. Aunque todos los movimientos se efectuaron sobre un escenario que mantiene sus aspectos estructurales, con el correr de los días habrá precisiones que recién podrán ser visualizadas en las próximas encuestas”.
Mucho más cauto es Eduardo Fidanza, de Poliarquía. “La conformación de la oferta electoral para las PASO desmintió la perspectiva de una polarización absoluta, pero confirmó, al menos hasta ahora, que las primarias no están cumpliendo su finalidad básica que es dirimir en una elección general la competencia interna de cada fuerza. En este caso, lo que se observa es que cada espacio concurrirá con su interna definida, a medir fuerzas con sus competidores. Eso transforma a las PASO, en la práctica, en una primera vuelta, y a la primera vuelta en algo que puede parecerse mucho a un ballottage. En lo que respecta a las chances de los competidores, sostengo que las encuestas aún no pueden determinar tendencias. Recién después del 22, cuando se confirme la oferta y el votante medio se empiece a involucrar, podrán comenzar a estimarse las tendencias. No obstante, tengo la impresión de que los sondeos de opinión tendrán dificultades para ser precisos. Existe mucho rechazo a responder, se observa saturación en los encuestados y, además, los niveles de indecisión y volatilidad son muy altos”.
Artemio López, titular de Equis, es que quien más chances le ve a Todos, el frente de Fernández–Fernández y Massa. “Adelante en la carrera está hoy la oposición encarnada en la fórmula Fernández-Fernández, con una distancia entre cinco y diez puntos porcentuales (según la encuestadora) por sobre el oficialismo de Macri-Pichetto. Esta diferencia significativa se explica básicamente por el alto piso electoral que aporta Cristina Kirchner –en torno al 36 por ciento de los votos nacionales– y la caída vertical de la popularidad e intención de voto de Mauricio Macri, que lo ubican en torno al 30 por ciento, caída vinculada al deterioro creciente de las condiciones de vida. La perspectiva es que el deterioro socioeconómico siga su curso, por lo que no hay que descartar que la diferencia siga estirándose y la elección se resuelva en primera ronda. Dada la velocidad y profundidad de la crisis social, no es para nada descartable este escenario”.
Hugo Haime, titular de Haime y Asociados, es otro de los consultores que percibía una ventaja de la oposición, pero que ahora es cauto. “Aún hoy el escenario es muy cambiante. Hasta la aparición de la formula Macri–Pichetto, la oposición obtenía una diferencia significativa en lo electoral. La incorporación del senador le permite al gobierno dar un giro copernicano en su campaña y pasar de una cerrazón y sectarismo notable, con un claro mensaje antiperonista como el que venia machacando Marcos Peña, a una situación en donde el gobierno intentará una apertura para recuperar votantes que ha perdido y a su vez forzar una segunda vuelta. Este cambio en la estrategia de Cambiemos es una respuesta inteligente al corrimiento de Cristina de la candidatura presidencial. Ahora, el Frente de Todos, además de la incorporación de Massa, requiere de una gran inteligencia de campaña para poder vencer en primera vuelta. Esto necesita tener en claro que si Cristina se corrió y dejó su lugar a Alberto Fernández es porque se requiere de un discurso, gestos y acciones que interpelen a los votantes refractarios a CFK. Los votos que definen son los del centro. A capturarlos naturalmente se lanzará Lavagna y quizás lo logre en las PASO pero es probable que los pueda perder en la primera vuelta. En gran medida el resultado de la primera vuelta dependerá de lo que pase con los votos de Lavagna–Urtubey”.
Facundo Nejamkis, de Opina Argentina, también ve un camino incierto hacia la polarización, aunque coincide en que hay una ventaja inicial de la oposición. “Todo parece indicar que los dos espacios mayoritarios –macrismo y justicialismo– apostarán a buscar con anticipación los votos que podrían tener en un ballottage. Desde ese lugar, al menos en parte, se explican las decisiones de incorporar a Pichetto y de que Alberto Fernández lidere la formula del peronismo. Hoy los escenarios marcan que la fórmula Fernández-Fernández tiene ventaja para la primera vuelta. Sin embargo, los escenarios de ballottage con proyección de indecisos incluida, marcan una paridad total, de moneda al aire, muy parecido a lo que ocurrió en noviembre de 2015 en la segunda vuelta entre Macri y Scioli. Habrá que prestar especial atención a tres cuestiones en las PASO que serán determinantes para la primera vuelta y ballottage. En primer término, si la performance de la fórmula Lavagna-Urtubey logra en las paso acercarse a los votos obtenidos por el Frente Renovador en 2015 (21 por ciento) o mas bien se queda en el más pobre rendimiento del 2017. En segundo lugar, la diferencia de votos entre el primero y el segundo en las PASO. Por último, los resultados de la elección a gobernador en provincia de Buenos Aires”.
“Hay dos polos de atracción –señala Ricardo Rouvier de Rouvier y Asociados–. Uno protagonizado por CFK con sus votos, y otro es el gobierno con sus recursos. Se mantiene y acentúa la tendencia a la polarización entre el principal opositor Todos y el oficialista Juntos por el Cambio. La presión de la polarización hizo estallar a la Alternativa Federal en su construcción de la avenida de medio; hoy solo sostenida por Lavagna/Urtubey. Los movimientos registrados por el frente peronista/kichnerista/progresista muestran la preocupación por expresar posiciones más moderadas dirigidas a la conquista de la clase media. En cambio la jugada del oficialismo es mantener fragmentado al peronismo. Los partidos de izquierda también avanzaron hacia la unificación intentando mejorar el promedio electoral. Queda abierta aún la posibilidad de unas PASO en el espacio del peronismo/kichnerismo pedida por Sergio Massa, como una búsqueda de legitimación de su periplo; pero no nos parece que esto vaya a realizarse descontando una ventaja considerable del lugar en que se encuentre CFK”.
Una idea que parece sobrevolar en la mayoría de los consultores es que la clave de la disputa estará en los votos más de centro, más moderados. Esos apoyos fueron detrás de las expectativas creadas por Macri en 2015, pero según la mayoría de las encuestas, han pegado un fuerte giro a la oposición en base a la gravedad de la crisis económica. Sucede que, de todas maneras, hay una larga campaña electoral por delante.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/200916-la-primera-vuelta-sera-casi-el-ballotage