El rabino contra la causa del Memorándum

El rabino contra la causa del Memorándum

El mayor referente de los judíos ortodoxos, el rabino Samuel Levin, sostuvo ayer que la DAIA debe desistir de la querella en la causa del Memorándum de Entendimiento con Irán. La organización política central de la comunidad judía, actuando como querellante, jugó un papel decisivo en ese expediente, al punto que acompañó hasta la acusación por traición a la patria tanto contra Cristina Fernández de Kirchner como contra el fallecido ex canciller Héctor Timerman. Sobre todo esta última imputación fue bochornosa en tanto sintonizaba con un viejo prejuicio antisemita: un judío no puede ser leal a la patria. La polémica sobre la actuación de la DAIA, ahora con nuevas autoridades y la presidencia de Jorge Knoblovits, surgió a raíz de la decisión del Tribunal Oral Federal número 8 que revocó la prisión preventiva dictada en esa causa contra CFK. El Tribunal le pidió opinión a la DAIA y la institución se alineó con el fiscal, sosteniendo que no era necesario pronunciarse porque la ex presidenta no está presa. Por un lado quedaron los que sostienen que la DAIA debió apoyar el fin de una prisión preventiva vergonzosa. Del otro lado, están los que afirman que por lo menos la organización de la comunidad judía no se opuso a que se termine la prisión preventiva.

El rabino Levin lidera el Bloque Unido Religioso (BUR) que hoy está a la cabeza de la mutual de la comunidad, la AMIA. Desde esa conducción siempre representó –y representa– las posturas más conservadoras desde el punto de vista religioso: duramente en contra de los casamientos de judíos con no judíos; rechazo del entierro en los cementerios comunitarios de personas convertidas al judaísmo e implacable oposición a las corrientes más renovadoras que, por ejemplo, cometen la “osadía” de tener rabinas mujeres.

Desde el punto de vista político, Levin y el BUR son más bien de la idea de que la comunidad no debe involucrarse demasiado. Y a eso respondieron sus declaraciones de ayer, transcriptas por la Agencia Judía de Noticias (AJN). “Nuestras formas no implican hacer publicaciones (en los medios) o hacer querellas. Nuestra forma es que, si tenemos un problema con el gobierno, directamente tratamos con él. La querella no es la forma”, dijo el rabino. En algún tramo los fundamentos son llamativos: “Debemos recordar siempre que la Torá dice que no se debe ir contra los reyes” y por eso Levin reafirmó: “nuestra política siempre fue no pelearnos con el Gobierno. No discutir con el Gobierno. Siempre buscar la forma de estar bien con el Gobierno. No tenemos que estar bajo el Gobierno, pero estamos bien con el Gobierno y vamos a estar bien con todos los gobiernos que hay en Argentina”.

El papel de la DAIA fue decisivo en la causa del Memorándum y en la prisión preventiva dictada contra la CFK, Timerman y otros dirigentes. La denuncia original fue formulada por Alberto Nisman, pocos días antes de morir. Rechazada inicialmente por los mayores juristas del país –Raúl Zaffaroni, León Arslanián, Julio Maier, Luis Moreno Ocampo y hasta Ricardo Gil Lavedra–; desestimada de entrada nomás por tres jueces federales –María Servini, Rodolfo Canicoba Corral y Ariel Lijo–, la causa quedó en manos de Daniel Rafecas.

El magistrado consideró que la denuncia no implicaba delito alguno, teniendo en cuenta que fue un tratado votado por las dos cámaras del Congreso y que nunca entró en vigencia ya que Irán no lo refrendó y en la Argentina terminó declarándose inconstitucional. Por eso no acarreó ninguna consecuencia concreta: no se levantaron las alertas rojas, no se alivianó la acusación contra nadie, no cambió la situación de ningún imputado. Para colmo, el escrito de Nisman estaba lleno de disparates que Rafecas desnudó. Por ejemplo, señalaba que un supuesto espía, Alan Bogado, había estado en las negociaciones en Zurich y Nueva York, cuando con una simple consulta a Migraciones se hubiera dado cuenta que Bogado nunca salió del país. El demoledor fallo de Rafecas fue confirmado por la Cámara Federal.

Sin embargo, con una maniobra sórdida –la grabación clandestina de un dirigente de la AMIA de una conversación con Timerman que no tenía ningún significado– se armó la trama para la reapertura de la causa, con la DAIA, dos abogados macristas y el juez Claudio Bonadío como principales protagonistas. En ese marco se produjo la grotesca acusación de traición a la patria y el dictado de la preventiva que se hubiera hecho efectivo si la ex presidenta no hubiera tenido fueros por ser senadora. Es más, varios dirigentes fueron presos –Carlos Zanini, Jorge Khalil, Luis D’Elía, Fernando Esteche– y también Timerman hubiera terminado en el penal de Ezeiza, pero eso no ocurrió por su batalla contra el cáncer. Aún así tuvo consecuencias tremendas, porque con el ex canciller en prisión domiciliaria se demoró su viaje a Estados Unidos para seguir con su tratamiento e incluso Washington le negó la visa durante varias semanas. El final fue igualmente dramático, con Timerman teniendo que declarar casi sin fuerzas en un expediente sin ningún sustento. La semana próxima se cumplirá un año de la muerte del ex canciller.

La voz del rabino Levin llega con muchísimo atraso. Es más, cuando el ex presidente de la AMIA, Agustín Zbar, propuso desistir de la querella, se produjo un verdadero terremoto que lo obligó a renunciar. Se verificó así nuevamente el alineamiento de los dirigentes comunitarios con Cambiemos, algo que se vió claro con un ministro, el rabino Sergio Bergman, un secretario de Estado, Claudio Avruj, un diputado, Waldo Wolf y otra ministra Patricia Bullrich, a través de su marido, Guillermo Yanco. Todos ellos fueron referentes dentro de la dirigencia judía que luego saltaron, sin escalas, al gobierno de Mauricio Macri.

Habrá que ver qué efecto tienen ahora las palabras del rabino Levin que pidió “anular” la querella de la DAIA en el expediente del Memorándum. En verdad es una causa que se cae a pedazos. Una buena evidencia es que fue elevada a juicio en marzo de 2018 y en un año y medio ni siquiera se puso fecha para el inicio de las audiencias, porque los tres jueces no deben saber ni cómo encuadrar un delito inexistente.

En los últimos días se menciona que los magistrados Gabriela López Iñiguez, José Michilini y Daniel Obligado están debatiendo la posibilidad de concretar la declaración, en la instrucción preparatoria, del ex titular de Interpol, el norteamericano Ronald Noble. Dado que el centro de la acusación fue que el Memorándum apuntaba a levantar las órdenes de captura con alertas rojas dictadas por Interpol, Noble resulta el protagonista clave, porque era el funcionario a cargo de esas alertas rojas. Durante la instrucción de la causa pusieron toda clase de obstáculos para evitar que Noble declare porque siempre supieron que hundiría la acusación: sucede que Noble, que vive en Dubai, siempre sostuvo que la denuncia de Nisman era falsa y que la mejor prueba es que las alertas rojas nunca se levantaron.

Si Noble declara, habrá que ver cómo repercute su testimonio, porque desnudaría toda la falsedad de la trama. Desde ese punto de vista, la DAIA tal vez no haría mal en abandonar el barco antes que se hunda.El mayor referente de los judíos ortodoxos, el rabino Samuel Levin, sostuvo ayer que la DAIA debe desistir de la querella en la causa del Memorándum de Entendimiento con Irán. La organización política central de la comunidad judía, actuando como querellante, jugó un papel decisivo en ese expediente, al punto que acompañó hasta la acusación por traición a la patria tanto contra Cristina Fernández de Kirchner como contra el fallecido ex canciller Héctor Timerman. Sobre todo esta última imputación fue bochornosa en tanto sintonizaba con un viejo prejuicio antisemita: un judío no puede ser leal a la patria. La polémica sobre la actuación de la DAIA, ahora con nuevas autoridades y la presidencia de Jorge Knoblovits, surgió a raíz de la decisión del Tribunal Oral Federal número 8 que revocó la prisión preventiva dictada en esa causa contra CFK. El Tribunal le pidió opinión a la DAIA y la institución se alineó con el fiscal, sosteniendo que no era necesario pronunciarse porque la ex presidenta no está presa. Por un lado quedaron los que sostienen que la DAIA debió apoyar el fin de una prisión preventiva vergonzosa. Del otro lado, están los que afirman que por lo menos la organización de la comunidad judía no se opuso a que se termine la prisión preventiva.

El rabino Levin lidera el Bloque Unido Religioso (BUR) que hoy está a la cabeza de la mutual de la comunidad, la AMIA. Desde esa conducción siempre representó –y representa– las posturas más conservadoras desde el punto de vista religioso: duramente en contra de los casamientos de judíos con no judíos; rechazo del entierro en los cementerios comunitarios de personas convertidas al judaísmo e implacable oposición a las corrientes más renovadoras que, por ejemplo, cometen la “osadía” de tener rabinas mujeres.

Desde el punto de vista político, Levin y el BUR son más bien de la idea de que la comunidad no debe involucrarse demasiado. Y a eso respondieron sus declaraciones de ayer, transcriptas por la Agencia Judía de Noticias (AJN). “Nuestras formas no implican hacer publicaciones (en los medios) o hacer querellas. Nuestra forma es que, si tenemos un problema con el gobierno, directamente tratamos con él. La querella no es la forma”, dijo el rabino. En algún tramo los fundamentos son llamativos: “Debemos recordar siempre que la Torá dice que no se debe ir contra los reyes” y por eso Levin reafirmó: “nuestra política siempre fue no pelearnos con el Gobierno. No discutir con el Gobierno. Siempre buscar la forma de estar bien con el Gobierno. No tenemos que estar bajo el Gobierno, pero estamos bien con el Gobierno y vamos a estar bien con todos los gobiernos que hay en Argentina”.

El papel de la DAIA fue decisivo en la causa del Memorándum y en la prisión preventiva dictada contra la CFK, Timerman y otros dirigentes. La denuncia original fue formulada por Alberto Nisman, pocos días antes de morir. Rechazada inicialmente por los mayores juristas del país –Raúl Zaffaroni, León Arslanián, Julio Maier, Luis Moreno Ocampo y hasta Ricardo Gil Lavedra–; desestimada de entrada nomás por tres jueces federales –María Servini, Rodolfo Canicoba Corral y Ariel Lijo–, la causa quedó en manos de Daniel Rafecas.

El magistrado consideró que la denuncia no implicaba delito alguno, teniendo en cuenta que fue un tratado votado por las dos cámaras del Congreso y que nunca entró en vigencia ya que Irán no lo refrendó y en la Argentina terminó declarándose inconstitucional. Por eso no acarreó ninguna consecuencia concreta: no se levantaron las alertas rojas, no se alivianó la acusación contra nadie, no cambió la situación de ningún imputado. Para colmo, el escrito de Nisman estaba lleno de disparates que Rafecas desnudó. Por ejemplo, señalaba que un supuesto espía, Alan Bogado, había estado en las negociaciones en Zurich y Nueva York, cuando con una simple consulta a Migraciones se hubiera dado cuenta que Bogado nunca salió del país. El demoledor fallo de Rafecas fue confirmado por la Cámara Federal.

Sin embargo, con una maniobra sórdida –la grabación clandestina de un dirigente de la AMIA de una conversación con Timerman que no tenía ningún significado– se armó la trama para la reapertura de la causa, con la DAIA, dos abogados macristas y el juez Claudio Bonadío como principales protagonistas. En ese marco se produjo la grotesca acusación de traición a la patria y el dictado de la preventiva que se hubiera hecho efectivo si la ex presidenta no hubiera tenido fueros por ser senadora. Es más, varios dirigentes fueron presos –Carlos Zanini, Jorge Khalil, Luis D’Elía, Fernando Esteche– y también Timerman hubiera terminado en el penal de Ezeiza, pero eso no ocurrió por su batalla contra el cáncer. Aún así tuvo consecuencias tremendas, porque con el ex canciller en prisión domiciliaria se demoró su viaje a Estados Unidos para seguir con su tratamiento e incluso Washington le negó la visa durante varias semanas. El final fue igualmente dramático, con Timerman teniendo que declarar casi sin fuerzas en un expediente sin ningún sustento. La semana próxima se cumplirá un año de la muerte del ex canciller.

La voz del rabino Levin llega con muchísimo atraso. Es más, cuando el ex presidente de la AMIA, Agustín Zbar, propuso desistir de la querella, se produjo un verdadero terremoto que lo obligó a renunciar. Se verificó así nuevamente el alineamiento de los dirigentes comunitarios con Cambiemos, algo que se vió claro con un ministro, el rabino Sergio Bergman, un secretario de Estado, Claudio Avruj, un diputado, Waldo Wolf y otra ministra Patricia Bullrich, a través de su marido, Guillermo Yanco. Todos ellos fueron referentes dentro de la dirigencia judía que luego saltaron, sin escalas, al gobierno de Mauricio Macri.

Habrá que ver qué efecto tienen ahora las palabras del rabino Levin que pidió “anular” la querella de la DAIA en el expediente del Memorándum. En verdad es una causa que se cae a pedazos. Una buena evidencia es que fue elevada a juicio en marzo de 2018 y en un año y medio ni siquiera se puso fecha para el inicio de las audiencias, porque los tres jueces no deben saber ni cómo encuadrar un delito inexistente.

En los últimos días se menciona que los magistrados Gabriela López Iñiguez, José Michilini y Daniel Obligado están debatiendo la posibilidad de concretar la declaración, en la instrucción preparatoria, del ex titular de Interpol, el norteamericano Ronald Noble. Dado que el centro de la acusación fue que el Memorándum apuntaba a levantar las órdenes de captura con alertas rojas dictadas por Interpol, Noble resulta el protagonista clave, porque era el funcionario a cargo de esas alertas rojas. Durante la instrucción de la causa pusieron toda clase de obstáculos para evitar que Noble declare porque siempre supieron que hundiría la acusación: sucede que Noble, que vive en Dubai, siempre sostuvo que la denuncia de Nisman era falsa y que la mejor prueba es que las alertas rojas nunca se levantaron.

Si Noble declara, habrá que ver cómo repercute su testimonio, porque desnudaría toda la falsedad de la trama. Desde ese punto de vista, la DAIA tal vez no haría mal en abandonar el barco antes que se hunda. 

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/238323-el-rabino-contra-la-causa-del-memorandum

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