La convocatoria del “8N” fue escasa y había sido convocada para protestar contra el fallo de la Corte Suprema sobre los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli. Sin embargo los reclamos de los y las manifestantes excedieron el caso BBC y, a diferencia de otras marchas, esta vez se dividieron en tres donde se pudo a ver los antigobierno, los antivacunas y los antiestatistas. El denominador común los que se acercaron al Obelisco fue el odio.
“Estamos cansados de ser presos de la injusticia. Mientras los corruptos andan libres, nosotros estamos presos. Acá la que gobierna es Cristina, y ella volvió por su impunidad”, sostiene un tanto desaforada una mujer disfrazada con un traje a rayas que lleva la inscripción “CFK 678” y que está encaramada a una jaula de plástico ubicada en el centro del Obelisco. “Nosotros no somos anticuarentena o antivacuna, somos anticorrupción”, insiste la mujer de la jaula, llamada Rachel, mientras que, a unos metros, circula una pareja sin barbijo que lleva un cartel que dice “Vacuna genocida”.
La mano del PRO
La convocatoria de la marcha surgió de las redes sociales que manejan figuras del ala dura de Juntos Por el Cambio, como su presidenta Patricia Bullrich. “El 8N marchemos para pedirle a los jueces Bruglia, Bertuzzi y Castelli que no renuncien a sus causas. ¡No nos resignemos!”, tuiteó Bullrich, quien en esta ocasión estuvo en Córdoba. Si bien desde la oposición se buscó capitalizar la movilización, la concentración se caracterizó por distribuirse y dividirse a lo largo de la 9 de Julio. Se los podía identificar en tres: los republicanos, los antivacunas y los liberal libertarios. Cada uno con su propio escenario.
“Hemos perdido la República. Los jueces eran nuestra última esperanza, eran el único poder que podía marcarle la cancha al resto. El peronismo destruyó el país”, se lamenta Marta que, a pesar de sus 80 años, logra hacer equilibrio sosteniendo una bandera argentina y dos cacerolas con las cuales no para de hacer ruido. “Mi abuelo era contemporáneo de Roca y fue expedicionario del desierto y no era ningún asesino. Acá los únicos que mataban indios eran los araucanos, que ahora los llaman mapuches. Ellos no son de acá”, afirma.
A unos metros de Marta, que se encuentra ubicada frente a un escenario que lleva una bandera que dice “Cuidadores de la República”, hay una mujer que arrastra una marioneta gigante que pretende representar la República. “Esta muñeca nació el 8 de noviembre del 2012, cuando salimos a las calles. Nosotros estuvimos en cada marcha que hubo en defensa de la Justicia y las instituciones”, explica Susana.
Los antivacuna
A 20 metros del Obelisco, hay otro escenario sobre el cual un hombre diserta como si estuviera orando: “Es hora de mirarnos a los ojos sin barbijo. Todos los científicos del mundo nos están diciendo que este es un falso virus”. A su alrededor hay banderas que dicen “Ensayos clínicos con dióxido de cloro ya” o “Peligro vacuna transgénica, dictadura genocida”.
Escuchando muy atentamente está Eduardo, un hombre de más de 70 años que lleva un cartel que dice “Medios de comunicación cómplices”. “Nos están vendiendo una vacuna milagrosa que va a evitar todos los males cuando en realidad sabemos muy bien que la intencionalidad de esa vacuna es bajar la fertilidad, aumentar las enfermedades y, en lo posible, controlarnos a través de elementos de nanotecnología. Es un procedimiento de ingeniería genética que nos va a volver transhumanos, mitad robot y mitad humano”, explica, con seriedad. Al lado está su hijo que asiente y agrega con tono devoto: “Es médico”.
Los “libertarios”
Del otro lado del Obelisco aparecen por primera vez las banderas amarillas con la viborita de los “libertarios”. La mayoría son jóvenes y se identifican con las posturas anti estatistas y ultraliberales de Javier Milei o José Luis Espert.
“Nosotros peleamos contra las políticas de impuestos altos. El gobierno está castigando a quienes generan trabajo para utilizar esa plata en subsidios”, asegura Federico, un ingeniero de 29 años. Va a agregar algo más pero se detiene: llegó al escenario uno de los ídolos de la jornada, el “Presto”, un youtuber cordobés anticuarentena y negacionista que este año fue imputado por “amenazas” contra la vicepresidenta Cristina Fernández.
Informe: María Cafferata
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/304598-banderazo-devaluado-una-marcha-escualida-y-dividida-en-tres-