Vía Zoom, con algunos cortes de transmisión en medio que ya son un símbolo de la época, el ministro de Salud, Ginés González García, se muestra convencido de la medida tomada por el presidente Alberto Fernández de endurecer la cuarentena y volver atrás con varias flexibilizaciones. Explica que el crecimiento de la curva de contagios se empinó demasiado y que, como médico, no toleraría que un argentino se quede sin la atención sanitaria adecuada. Adelanta que desde el lunes se intensificarán “muchísimo” los testeos pero que el problema también está en la relocalización de los posibles casos. “Lo único que no podemos dejar de hacer es lo que hicimos desde el principio, cuidarnos”, afirma.
-Se difundió una encuesta de Analía de Franco que afirma que existe un 78 por ciento de aprobación a la medida anunciada el viernes. ¿Cree que cambió la percepción de la gente en relación a la necesidad de la cuarentena?
-Creo que sí. Claramente hubo una estrategia de la oposición en la que algunos medios se engancharon de bombardear de manera permanente la estrategia que habíamos tenido como país. En los últimos días, ello se modificó porque advirtieron el panorama de aumento de los casos locales y también porque advirtieron lo que ocurría en el mundo. Hay muchas ciudades que están dando marcha atrás con las flexibilizaciones: Bérgamo en Italia, Lisboa en Portugal. Nueva Zelanda tuvo que volver para atrás después de hacer el partido de rugby famoso. En verdad, no hay ninguna nación que pueda decir que ha resuelto la situación, por el contrario, la OMS está alertando sobre las segundas oleadas. Tenemos que poner en foco que la pandemia es el problema y la cuarentena gran parte de la solución. Lo que ha hecho el gobierno argentino junto a las provincias es un trabajo muy difícil: no solo tomamos las medidas oportunas sino que también las compartimos en todas las jurisdicciones.
–¿Entiende que Argentina actuó en el momento preciso con el aislamiento obligatorio?
-Seguro, por ello hemos tenido muchísimas menos consecuencias en relación a los otros países. Como ahora detectamos que había un incremento sustantivo en el número de contagios, lo que podemos hacer con el aislamiento en el AMBA es retardar la curva y al mismo tiempo achatarla. Lo que hicimos en 80 días es algo impresionante: tenemos el 35 por ciento más de camas de cuidados intensivos. Que un argentino se quede sin atención es algo que como médico no me voy a bancar. La verdad es que si desde el gobierno no se controlaba la pandemia íbamos a tener todas las infecciones de golpe. Es lo que pasó en Nueva York, uno de los sitios con más recursos por habitante y cuando les llegó la ola de Covid-19 estacionaban los camiones en la puerta de los hospitales para trasladar los cadáveres.
-El problema es que las estrategias sanitarias de prevención son invisibles, en cierta medida víctimas de su propio éxito.
-Nadie ve aquello que nunca sucedió. Esta discusión de los últimos días para ver si era una semana antes o después en el fondo fue menor porque lo que íbamos a hacer era prevenir para que la situación no se salga de control. Es muy destacable lo que logró el país: nos unimos a pesar de las diferencias políticas, nos unimos con los diversos sectores público y privado, con la comunidad productiva para abastecernos de insumos críticos como los respiradores, tenemos el apoyo de la comunidad científica para desarrollar desde reactivos hasta tratamientos. En fin, creo que como sociedad la reacción ha sido impresionante.
-Ya que menciona el consenso, ¿por qué a partir del 1° de julio y no desde el mismo viernes?
-Como tenemos que reorganizar de una forma importante el tema del transporte, Rodríguez Larreta propuso que hubieran dos días por lo menos para poder acomodar un poco todo. Al reducir el número de permisos e incrementar los controles, la cosa cambia también. Implica mucha logística que es necesaria adecuar.
-¿Hubo diferencias en las propuestas del jefe de Gobierno porteño y la del gobernador bonaerense en relación a la extensión de la cuarentena y las nuevas restricciones que se impusieron?
-Esto no se puede tratar como si fuera un problema que se termina en la General Paz. El virus circula por todo el AMBA, de manera que todas las medidas que tomemos para restringir la propagación tienen que ser al unísono y ser consensuadas. Lo que ha servido hasta ahora es el consenso. Si se observa la geografía la gran mayoría del territorio se encuentra en otra fase de la cuarentena y viviendo de otra manera. Necesitamos que haya control sin discriminación: buena parte de los casos que surgen en las provincias es porque algún habitante del interior viajó por alguna razón, quizás por trabajo o por lo que fuera, a Buenos Aires. Ello al poco tiempo produce una explosión de 20 o 30 casos, se controlan y vuelven pronto a cero. En Jujuy o Neuquén han aumentado sus contagios y debieron tomar decisiones concretas de retorno a fases anteriores. No podemos relajarnos, hemos logrado un compromiso de la gente que no queremos perder.
-El tema de los runners fue complejo…
-Como se aplicó durante los dos primeros días fue de mucho riesgo. Estaban todos juntos, las personas corrían pegadas. Si se realiza de manera ordenada no debería haber problemas. El inconveniente fue que como se habilitó en la Ciudad esta opción, muchos malinterpretaron que la epidemia se había terminado y no terminó. Estamos muy lejos de eso. Salir todos a correr es una imagen que afloja el compromiso de todos de cuidarnos. Si ustedes quieren el tema de los runners fue un poco de riesgo y mucha gestualidad.
-Desde que comenzó la pandemia uno de los temas clave fue el testeo. ¿Argentina realiza los test suficientes?
-Hay dos test: los serológicos que se realizan en las estaciones de trenes y subtes es para medir la circulación del virus y nos permitió advertir que hubo un incremento en la circulación del patógeno; y los que sirven para el diagnóstico (técnica PCR). El 23 de enero desde Salud ordenamos comprar una cantidad enorme de insumos, de hecho, tenemos en este momento más de medio millón de test en stock. La Ciudad comenzó con el Plan Detectar en mayo y luego lo adoptó la provincia de Buenos Aires. Una de las cosas que resolvimos con los ministros es que vamos a intensificar muchísimo los testeos. Igual el problema no es sólo el diagnóstico, sino también la relocalización de las personas que se detectan. En Europa no existen los barrios humildes que tenemos en nuestro país. Hacer aislamiento en las casas aquí se vuelve mucho más complicado porque requiere una operación logística muy compleja. No es lo mismo tener el 50 por ciento de pobreza que tener porcentajes muchísimo más bajos. Si te enfermás en Berlín es mucho más fácil quedarte en tu casa. La comparación con otras naciones en este punto es injusta, porque la mayoría son testeos serológicos y no de diagnóstico.
-¿Es el caso de Chile, que hizo muchos test pero la mayoría serológicos?
-Seguro. Además si uno quisiera ser contundente con los datos, basta con mirar cómo les va a ellos y cómo a nosotros. Con lo cual, el asunto no se soluciona con más testeos y ya. Estados Unidos lo mismo, tiene una cantidad de testeos brutal. Sin embargo, ello no quita que tengamos que intensificar los testeos, para ello, habrá que trabajar mucho con las jurisdicciones, con los intendentes, con las organizaciones sociales. Hay 3.930 promotores de salud trabajando en los barrios en testeos. Y tenemos 14.235 trabajadores realizando en todo el país en identificación de casos sospechosos, rastreo de contacto, aislamiento y derivación de pacientes. Vamos a promover una nueva oleada de programas voluntarios. En una palabra, vamos a intensificar los testeos, vamos a intensificar la estrategia de búsqueda, aislamiento y relocalización. La OMS recomienda tener una tasa de entre el 10 y el 20 por ciento de positividad, y nosotros estamos un poco por encima de ese porcentaje. Estamos encontrando más positividad, ello es cierto, pero llega un punto en que se deja de abordar el problema a partir de la positividad y se trabaja por nexos, es decir, por contactos estrechos.
-¿Y las muestras?
-Las muestras se procesan a partir de una enorme red de laboratorios públicos. Se ha descentralizado de una manera muy importante el trabajo. Aquí hay otro problema y es el de los laboratorios privados, porque se alimentan de un proveedor (Roche) que está teniendo dificultades. Ello es una desventaja porque sobrecarga mucho el sistema público pero estamos todo el tiempo buscando opciones, procurando termocicladores (PCR) de otros lugares. Pero vuelvo a insistir: el conflicto más grande está en la relocalización de la gente, una vez que le dan el resultado positivo. Muchos no se quieren ir de sus casas, por eso, el trabajo de salud es trabajo comunitario. Se puede salir adelante en el AMBA, tenemos dos megalópolis que han sido ejemplo: Santa Fe y Córdoba.
-El ministro de Salud chileno, Enrique Paris, afirmó que en su país hicieron bien el testeo pero no el seguimiento de casos. Está claro que sólo con testear no alcanza.
-No estoy convencido de que haya sido solo eso. He charlado con él y también con el anterior, tenemos un diálogo muy bueno. Con los ministros de Salud brasileños hemos hablado, pero en el último tiempo han cambiado tanto que siempre lo hicimos con uno distinto. Lo que se muestra fuertemente es que si el Estado no hubiera intervenido en Argentina las consecuencias hubieran sido mucho peores. Y ahora la situación no es muy distinta: el Estado no puede dejar de intervenir en este momento de la pandemia. Por supuesto que habrá habido errores pero en general hubo muchos aciertos. En la actualidad, necesitamos seguir dándonos fuerzas para seguir adelante. Cuando leo algunas opiniones que nos dicen que todas las estrategias que tomamos están equivocadas, en parte, también pienso que están devaluando el trabajo que hasta el momento realizó toda la ciudadanía. Eso vulnera nuestra conciencia colectiva y el desafío de sortear tremenda tragedia: hay medio millón de muertos en todo el mundo y no parece que estemos muy cerquita de parar. Todos los pronósticos son feos. Lo único que no podemos dejar de hacer es lo que hicimos desde el principio, cuidarnos.
-Disminuir el tiempo que se tarda en diagnosticar sería una gran ventaja. ¿El gobierno porteño ha buscado adquirir test importados por su cuenta y no usar los nacionales?
-Todas las provincias y jurisdicciones tienen libertad para invertir todo lo que ellos quieran. La realidad es que toda la inversión para los reactivos y para todos los insumos ha salido de Nación y ello no es nada malo. Al mismo tiempo hay mucho vendedor de ilusión suelto, que te vende tests rápidos que luego son inaplicables en la práctica. Todo lo que sea innovación y mejora en la velocidad de operación para nosotros es bienvenido.
-Para el exministro, Adolfo Rubinstein, la cuarentena no puede ser el único remedio. Sin embargo, la estrategia sanitaria que ha desarrollado el gobierno parece más compleja. ¿Usted qué piensa?
-Rubinstein es un experto en remedios y vacunas, por eso nos dejó sin remedios y sin vacunas.
-¿Por qué en Europa, a pesar de los rebrotes, la curva se acható y en Argentina ello no se logra? ¿Cuál es la diferencia entre sus estrategias de aislamiento y la propia?
-Los muertos. Significaron una tragedia increíble pero también acható la propagación. Pero es muy duro: someter a la población a la estrategia de inmunidad de rebaño y el “sálvense quien pueda”, como hicieron Jair Bolsonaro, Donald Trump y Boris Johnson, es un experimento muy cruel. Cuando vemos estos ejemplos es que podemos sentirnos orgullosos los argentinos de lo bien que enfrentamos la pandemia. No por casualidad somos noticia en diarios internacionales y los colegas de Salud nos llaman para pedirnos consejos e intercambiar perspectivas sobre las diferentes realidades. Debemos continuar con los cuidados, con vigilancia activa para seguir manejándolo.
-En ese sentido la virtud del presidente Alberto Fernández fue haberles hecho caso a ustedes.
-Es notable. Yo le conté en enero que había una cosa rara dando vueltas, que íbamos a comprar reactivos. En febrero empezamos a tomar medidas con los aeropuertos. Después cuando apareció el primer caso empezamos a analizar otras medidas, incluso no pensábamos suspender las clases y lo cambiamos cuando vimos la evolución en otros lugares. La virtud de Argentina fue haber tomado con celeridad las medidas y haberlas tomado todas juntas, como un paquete. Es lo mismo que estamos haciendo ahora. No podemos esperar a que se desborden los servicios. Que se siga manejando con el menor impacto posible. Siempre hay impacto, pero lo cierto es que en Argentina hay muchos menos casos que en otros países.
El plasma
-¿Qué perspectivas presenta el tratamiento con plasma?
-Es una importantísima experiencia que estamos haciendo. El 17 de abril trazamos un plan estratégico para el uso de plasma. Hicimos un registro único de ensayos clínicos para los que se inscribieron un montón de instituciones, tanto públicas y privadas.
-Diputado dio media sanción a la ley para promover la donación de plasma, ¿eso ayuda?
-Sí, eso va a ser de ayuda pero es importante que no pase cualquier cosa. Se necesita un sistema nacional que regularice y regule, y eso está funcionando desde abril. Hay una confusión que me parece importante que no incurriéramos. Ayer hablé con el doctor Fernando Polak y me dijo terminantemente que no tiene ningún resultado concreto para decir que esto funciona. No vaya a ser que ahora salga a pelearse los que reciben plasma y los que no. Los que reciben plasma son voluntarios que se ofrecieron para la experiencia y se usa para las estadios leves, para prevenir que no caiga en una situación más grave. Recién a fin de julio Polak va a terminar su evaluación y va a poder decir si esto sirve o no.
-Martín Insaurralde fue quien lo promocionó curándose…
-Sí, por eso le dijimos de todo a Martín (risas). Otra cosa que me entusiasma mucho es la experiencia que están haciendo varios médicos argentinos con laboratorios argentinos con plasma de caballos. Le inyectan una proteína y el caballo tiene una capacidad formidable de generar anticuerpos. Hubo resultados espectaculares.
-¿Y la vacuna?
-No creo que Argentina tenga capacidad de inventar la vacuna, pero sí tiene capacidad de hacerla. Hay cien laboratorios en el mundo, hay cinco o seis que llevan la delantera. Nosotros estamos conversando con esos laboratorios de distintos países, les dije que queremos que se haga investigación clínica en la Argentina.
Nieto
-A diferencia de lo que pasó con los runners, ustedes siempre le aconsejaron al Presidente permitir la salida recreativa de los chicos.
-Sí, debe ser porque tengo nietos. Esta tarde me escapo a una plaza y lo miro de lejos. Hoy es el cumpleaños de mi nieto mayor, así que voy a donde él va a pasear el ratito que tiene y lo veo.
-¿No hay riesgo con los chicos?
-No, los pibes no tienen riesgo. Los chicos que tuvimos con casos fatales tenían una patología agregada terrible. No se sabe bien porqué los chicos tienen una inmunidad distinta y además nunca tienen consecuencias. Pero en verdad se sabe tan poco… No hay siglo que tenga la velocidad de expansión del conocimiento biológico como éste. Pese a eso, llevamos seis meses sin un adelanto cierto con este virus. Sabemos poco y hay muchas contradicciones. Lo que se sabe una semana a la otra semana no es cierto.
-Por ejemplo, ¿Los asintomáticos contagian?
-Se sabe que contagian, pero no cuánto es esa capacidad de contagio. Se supone que como tienen baja carga viral, tienen menos capacidad de contagio que los otros. Pero igual contagian y como no tienen síntomas, se mueven sueltos. Por lo tanto, también sirve en este caso el aislamiento.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/275102-gines-gonzalez-garcia-y-la-cuarentena-lo-que-ha-servido-hast